Bajo controversia de grupos “feministas” la espectacular Mujer Maravilla se estrenó en México el pasado 2 de junio.
El legendario personaje de DC Comics, después de tener una participación en la película Batman vs. Superman: el origen de la justicia en 2016, regresó a la pantalla grande en un largometraje sólo para ella.
Todos sabíamos que Superman era hijo de la criptonita y Batman de los murciélagos, mas desconocíamos de donde provenía la mujer de cabellera oscura capaz de salvar a los desvalidos y cautivar a la audiencia.
La isla de las amazonas Temiscira se ubicaba, protegida por un domo dimensional, cerca de Turquía. Ahí nació Diana, hija de la Reina Hipólita quien tenía a su cargo el gobierno de la isla y el bienestar de las amazonas. Las amazonas eran famosas por ser guerras incansables, fuertes y estrategas. Antíope, hermana de Hipólita (en el largometraje) es la encargada del duro y arduo entrenamiento de su armada.
En la pantalla grande es la primera vez que un ejército de mujeres encara una pelea contra los hombres y éstas son más diestras que ellos. En estos tiempos de feminismo, equidad y seudoequidad es impactante el presenciar el cómo las mujeres pueden ser tan fuertes y sagaces como los hombres.
Son fuertes guerreras amazónicas atléticas, leídas, cultas, solteras y autónomas, habitantes de una isla paradisiaca sin tabúes sociales sobre su celibato o su oficio. Así la pequeña Mujer Maravilla crece en un ambiente empoderado en donde sus únicos enemigos es la maldad que origina la guerra y el conflicto, libre de pensamiento, palabra y obra.
Sin que le coarten su libertad de expresión y decisión Diana sale de su isla para proteger el mundo y conocerse a sí misma. La Mujer Maravilla sólo sabía que su misión de vida era terminar con la guerra, sin embargo, desconocía que los conflictos eran alimentados por el ego y libre albedrío de la humanidad y que cada uno actuaba según la ambición de poder de su corazón.
La verdadera transformación de Diana en Mujer Maravilla fue en el momento en que tuvo que vivir entre los hombres, darse cuenta que la voz de la mujer se nulifica por preceptos machistas, de conveniencia o poder en un mundo desarrollado y paradójicamente primitivo de ahí que la percepción de la mujer en ocasiones se perciba como la débil mujercita en apuros, urgida de ser rescatada.
A su llegada a Londres la joven princesa no comprendía por qué la mujer no podía participar en conversaciones o expresar sus ideas, y se extrañaba de tener que cubrirse al tiempo que se preguntaba cómo las mujeres podían luchar al traer tanta ropa encima. Nadie creía que ella fuera capaz de combatir y valerse por sí misma sin la ayuda de un hombre, mucho menos durante una guerra. En este momento, la Mujer Maravilla reposiciona la postura de sus creadores después de la Segunda Guerra Mundial, una feminista que dignificara el papel de su género en el cine de damisela en desgracia.
Así, Diana comienza a conocer sus emociones y concibe la maldad del hombre hasta comprender que la lucha contra el mal nunca terminara y que hay muchos héroes anónimos que se unen al compromiso de salvar a la humanidad llegando al fondo de la situación, arriesgando su vida, su libertad por el bienestar del otro. También descubre que algunos portan máscaras para ocultar su verdadero yo además de sus intenciones de manipular y dañar al mundo sólo por el placer que da el poder.
A lo largo de la película la joven Diana Prince va madurando hasta convertirse en una verdadera heroína, al vencer sus miedos y controlar sus sensaciones para decidir entre lo correcto y sus necesidades emocionales básicas.
Hay dos metáforas visuales profundas y llenas de contenido humano. La primera cuando el Villano aspira, literalmente, el mal para envilecerse y continuar su lucha. Es como cuando la corrupción hace débiles a los hombres, los vence para entregarse al vacío absoluto de la negación del ser donde ya sin escrúpulos es capaz de cualquier cosa sólo para lograr su cometido pese a quien le pese y muera quien no deba morir. La segunda cuando su secuaz villana pierde la media mascara que le cubre el rostro. Con un cuarto de la cara tapada ella parece buena y debido a su manera de caminar y vestirse aparenta ser una mujer pequeña, frágil y desvalida incapaz de inventar un arma mortal mas al perder su máscara se muestra tal cual es, su rostro desfigurado manifiesta la corrupción de valores que lleva dentro.
Quizá muchos puedan decir que la imagen de la Mujer Maravilla es de una mujer con poca ropa que cumple con los estereotipos fetichistas y sexistas, sin embargo, es una heroína fuerte, sensitiva, segura de sí misma y sin tapujos por el pudor instaurado como parte de los valores de la humanidad. Lo mismo podríamos decir de los súper héroes, son hombres de proporciones poco naturales, excesivamente atléticos y ataviados en mallas de bailarina quienes sin pena alguna exhiben su cuerpo como si su vestimenta fuera un body paint.
Seguramente las controversias continuaran con respecto al aspecto de la protagonista y las características de su personaje: mujer célibe, fuerte, sensitiva, inteligente, culta y estratega, un gran golpe para el machismo que impera ante mil y una situaciones, sin embargo, en esta época donde por la trata de blancas y la depravación un gran número de niñas, jovencitas y adultas pierden la vida al ser raptadas, golpeadas y violadas en nuestra ciudad bien vale la pena alentar a las chicas a tomar clase de defensa personal, a ser seguras de sí mismas, de libre pensamiento y acción. Es importantísimo, como lo dice la abuela de Marjane Satrapi, la autora de Persépolis: “mantén siempre tu dignidad, tu integridad y la fidelidad a ti misma”.
Vean la nueva propuesta de la Mujer Maravilla, vale la pena tener otra perspectiva del feminismo y de lo que se puede lograr cuando está bien encausado, el propósito es claro y el mensaje es propositivo.
Para cerrar con broche de oro no pudo ser más innovador y legítimo que la película fuera dirigida por una mujer, Patty Jenkinsese. Por cierto, el lacito que obliga a los hombres a decir la verdad… quisiera tener uno de esos.
Laus Deo
@paulanajber