Hace ya muchos años, en la televisión mexicana existió un programa llamado El Show de Lilibeth y la señora Vallado, en el cual las anfitrionas unas cuarentonas entradas en arrugas pero esbeltas, dedicaban su tertulia a la agenda nacional y local.
Estas elegantes mujeres se decían sabedoras de las versiones reales de los acontecimientos gracias a sus informantes, todos sus amantes dentro de la esfera política y mediática. Y así como tenían aliados a quienes gustosas les pagaban favores con sus atributos físicos, también se hicieron de enemigos poderosos y resentidos. Lilibeth y la señora Vallado estuvieron presentes en la Delegación Benito Juárez el mismísimo 23 de marzo de 1994 cuando el responsable de esa entidad chilanga les hizo saber a las 17:30 horas que Colosio había muerto en Lomas Taurinas, muchas horas antes de que Zabludovsky tuviera la premisa. Estas elegantes damas fueron testigos de cómo el PRI salió de Los Pinos sin balas de por medio, eran amigas de Al Gore, quien una hora antes de las 18:00 de aquel domingo 2 de julio de 2000 les hizo llegar un video donde su gringo amigo gritaba efusivo “Fox, Fox, Fox”. Son comadres de todos los Marcos del Frente Zapatista de Liberación Nacional, ellas conocen al Marcos que escribía, al que hablaba ante los medios, al que no hablaba y sólo montaba a caballo, de todos, recuerde que todos fuimos Marcos. Pareciera que nuestras amigas son viajeras en el tiempo, siempre se enteran de las cosas antes de que los medios lo saquen a la luz pública. Supieron hacerse de fama, de dinero y claro de amantes poderosos, su show fue uno de los más vistos en la televisión nacional, nunca se dudó de sus fuentes pues todo lo que afirmaban era verdad; con decirle estimado lector que aquel 11 de septiembre de 2001 ellas desayunaron con los expertos demoledores de las torres, ¿qué hacían en Nueva York? Lo mismo que todos los medios electrónicos, esperar con cámara en mano y emplazamientos de película de Hollywood el derrumbe de uno de los íconos más emblemáticos de la Unión Americana.
Total, que con el paso de los años Lilibeth y la señora Vallado comenzaron a resentir los estragos de la vida loca y fueron acusadas de abanderar las teorías de la conspiración sin fundamento alguno, ya sabe, puras ocurrencias simplonas según los expertos y exquisitos letrados. Lo que no sabían es que la edad les dio más fuerza y al verse amenazadas por las Notimiento decidieron desempolvar los abrigos de pieles, las boquillas para los cigarros, las botellas de Cinzano y los diminutos bikinis y regresaron a la acción. Con sus eternos 40 y tantos y la esbeltez de sus carnes firmes asaltaron la escena nacional para cubrir a cabalidad las elecciones del pasado domingo, sobre todo la del Estado de México; Lilibeth recordó que su tío, hermano de su mamá le había comentado que en la casa del sur de la ciudad, ahí donde ella vivió de pequeña rentó un departamento una prima de Alfredo del Mazo, así que ni tarda ni perezosa nuestra amiga y su eterna acompañante viajaron en primera clase a la región más transparente para charlar con la familia de Alfredo, sin otro afán más que el de servir a la sociedad y conocer la verdad.
Lilibeth y la señora Vallado compartieron el vino y el pan con estos acomodados personajes y todo para qué, para nada, para confirmar que la maquinaria estaba aceitada y lista como siempre para salir a ganar y claro el contendiente de Alfredo era Andrés Manuel no Delfina, quien por cierto sirvió de elemento adicional para llevar a cabo el experimento social del líder de los morenos, quien a final del día salió triunfador.
Imagínese, el presidente de los morenos estuvo en más del 60 por ciento de los mítines de su candidata, compitió para medir fuerzas únicamente, ni siquiera hizo acto de presencia en el cuartel general de los morenos el pasado domingo, pero el experimento funcionó, ganó perdiendo, dígame usted si no midió fuerzas en el estado que define las elecciones presidenciales, Andrés Manuel quería estar seguro del arrastre que tiene ahora mismo en el ámbito nacional y lo pudo corroborar.
Lilibeth y la señora Vallado sabían que Alfredo ganaría por un margen cerrado, que el acuerdo era dejar a Andrés Manuel en la lona y con eso bajar la espuma de Morena frente a los comicios del próximo año; nada como la lucha por la grande con el enemigo a vencer sin querer admitirlo, y no me refiero al presidente de los morenos, nadie quiere ver que el abstencionismo es el rival a vencer, apenas arriba de la mitad del padrón electoral de esa entidad acudió a las urnas.
Dígame, estimado lector, con todo lo que le pasa a esta pobre nación, con la desatinada política y la poca gobernabilidad que el partido en el poder deja ver, aun así, pudieron quedarse con la joya de la corona… Algo anda mal no cree.
Y después del ensayo del domingo la vida siguió en la República Mexicana, Lilibeth y la señora Vallado consternadas con lo que escucharon en el almuerzo con los Del Mazo decidieron buscar a la comadre Lince; avecindada en el pequeño estado que presume ser el centro del país, la intención era sentarse en el kiosco de la residencia de la comadre Lince a tomar el té de las cinco. Ya entradas en la charla vespertina salió el tema que no atrae los reflectores nacionales por lo insignificante que es, pero que a los medios locales los vuelve locos, por fin tienen algo que reportar; si Guerrero tiene la Isidro Burgos alma mater de personas sin escrúpulos y manipuladores de alumnos por qué no tener en el centro del país algo así, por aquellos lares Antorcha Campesina y al Frente Popular Francisco Villa son los desestabilizadores. En la tierra de la comadre Lince están presentes el PT, el PRD y Morena, qué cosas y mire que la fuente es fidedigna.
Pero como Lilibeth y la señora Vallado no alcanzaron a dimensionar el conflicto, dejaron el tema por la paz y prefirieron pedirle a la comadre Lince, las promoviera por esta hermosa entidad con sus clientes más asiduos, siempre unas cuarentonas entradas en arrugas pero esbeltas son mejores que nada.
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