Educación y normalistas, a contracorriente - LJA Aguascalientes
24/11/2024

El rumbo tomado por los acontecimientos de estos días con respecto a la lucha de las estudiantes de la Normal Rural “Justo Sierra Mendez”, Cañada Honda, es un llamado de atención a la ciudadanía toda y, de manera especial a quienes tratamos de ejercer la ciudadanía acuerpados en un colectivo, como es el caso de Acción para la Democracia, AC, agrupación ciudadana pro derechos políticos en Aguascalientes. Al respecto del tema, consideramos de interés comunitario hacer públicas algunas precisiones.

La Normal de Cañada Honda es y ha sido parte de la comunidad aguascalentense. Muchas familias de la localidad hemos tenido alguna madre, tía, hermana, prima entre sus egresadas y podemos dar fe de los grandes beneficios que las mujeres de Aguascalientes y por conducto de ellas, las familias, la comunidad entera y el país, obtienen de la existencia de normales rurales como la de Cañada Honda.

Las normales rurales se han caracterizado por un alto grado de combatividad para defender sus derechos como estudiantes y como futuros docentes rurales. Sus métodos de lucha si bien tienen qué ver con su origen en organizaciones campesinas radicalizadas, son más bien el reflejo de una lucha a contracorriente por defender la dignidad de la educación en el medio rural mexicano. La llamada reforma educativa de Peña Nieto no ha hecho sino exacerbar el asedio hacia las normales rurales.

La obsesión del gobierno federal por liquidar a las normales rurales dada su combatividad, se ha caracterizado por el impulso de una campaña de desprestigio hacia el magisterio mexicano en general, pero sobre todo hacia las y los estudiantes de las normales rurales. Los amagos de cierre de normales rurales en diferentes lugares del país y los constantes recortes presupuestales a las asignaciones a estas escuelas se han visto coronados con la campaña negra de Peña Nieto y la derecha mexicana, dirigida a denigrar, deslegitimar y descalificar a las y los normalistas.

En el contexto del asedio a la Normal Rural de Cañada Honda, el gobierno amagó con dos medidas claramente dirigidas a provocar el malestar entre las normalistas: recortar la matrícula de ingreso en un 17% (de 120 reducir a 100 el nuevo ingreso) y cambiar la modalidad de normal para mujeres a una normal mixta. La primera de las medidas, es absurda a todas luces habida cuenta de las necesidades apremiantes de maestras y maestros para el campo mexicano. La segunda, de apariencia plural y modernizante, no es sino una decisión que sigue el camino de reducir los espacios ganados para la educación de las mujeres en contra de la tendencia internacional de garantizar mejores condiciones para el acceso de las mujeres a los espacios de trabajo y de realización. Todo ello sin tomar en cuenta que se trata de una escuela-internado.

Entre los días miércoles, jueves y viernes los sucesos en torno a la lucha de las normalistas se sucedieron con la cerrazón de la autoridad educativa local, el crecimiento de los amagos de represión por parte de las fuerzas policiales locales y la indiferencia a las expresiones de antipatía de algunas personas y empresas, algunas de ellas francamente fascistas y de incitación al linchamiento.

El viernes en especial sucedió la agresión de la policía municipal a un camión en el cual se retiraban los estudiantes de Michoacán, a su lugar de origen, después de haber apoyado la lucha de sus compañeras. En estos hechos los estudiantes fueron detenidos y golpeados, además de retenidos sin conocerse su paradero. Hacia la medianoche informaron las normalistas de Cañada Honda que ya se tenía conocimiento de dónde se encontraban sus compañeros y que aunque presentaban fracturas y lesiones varios de ellos, por lo menos habían aparecido todos.

Hoy hemos sabido que la demanda central del conflicto ha sido satisfecha por la autoridad. Por lo menos verbalmente han ofrecido a las normalistas los 120 lugares que solicitaban en la matrícula y el compromiso de que seguirá siendo una normal para mujeres. Todavía falta que cumplan.

A raíz de estos hechos, para la ciudadanía quedan algunos focos de alerta encendidos: 1) seguir con acuciosidad el cumplimiento de lo prometido por parte de la autoridad educativa; 2) seguir rodeando de solidaridad a las normalistas de Cañada Honda por su ejemplar defensa del máximo interés educativo; 3) exigir a la autoridad estatal y municipal una investigación exhaustiva y explicación clara y convincente de la violencia ejercida contra los estudiantes; 4) y como consecuencia de lo anterior, fincar responsabilidades a los funcionarios y servidores públicos responsables del uso indebido de la autoridad; 5) exigir al Gobierno del Estado y al Gobierno del Municipio de Aguascalientes, una campaña de medios dirigida a reivindicar la labor de las estudiantes normalistas de Cañada Honda.


 

Colectivo Acción para la Democracia, A.C.


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