- La forma en la que avanzan las estructuras culturales tienen cierto grado caótico, particularmente las de arte contemporáneo: Cuauhtémoc Medina
- “Las instituciones culturales están bajo custodia, bajo supervisión y bajo crítica”, con la crítica se ayuda a “enderezar” el propósito de los espacios culturales como el ME
La crítica, la supervisión y el debate sobre las instituciones culturales ayudan a que se sigan rutas lógicas por parte de las autoridades en lugar de que se tomen decisiones napoleónicas según el curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), Cuauhtémoc Medina.
El curador en jefe del MUAC de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estuvo en Aguascalientes para ayudar a montar la exposición Azul de Prusia del artista Yishai Jusidman en el Museo Espacio (ME), convirtiéndose en el segundo galerista en intervenir dicho recinto tras Hilario Galguera, quien realizó esta función en las tres pasadas exposiciones.
Según Medina, a pesar de que se tiene la idea de que en la administración cultural se trabaja de una manera lógica, racional y con objetivos o metas claras, lo ciertos es que este proceso es caótico, sobre todo en lo referente al arte contemporáneo: “La forma en la que avanzan las estructuras culturales tienen cierto grado caótico, particularmente las de arte contemporáneo. A veces es efectivamente una decisión de alguien con recursos, hay veces que son decisiones napoleónicas, pero cuando ocurren ese tipo de distorsiones lo que uno confía es que los sectores culturales, la prensa y el debate presione para que algo se enderece, lo cual a mediano plazo ha rendido muchos frutos, pues las instituciones culturales están bajo custodia, bajo supervisión y bajo crítica”.
Esta forma caótica de trabajar ha provocado críticas y discusiones que se han visto reflejadas en la prensa; “Efectivamente con todos los defectos que tiene la académica, a veces la prensa tiene la idea de que esto avanzaría de una manera muy racional o que podría haber una planeación que respondiera a ciertas metas claras que se pudieran llevar a cabo”.
Este ambiente de desconfianza se da en un contexto donde tradicionalmente, lo referente a la cultural y el arte se realiza por decisiones arbitrarias y personales de quien tiene el poder y ante esto los agente culturales han tenido que adaptarse, “No me parece sencillo descalificar que los agentes del arte contemporáneo o los agentes de la ópera tengan que actuar con esa estructura de manejo cultural que tiene una lógica ministerial”.
Ante esto, dijo que le resulta interesante que estas decisiones arbitrarias generen procesos de críticas en la opinión pública, pues esto “Hace que en cierta manera se enderece el camino de ciertas estructuras”.
“El proceso de avance cultural no es estructurado y lógico, hay gestos de una enorme arbitrariedad que uno puede criticar en concreto, esa crítica luego tienen efectos muy benéficos a mediano plazo y hay gestos muy planeados que no tienen los resultados que uno esperaría después”.
Una gran parte de quienes laboran en el sector de la crítica y la curaduría trabajan seriamente para lograr instituciones con transparencia, profesionalismo y formatos entendibles, lo cual se logra poco a poco gracias a la discusión que generan los medios de comunicación.
“Me parece muy bien, es muy sano, que tenemos una cierta reacción de crítica política respecto a los lugares culturales, tenemos que empezar a valorar que las instituciones culturales sí nos importan, no dejamos que pasen por ellas cosas sin ninguna clase de discusión”.
Con referencia al propósito del ME, señaló “cuando hay instituciones nuevas se produce un debate que dura muchos años en torno a los balances de que es lo que se va a presentar ahí, si se va a presentar la escena local ahí, si la escena local tiene la madurez suficiente como para requerir otro tipo de espacios”.