- No puede haber un movimiento fuerte de divulgación de la ciencia, si no hay un movimiento fuerte de ciencia en un país: Julia Tagüeña
- Sólo un 30 por ciento de las instituciones encuestadas tienen planes formales de divulgar la ciencia
Conocer los datos de un diagnóstico, es sólo la primera parte del plan para empezar a generar cambios, la segunda es analizar los resultados e implementar acciones. El libro Diagnóstico de la divulgación de la ciencia en América Latina. Una mirada a la práctica en el campo, constituye así esa mirada inicial que es indispensable, coincidieron especialistas durante la presentación de la obra editada por la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe (Red POP).
Durante la presentación del libro realizada en Universum Museo de las Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), César Domínguez Pérez-Tejada, director general de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la máxima casa de estudios, señaló que esta actividad en nuestros países está aún en sus fases iniciales.
“Necesitamos crear institución en el aspecto de divulgación de la ciencia, que creo que aún está en pañales, y aunque muchos países han avanzado más en esta tarea, todavía es un camino que tiene un recorrido largo, eso nos habla de planes de desarrollo, de documentar lo que está pasando, de una evaluación verdadera de nuestras actividades y del financiamiento en serio”, dijo.
El diagnóstico mostró que sólo un 30 por ciento de las instituciones encuestadas tienen planes formales de desarrollo en este campo, eso significa que la divulgación de la ciencia en gran medida es una actividad que se hace sobre la marcha, en lugar de contar con estrategias, por ejemplo, para el entendimiento entre investigadores y divulgadores.
La doctora Julia Tagüeña Parga, directora adjunta de Desarrollo Científico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), añadió que “No hay forma de que haya un movimiento fuerte de divulgación de la ciencia si no hay un movimiento fuerte de ciencia en un país, necesariamente tienen que ir unidos. Se habla mucho de que los científicos tienen que reconocer la labor de la divulgación, pero también los divulgadores deben reconocer las labores de la investigación; si un divulgador no sigue lo que está pasando en la investigación está fuera del campo”.
Mejorar las estrategias e impactos de la divulgación científica es una labor que ha ido cobrando importancia, sobre todo si se toma en cuenta el actual contexto social.
“La verdad es que la comunicación pública de la ciencia ha tenido recientemente grandes fracasos sociales (…), en Latinoamérica siempre tomamos como referencia a Estados Unidos, decimos: ellos tiene un museo en cada pueblo, han hecho libros fantásticos sobre cómo educar en ciencia, pero tienen una población que no cree en la ciencia, que acepta datos sin ninguna prueba experimental, una población que vota por (Donald) Trump, entonces algo ha fallado, de alguna manera no hemos logrado transmitir el pensamiento científico”, añadió Tagüeña.
Patricia Magaña, presidente de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, enfatizó que profesionalizar la divulgación es un tema central. “Que tengamos el propósito de contar con programas de posgrado, programas de formación académica, pero sobre todo, políticas que den a los divulgadores profesionales lugares en las instituciones o capacidades para hacer sus propias empresas pequeñas, sería una intención central”.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico