Viles chismes / Por mis ovarios, bohemias - LJA Aguascalientes
06/04/2025

 

Me aterra el silencio eterno de esos espacios infinitos

Pascal

 

De boca en boca, el chisme fácil y banal circula entre chelas y se queda en el comentario y la sorpresa, tiende a deformarse, provoca risas, se envilece y en algún momento se desvanece. Cuando no desaparece, esa impresión que nos produjo lo novedoso, el escándalo, nos mantiene al tanto como simples espectadores sin otra función más que estar al pendiente de lo que ocurra para poder opinar. Somos una sociedad de convivencia que no sabe bien cómo convivir.

Los chismes de una noche de éstas versaron de dos chicas que salen con el mismo bato y ninguna de las dos sabe lo que sucede; las triquiñuelas de alguien para ganar concursos literarios universitarios; el chisme repetido después de mil años de aquella fiesta de bienvenida en la que fulana le tocó el bulto a perengano, que al instante casi la golpea sino es que intervienen los que estaban ahí. Chismes. Junto con estos, obvio que salió el tema de la denuncia por acoso sexual en la Autónoma. Como un vil chisme.

Facebook se ha vuelto tribuna para cualquiera. Somos jueces y defensores y nos atrevemos a autoproclamarnos tenedores de la verdad para darnos el permiso de comunicarla a los otros. Exigimos pruebas, revictimizamos, nos olvidamos de condenar los hechos, pero denostamos sin dudar y con reproches las acusaciones y declaraciones para desviar así nuestra atención del verdadero problema: en la Universidad Autónoma de Aguascalientes existe el acoso en todas sus formas.

Los involucrados es este caso en específico ya tienen a quién rendirle cuentas, que ellos se hagan cargo.

Se nos quedó igual en la comentocracia, cuando hace tres años una alumna de la UAA fue drogada y violada en una fiesta. Y de nueva cuenta, los comentarios fueron contra el rector de ese entonces por sus declaraciones, que no vienen ahora al tema porque, otra vez, perdimos el foco: una alumna de la Autónoma fue violada en una fiesta, con maestros y otros alumnos de la Autónoma. ¿Hicimos algo después para ayudarla al menos de manera simbólica, para resarcir el daño? ¿Y los responsables? ¿Y el posicionamiento institucional de la Universidad?


A Blaise Pascal le aterraba la inmensidad del universo, su silencio y todo lo que oculta, en una analogía, a mí me repugna el silencio inmenso, el invisibilizador, el cómplice, el encubridor. El silencio cauteloso. El que ha mantenido mi alma mater hasta ahora que surge el tema de forma escandalosa con relación al acoso y el abuso sexual que se vive en el campus, porque el acoso universitario es una realidad innegable en todos sus grados; que no se reporte y se ventile lo que pasa no significa que no suceda. En todo caso, el revelar cifras y datos siempre tiene un costo que nadie quiere asumir.

Muchos saben que hay profesores que piden favores, sexuales o monetarios, para pasar las materias, que hay compañeros de clase, alumnos que hostigan. ¿Cómo saber la magnitud del problema si no lo atendemos? (Otras irregularidades sólo por hacerlas visibles: La venta de drogas, la venta de exámenes, los profesores incompetentes que mantienen sus plazas o medias plazas sin conocer su materia, sin dar clases, el nepotismo, todo esto para otra ocasión.)

En su autonomía, la Universidad ha omitido la creación de protocolos contra la violencia y hostigamiento sexual por parte de alumnos, profesores y trabajadores de la misma. No hay un posicionamiento sobre los casos que ocurren dentro de las instalaciones ni fuera, como en el caso de antaño. La única campaña sobre el tema en mi paso como estudiante fue el letrero que está a la entrada de Control Escolar, el Violentómetro, que igual funciona como biombo para acomodarse el brasier.

No hay campañas para incentivar la denuncia y proteger a las personas que recurran a ella, así como a los involucrados. No tener información lo que único que propicia es que no se denuncie por temor, por creer que como sucede en todos lados, de forma sistemática, en una universidad o en las calles, las víctimas de agresiones son revictimizadas, que las propias autoridades dudan de su versión, sospechan de algún interés oculto y terminen culpándolas.

De haber protocolos en la UAA este caso al menos no hubiera adquirido las dimensiones que ahora tiene, pues las instancias pertinentes estarían a cargo. Pero no fue así. Apenas el año pasado el Comité Institucional de Equidad y Género de la UAA (que no participó a tiempo en este asunto, así como tampoco Derechos Universitarios) reconoció la necesidad de implementar protocolos para la atención del acoso y hostigamiento sexual, pero en todo este tiempo no ha habido resultados de esto, no hay prevención, aunque suena bonito creer en los objetivos que plantearon en caso de que sucedan agresiones: primero, la reparación del daño, real o simbólico; y segundo, trabajar para que no vuelva a repetirse la agresión. Si la UAA tiene todo el personal especializado como jueces, sicólogos y trabajadores sociales, ¿qué hace que sea omisa ante estos problemas? La falta de acciones la vuelve cómplice, le resta luminosidad, niega la fuente de luz y sabiduría que proclama ser. ¿Para qué esperar, como ahora, a que suceda?

En marzo de este año, el nuevo rector, Francisco Javier Avelar González, reconoció que la institución no cuenta con protocolos para la atención de conductas de violencia y discriminación que se detecten al interior de la comunidad universitaria y aseguró que se está trabajando en ello. Apenas ayer comentó que en este último caso de denuncia de acoso sexual, la universidad debe atender el supuesto de presunción de inocencia, lo cual es completa y rotundamente cierto, todos tenemos este derecho, pero se le olvidó mencionar tan siquiera cómo pretende la UAA resarcir a las afectadas si se dictamina lo contrario. Omisiones.  

Que si llevo el problema más allá, ninguna universidad de Aguascalientes cuenta con estos protocolos. La Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género en su artículo 53 obliga a las instituciones educativas de educación superior del estado a capacitar a la planta docente y administrativa en la prevención y atención de discriminación, hostigamiento, acoso y violencia sexual escolar. Letra muerta.

Va mi experiencia: después del examen médico de nuevo ingreso a la UAA, ese donde te piden todos tus datos y te hacen responder si tienes enfermedades o no, un hombre partícipe de esto me llamó para invitarme a salir. Un hombre que tenía acceso a mi información confidencial. Otro chisme, nomás, como todos estos de los que estamos hablando, que circulan de boca en boca, entre chelas, sin denuncias, sin apoyo, que se queda en el comentario, que tienden a deformarse.

Por una universidad libre de cualquier tipo de violencia y hostigamiento sexual. Se Lumen Proferre.

 

@negramagallanes


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Tania Magallanes

Jefa de Redacción de LJA. Arma su columna Tres guineas. Fervorosa de lo mundano. Feminista.

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