Un hombre que sentó las bases de la investigación histórica profesional en el país
Fue historiador, bibliófilo, bibliógrafo, editor, maestro de varias, miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia desde 1971 e investigador nacional emérito del Sistema Nacional de Investigadores
A 100 años de su nacimiento, la Academia Mexicana de la Lengua recordó a uno de los pioneros de la investigación bibliográfica en México, Ernesto de la Torre Villar, quien hizo grandes aportaciones a la metodología del estudio de la Historia de México.
“Sus libros no son solo didácticos, son verdaderos instrumentos de enseñanza y es uno de los primeros maestros en definir la metodología de la investigación archivista”, reconoció Pablo Gerardo Mora Pérez-Tejada, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la Universidad Nacional Autónoma de México, durante el homenaje que le brindó la Academia en las instalaciones del IIB.
Ernesto de la Torre no sólo fue historiador, bibliófilo, bibliógrafo y editor, sino también fue maestro de varias generaciones a lo largo de 60 años en el magisterio. Fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia desde 1971 e investigador nacional emérito del Sistema Nacional de Investigadores.
Sus principales aportaciones fueron en el análisis de la Colonia y la Independencia de México, el humanismo en la Nueva España, el papel de los misioneros y la historia detrás de la fe guadalupana.
“Su pluma construía con elegancia algunos de los títulos que reflejaba una obra clásica de nuestra historiografía, mientras se disponía en 1970 a dirigir la Biblioteca Nacional. Para cuando ya era miembro de la Academia, seguía investigando textos que lo rejuvenecían. En él, la diversidad de temas no era sinónimo de dispersión, investigaba de todo”, comentó Vicente Quirarte, poeta y escritor mexicano, así como integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
De la Torre Villar, fue uno de los autores más prolíficos con aproximadamente 200 colaboraciones académicas, entre prólogos, artículos, capítulos de libros, conferencias y otros. Entre los más notables está El triunfo de la República liberal, Los Guadalupes y la Independencia o Breve historia del libro en México.
“La escritura de De la Torre Villar fue la de un hombre feliz porque se dedicó a fomentar el conocimiento y la iluminación. Era un hombre nada envidioso ni envidiado, y su gran lección fue buscar el equilibrio. Si hubiera que resumir la obra de Don Ernesto diría que fue un auténtico maestro que utiliza las palabras para construir y modelar un mundo más habitable”, comentó Quirarte, exdirector de la Biblioteca Nacional de México.
El historiador Javier Garciadiego Dantán, se refirió a Ernesto de la Torre como un hombre que sentó las bases de la investigación histórica profesional en el país.
“Nació en una familia de rancheros que vino a asentarse a la Ciudad de México y en 1948 se fue a estudiar a Francia; describía su experiencia como un mundo espeso, nutrido y con archivos abiertos a la investigación. Cuando regresó a México propuso varias formas de abordar los textos y formó parte de la primera generación historiográfica del país que aplicó la metodología aprendida en Francia. No era documentalista, para él, los datos eran insuficientes, siempre exigió que los historiadores tuvieran un punto de vista y que balancearan la historia”, concluyó Garciadiego, ocupante de la silla XXIX de la Academia de la Lengua.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico