- Julio Hernández “Astillero” presenta un libro en que repasa la ineficacia de los gobernantes, la corrupción, el cinismo y la falta de opciones políticas
- Sólo una participación activa fuerte puede motivar los cambios reales
Es imprescindible convertir el encabronamiento en organización y acción; desmontar el discurso simplista y desechar las expectativas mágicas y caudillistas, propone Julio Hernández en su libro más reciente Encabronados (Editorial Planeta), en el que el autor de la columna Astillero de La Jornada realiza un repaso de la ineficacia de los gobernantes, la corrupción, el cinismo y la falta de opciones políticas para poder superar estas circunstancias.
La palabra encabronados es justamente un estado de ánimo que une a la sociedad mexicana en lo general -explica Julio Hernández-, que no se expresa necesariamente en acciones inmediatas, en agresividad, en ruptura de acciones violentas de la gente, pero sí viene de un enojo profundo, de una acumulación, de insatisfacción, de irritación, y en algunos casos de desesperanza porque me parece que estamos en presencia de uno de los ambientes más graves y más irritantes de la historia moderna de México, porque entre otras cosas las fórmulas de atención a la comunidad, a la ciudadanía, son bastante flojas, contradictorias, insuficientes, y todo tienen una fórmula, diputados, presidentes municipales, gobernadores, presidente de la República, todos, pero a partir de factores que les impide defender y atender los caminos e intereses de la población, de ahí viene creo yo, de lo que estamos viendo por todo el país, impunidad, asesinatos, secuestros, robos, problemas económicos, corrupción generalizada, de ahí viene este encabronamiento.
¿Por qué crees hemos permitido que la patria se descomponga a estos niveles de putrefacción?
Julio Hernández (JH): Hay una falta de participación ciudadana generalizada, justamente por estados de ánimo precisamente como el encabronamiento, como el enojo, la crítica fácil en redes sociales, los comentarios trillados… pareciera que la ciudadanía está a la espera de que llegaran soluciones mágicas e individuales de esas personas que llegando al poder dicen cambiar todo en México sin que haya gran esfuerzo, gran contribución, gran participación; y por otro lado también el sistema político, los candidatos suelen desencantar a la gente porque finalmente no representan verdaderas opciones de cambio, yo cumplo 20 años como columnista escribiendo Astillero en La Jornada nacional, 20 años, y debo decir que no veo ningún momento en el cual el voto popular, un proceso electoral haya generado cambios profundos y trascendentes en ninguna entidad.
La crónica periodística de Julio Hernández arranca a partir del gasolinazo y el anuncio que hiciera Donald Trump sobre la construcción del muro, en el segundo capítulo subraya las fallas de comunicación y acción del equipo de Enrique Peña Nieto, no sólo a partir de la invitación a Trump, también la charada del cuarto informe; el columnista da cuenta de los motivos del encabronamiento de la población, ejemplifica con breves testimonios los casos de corrupción más evidentes de este sexenio, para indicar que es hora de exigir a los políticos que ya agitan sus aspiraciones a la presidencia del 2018, respuestas y propuestas verdaderas para la crisis que estamos viviendo.
La tenacidad crítica de Julio Hernández no deja títere con cabeza e, irremediablemente, el final de Encabronados deja un ánimo poco esperanzado a quien busca ese cambio, señala que hay vías posibles, una de ellas, la electoral, pero del PAN describe a los tres posibles candidatos que hay para el 2018 (Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle) los descalifica como opción; en otro capítulo llama al PRI la vía colapsada pero que aún tiene de su lado la maquinaria gubernamental, las políticas asistencialistas y el dinero: sobre Morena señala que es la esperanza del cambio para muchos, pero apunta que lamentablemente la honestidad de López Obrador no se ha transferido automáticamente a sus creaciones políticas, ¿qué opciones deja?
JH: Pienso que son pocas las opciones partidistas que hay el sistema político, esto lo hemos vivido en las últimas décadas, con cambios circunstanciales, pero en general viviendo el mismo tema político que fue propiciado por Jesús Reyes Heroles cuando fue secretario de Gobernación y en 1997 impulsó la reforma política cuando fue presidente de la República José López Portillo, en aquella ocasión se utilizaron dos elementos: uno, el reparto de opciones plurinominales o de representación proporcional a la oposición, lo cual ha hecho que en términos generales la oposición se conforme con rebanadas predestinadas del poder público; dos, el financiamiento a los partidos políticos. Además, no se han cumplido las expectativas de cambio de la sociedad, no en la alternancia en el poder, ya sea Ejecutivo estatal o el Poder Ejecutivo Federal, ni con Fox ni con Calderón, no ha habido jamás los cambios que la gente esperaba, y por otra parte, en aquella reforma de 1997 se produjo el factor del dinero, del mecanismo entregado por el propio Estado mexicano para financiar las actividades de los partidos, ese dinero no ha sido suficiente para la mayoría de los partidos y sus candidatos que han tenido que recurrir al dinero público o bien dinero proveniente de financistas que luego condicionan los servicio políticos, pero yo creo que el sistema político actual está en una crisis profunda. Creo que la gente debe de luchar pero que sean los propios beneficiarios de ese sistema político quienes produzcan los cambios necesarios, pero no parece una opción, sólo una participación activa fuerte, como hemos visto en otros países, es lo que puede motivar los cambios reales.
En Encabronados, el autor de Astillero descarta a los candidatos independientes que ya están en la carrera, y descarta que pueda surgir una opción para que sea la vía electoral la ruta del cambio necesario.
JH: El caso de los independientes lo trato muy al final del libro señalando que no veo por ninguno de los casos esto, hasta el momento en que cerré la estructura del libro, no veo nadie que realmente se ocupe por tener una movilización popular genuina en su entorno, por el contrario, lo que veo es una muy rápida degradación de la figura de los independientes; considerando además los requisitos que se les solicitan para participar y la competencia que tienen en materia de recursos contra la gran disponibilidad que tienen de recursos los partidos. Pero, por otra parte, creo la figura emblemática de este movimiento fue el Bronco, Jaime Rodríguez Calderón, muy rápidamente han entrado lo que algunos columnistas llaman como el formato reciclado de un modelo antiguo independiente, Rodríguez Calderón tenía 30 años de priista sin ninguna postura crítica o renovadora, que de pronto se pone esa etiqueta de independiente y recibe apoyo económico para hacer una campaña enorme y alternativa, y salió adelante. En contraparte está el caso de Pedro Kumamoto, quien de manera genuina ganó una diputación local en Jalisco, entre otros ejemplos que son excepción, por desgracia, no veo que los independientes sean el camino.
En Encabronados no hay una guía simple, un manual de instrucciones, el autor señala que el libro lo planteó así de una manera intencional desde que comenzó a escribirlo, señala Julio Hernández: Si bien en algunos momentos tuve la tentación de dar una respuesta concreta a qué se debería hacer, me pareció que iba a sumarme al enorme catálogo de esas recetas que ya hay, que se siguen dando a lo largo de la política mexicana, a veces propuestas concretas que me parece que luego son fórmulas muy interesante desde el punto de vista social y teórico, pero que el sistema político no permite que realmente se lleven a cabo, por dar un ejemplo, hace unos días escuchamos a Enrique Peña Nieto dando una serie de fórmulas presuntamente detalladas de cómo va a proteger a los periodistas… ¿Alguien le cree? Desconfío totalmente de lo que dice.
Finalmente, agrega Julio Hernández, la gente tiene que ir construyendo su propio catálogo de soluciones. Es increíble que, en México, seamos incapaces de ponernos de acuerdo en familia para ver qué película vamos a ver, ahora llévalo a otro plano, hay un rechazo de la gente a la participación política, pero sólo con la participación se van a poder ventilar y castigar a los culpables de la corrupción, sólo con su participación puede haber funcionarios que hagan bien las cosas.
Coincido con Julio, el hartazgo es generalizado, pero la sociedad se encuentra dispersa, con ideas poco claras respecto a lo que debemos hacer para generar el cambio, no hay unión, ni una verdadera participación ciudadana,; han pasado terribles eventos llenos de sangre y dolor que no han sido suficientes para despertar los ánimos que impulsen la palanca del cambio.