Giovanni nació en 1924, en una Italia unificada luego de los esfuerzos de Garibaldi y Víctor Manuel II por juntar Piamonte, Lombardía, El Véneto, Cerdeña, La Toscana, los Estados Pontificios y el Reino de las Dos Sicilias. Justo dos años después de que el Partido Nacional Fascista postulara como jefe de gobierno a su líder Benito Mussolini.
Es importante conocer el ambiente que rodea en ese momento el mundo para reconocer la influencia que puede ejercer sobre su pensamiento. Hay que conocer el contexto del régimen en el que vive sus primeros años para entender la acuciosidad con la que después analiza la política: tener que haber transitado de la Italia fascista, al estado títere del nazismo conocida como la República de Saló, la misma Saló que Pier Paolo Pasolini asimilara como el infierno de Dante, a la división en 1943 tras el armisticio, al ente antifascista, de ahí a la república fascista y a la república parlamentaria, que es la Italia que conocemos el día de hoy.
Al terminar la gran guerra Giovanni egresa de la Universidad de Florencia como Licenciado en Ciencias Sociales, donde después se perfila como docente de Filosofía y Teoría del Estado, impulsando a la política como ciencia en dicha institución de educación superior, y se convierte en especialista de la política comparada, el sistema de partidos y la democracia.
Siempre combinó la docencia con la doctrina y el periodismo. Sus obras se convirtieron en verdaderos libros de cabecera de los estudiantes de la ciencia política en general y de los estudiosos de la democracia, los partidos políticos y las elecciones en particular. Su campo de estudio fue más amplio, siempre teniendo como eje la democracia. Lo mismo desde el punto de vista de su producto más importante para el Estado como puede ser la constitución a través de su idea de la “ingeniería constitucional” como desde el elemento más importante del Estado, que es el ciudadano, por medio de su brillante ensayo en donde redefine al humano luego de su relación con el aparato creador y recreador de las masas por excelencia: la televisión.
Giovanni fue reconocido en el mundo occidental por depurar diversos conceptos relacionados con la ciencia política, y por rehacer métodos de esta disciplina reciente. Redefinió la democracia, ya no desde su etimología, sino como el régimen de derechos que tiene como sustento la competencia electoral entre partidos, en donde los votantes preconizan ideas, ya sea a favor o en detrimento de los mismos.
He de confesar que me quedo con las dos ideas antes mencionadas de Giovanni. Me detengo en esos dos conceptos que, para muchos quienes hacemos de la democracia nuestro modus vivendi, nos marcaron profundamente desde nuestro paso por las aulas. Él enfatizaba el concepto de ingeniería para crear la constitución, de cualquier nación, pues no solamente define el proceso mediante el cual se constituye, en toda la acepción de la palabra, un país, sino que va más allá, pues lo que el constituyente llegue a plasmar en el documento redefinirá el comportamiento de la población.
En cuanto a la nueva especie señalada como el humano que evolucionó a espectador, tras el poder que le confirió a la televisión, señaló que un mundo concentrado sólo en el hecho de ver es un mundo estúpido, reflexionaba y caracterizaba al hombre de nuestro tiempo, entonces, ya no como homo sapiens, sino como homo videns, es decir, ya no distinguido de entre las demás especies por la reflexión y la generación de abstracciones, sino en una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero no entiende.
Giovanni, como alguna vez escuché definirlo, fue un magnífico provocador, en la doble definición de quien incita, induce y estimula, pero también de quien facilita y ayuda. Y a pesar de que en México pudo haber encontrado tesis y antítesis de sus ideas, expresó de nuestro país que lo sentía en su corazón y apostaba por él.
Dicen que la definición de un clásico es cuando algo no pasa de moda, es digno de imitarse, la clase que contiene es superior y por lo tanto debiera tomarse como modelo por ser casi perfecto. Pues bien, Giovanni ha dejado su cuerpo mortal víctima de una afección pulmonar, y tras su muerte ha nacido Sartori, el Clásico de la Política Moderna.
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