San Petersburgo, Federación Rusa. 3 de abril de 2017. Sigiloso y escurridizo, Akbarzhon Jalilov, ciudadano ruso de origen kirguís, deja su mortal carga en el vagón del metro que cubre la ruta entre las estaciones de Sennaya Ploshchad y el Instituto Tecnológico.
Minutos más tarde, una procesión macabra de gente con el cuerpo ensangrentado comienza a salir del subterráneo. Enseguida, el ulular de las sirenas de las patrullas y ambulancias y el humo negro, que pareciera salir del mismísimo Hades, anuncian al resto de la urbe -que durante la Segunda Guerra Mundial se llamara Leningrado-, que una nueva tragedia se ha consumado.
La escena arriba descrita se relaciona con el presente artículo, el cual tiene por objetivo analizar los hechos ocurridos en San Petersburgo e intentar conectarlos con la reunión que sostendrán en Palm Beach, Florida, los mandatarios de China y los Estados Unidos, Xi Jinping y Donald Trump.
Desde mediados de los años 90 del siglo pasado, Rusia ha estado bajo la espada de Damocles del terrorismo islámico, en su versión proveniente de Chechenia, la república caucásica famosa por su talante independentista y su devoción a la religión de Mahoma. En repetidas ocasiones, los chechenos han hecho sangrar al oso ruso: el Teatro Dubrovka, en 2002, Beslán, en 2004, y Volgogrado -la mítica Stalingrado- en 2013, son ejemplos de la brutalidad de los hombres y mujeres provenientes de esa zona montañosa.
Volgogrado presenció el último ataque checheno de envergadura contra Rusia, pues ocurrió en la víspera de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014. En aquella ocasión, el emir del Cáucaso, Doku Umarov, había incitado lanzar una campaña terrorista para lograr la retirada rusa de Chechenia y, de paso, empañar la cita olímpica.
¿En qué contexto ocurre el ataque terrorista? Primero, las Fuerzas Aeroespaciales rusas han asegurado la supervivencia de su aliado sirio, Bachar al-Assad. Segundo, los separatistas prorrusos en Ucrania han soportado la campaña de desestabilización orquestada en Washington y perpetrada por sus vasallos en Kiev. Tercero, y quizás lo más importante, la Unión Europea ha anunciado que no hay ninguna objeción legal para bloquear el gasoducto ruso, Nord Stream-2, el cual llevará el vapor moscovita a los negocios y hogares de los europeos. Esto constituye una victoria para Moscú y una derrota para Polonia y los países bálticos.
¿Cuál es el mensaje enviado por los autores de la barbarie perpetrada al liderazgo ruso? Primero, ningún lugar en Rusia es inmune al terrorismo islámico. Ello incluye a San Petersburgo, la ciudad natal de Vladimir Putin. Segundo, Rusia deberá estar en alerta, pues en la antesala hay dos eventos que pondrán los ojos del mundo en el país euroasiático: la Copa Confederaciones, a celebrarse en el verano de este año, y la Copa Mundial de Fútbol 2018.
De la gélida Rusia nos trasladamos a la soleada Florida, donde este fin de semana ocurrirá un evento que atraerá los reflectores de la prensa internacional: la tan esperada reunión entre los líderes de China, Xi Jinping, y de Estados Unidos, Donald Trump.
Trump, durante la campaña presidencial y en el periodo de transición, armó un equipo de asesores en materia de comercio internacional famosos por su sinofobia: el representante comercial, Robert Lighthizer, y su principal asesor en economía internacional, Peter Navarro. Tanto Lighthizer como Navarro son conocidos por su postura en contra del déficit comercial que tiene la nación de las barras y las estrellas con respecto a China.
Al aspecto comercial, habría que agregar las tensiones provocadas por: Corea del Norte, los mares de la China Meridional y Oriental, y Taiwán, todo ello hace que cualquier decisión que tome Beijing respecto a Washington y viceversa, tenga la capacidad de “cimbrar al mundo” (Zhou EnLai dixit).
¿Qué necesita hacer China para tratar con el palurdo y furibundo neoyorquino llamado Donald Trump? La siguiente tabla explica:
Tabla de postura china ante Donald Trump
Postura | Significado |
Pragmatismo | China debe y necesita tratar con los Estados Unidos como lo que es: una potencia en relativa decadencia |
Estabilidad comercial | China debe mostrar empatía con los estadounidenses que se sienten perjudicados con la globalización. Esto supondría ofrecer dos “zanahorias” a Trump: invertir en proyectos de infraestructura, para así crear más empleos en la Unión Americana. |
Debilidad relativa | China no debe hacer parecer débil a Trump, al contrario: los lazos entre los Estados Unidos y sus aliados en Asia-Pacífico (Australia, Corea del Sur y Japón) abonan a la estabilidad de la zona y, por ende, de China. |
Fuente: elaborado por el autor con datos tomados de Asia Times y del East Asia Forum.
Finalmente, la reunión en la residencia de Mar-a-lago, “la Casa Blanca del Sur”, supondrá la oportunidad para que Trump y Xi midan fuerzas. Asimismo, lo que estos líderes discutan tarde o temprano, influirá y será influido por las decisiones provenientes del jefe del Kremlin: Vladimir Putin, el hombre más poderoso del mundo, según Forbes.
Aide-Mémoire.- Un camino “largo y sinuoso” le espera al Reino Unido en su negociación por hacer realidad el Brexit; mientras en Venezuela, el abismo fue evitado una vez más.