Originalmente pensé en escribir algo acerca del vigésimo tercer aniversario luctuoso de Kurt Cobain, él murió el 5 de abril de 1994, aunque su cuerpo fue encontrado hasta el 8 de ese mismo mes en su casa de Seattle, Washington. Yo estaba en la Ciudad de México acompañado por dos buenos amigos, Pablo del Valle, coproductor del programa Dimensión Ótica de Radio Universidad, y Enrique Campos, actualmente productor del programa El metrónomo de la misma frecuencia cultural, nuestra visita a la capital del país fue con el fin de asistir al concierto que Pink Floyd ofreció en el Foro Sol de la Ciudad de México, sin duda, uno de los mejores conciertos a los que he asistido en toda mi vida, todavía lo recuerdo y se me enchina la piel.
Pues sí, estábamos en el hotel a punto de salir cuando supimos la noticia de que el cantante, guitarrista y compositor de Nirvana acababa de ser encontrado muerto, noticia nada agradable sin duda.
Pensando en cómo prepararía en Banquete que ahora gentilmente estás degustando, se me ocurrió pensar en la importancia, no sólo de Nirvana, ni de Kurt Cobain, sino de todo el movimiento grunge en el hecho de que el rock recupere su verdadera esencia, todos estos grupos musicales surgidos a finales de los años 80 y principios de los 90 tuvieron mucho que ver para que el rock regresara a sus ásperos y rugosos orígenes.
Como bien sabemos, durante los 80 el rock fue severamente domesticado por la mercadotecnia, lo hemos comentado anteriormente más de una vez, de hecho, todos los grandes grupos de rock debilitaron sensiblemente su sonido, o no sé si esa palabra debilitaron, sea la apropiada, el hecho es que la mayoría de ellos por lo menos suavizaron sus posturas musicales con el fin de entrar de lleno en los engañosos encantos que ofrecían los años 80, ya sabes, el videoclip como forma muy efectiva de promoción musical y al mismo tiempo de contar historias condensadas en tres minutos y medio, y lógicamente por el interés de entrar en la radio comercial, todo esto fue lo suficientemente atractivo para los músicos de rock durante la octava década del Siglo XX, pero no sólo con las jóvenes propuestas del rock, esta tendencia incluyó a algunos de los monstruos sagrados del rock, y más sorprendente aún, sucedió con los académicos músicos representantes del delicioso y ambiciosos rock progresivo, así vimos como Genesis, o si lo prefieres Génesis, en español, abarató su propuesta musical con discos de calidad cuestionable pero con gran aceptación en los medios de difusión comerciales, discos como Abacab, Duke y otros en donde efectivamente encontramos buenos temas musicales, pero muy lejanos al espíritu que esta agrupación inglesa imprimía a su música durante los setentas, especialmente en el tiempo en que cantaba con ellos Peter Gabriel; él mismo, Peter Gabriel, también coqueteó con los 80, aunque en honor a la verdad, nunca perdió la brújula y se mantuvo en estándares de calidad muy altos, aunque Gabriel fue, evidentemente uno de los grandes protagonistas del videoclip. Yes hizo lo propio editando discos como 90125 en donde encontramos su principal éxito comercial, Owner of a lonely heart. Chicago, ya con Peter Cetera tomando las riendas de lo que en los setentas fue la Banda Chicago proponiéndonos un rock muy ambicioso, de finos acabados y con texturas encantadoramente jazzísticas, se conformó con baladitas simples y conformistas, como It’s hard to say I’m sorry, y renunciando por completo a su compromiso con la música.
Pues sí, todo este caos reinaba en los 80 cuando con la nueva década se asoma el grunge desafiando a los sonrientes años 80 y dándoles una bofetada dejándolos en la lona. A mi entender, es en este momento que el rock empieza a recuperar su más íntima esencia, el rock no puede, por naturaleza, ser complaciente con los estereotipos comerciales ni ser dulzón con los guiños de la mercadotecnia, es como coquetear con el objeto de la crítica. El rock nació siendo contestatario, contracultural, desafiante, rebelde justamente por su arraigada negritud de la que jamás, por fortuna, podrá renunciar.
Los músicos de rock progresivo regresaron a sus naturales intereses con el resurgimiento de algunas viejas bandas clásicas del género editando discos que otra vez fueron convincentes. Otras nuevas agrupaciones surgieron dando vida a lo que conocemos como rock neo progresivo, ya sabes, grupos como Quidam, After Crying, Cap, Gerard y muchas más que resultaría imposible mencionar.
Indudablemente el grunge tuvo mucho que ver con esto, los grandes protagonistas de este género que tiene en la Ciudad Esmeralda, Seattle su cuna, misma que vio nacer al mejor guitarrista en la historia del rock llamado Jimi Hendrix, fueron quienes abanderaron este resurgimiento de la naturaleza del rock, Nirvana, Pearl Jam, Alice and Chains, Soundgarden, son algunos de los nombres de quienes se encargaron de recuperar esa superficie rugosa del rock, áspera y cruda, no más peinados extravagantes de los típicos roqueros de los 80, no más sonidos artificiales que no tenían razón de ser, con el grunge es otra vez la ejecución manual de los instrumentos musicales. Los que llevan el estandarte tienen actitudes muy parecidas a los grandes íconos del rock de los sesentas y setentas, encontramos en ellos un poco de Jim Morrison, un poco de Janis Joplin, un poco de Keith Moon. Sí, ahí está el rock otra vez, ahí está para recordarnos que no muere, sólo se transforma, ahí está el grunge levantando la mano para decir, “¡Ey! Aquí estoy y sigo vivo”. Larga vida al rock.
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