No se puede negar que los esfuerzos de nuestras autoridades en esta época del año, se concentran en una de las principales atracciones de nuestro estado, la Feria Nacional de San Marcos, que si bien genera una importante derrama económica para nuestra entidad -esperando como cada año que sea una realidad el que los más beneficiados seamos los propios aguascalentenses- no debiera ser ésta, la única preocupación de los gobiernos.
Me refiero a varias cuestiones que aunque se afirme no se descuidan, la población en general sí siente y cada vez más, las deficiencias que se dan principalmente en los servicios públicos.
Es el caso del desabasto de agua potable en la mayoría de las colonias, especialmente en las populares. Si agregamos que de por sí no hay agua suficiente para cubrir las necesidades de la población, en estos meses de abril y mayo, miles de familias se quedan sin el vital líquido incluso hasta por días.
Las justificaciones por su puesto de parte de la autoridad, no faltan. Que si el robo de las tuberías o que si el ajuste de algunos de los pozos… es decir, no hay un reconocimiento de parte de la autoridad y en específico de la empresa concesionaria de que gran parte del agua que llega a los hogares de los aguascalentenses se tiene que destinar ahora al perímetro ferial, y es que no es poca cosa el dar abasto a los cientos de establecimientos de esta zona, que dicho sea de paso, cada vez es más grande y tiene una mayor demanda.
El servicio de limpia y aseo público también se merma en el resto de la ciudad y qué decir de la seguridad pública. Bueno, en estos días hasta hemos escuchado los discursos de los secretarios en la materia dándonos consejos para prevenir o evitar robos: “La población debemos organizarnos con nuestros vecinos para dejar de ser víctimas de la delincuencia”.
Con bombo y platillo se anuncian los operativos de seguridad para el perímetro ferial al que este año se espera una afluencia superior a los 8 millones de personas, de los cuales siendo temerarios, podríamos afirmar que seguramente casi la mitad va solamente a embriagarse y una parte de éstos -esperemos que los menos- a causar disturbios.
Las leyes por supuesto también son flexibles en esta época del año. Me refiero a las que prohíben la venta de alcohol a menores de edad, o las que no permiten a las personas fumar al interior de los establecimientos, o que tal aquella que pretende evitar el trabajo o la explotación de menores, todas ellas es un hecho se convierten en letra muerta.
No se puede negar que muchos de los aguascalentenses ya no ven a la verbena abrileña como un espacio en el que las familias pueden participar de los vastos eventos artísticos y culturales, de una forma tranquila y sobre todo segura, hoy en día además de padecerla hasta la evitan.
Ojalá nuestras autoridades pudieran ir del discurso a los hechos y tomar las providencias para efectivamente estar en condiciones de ofrecer una Feria disfrutable para todos, sin descuidar las acciones y sobre todo los servicios públicos del resto de la ciudad.
Además, la Feria puede ser como dice el lema, de todos y para todos, hay que dignificarla, ser partícipes y al mismo tiempo mesurados, retomar las tradiciones y asumir nuestras responsabilidades como ciudadanos, pero sobre todo como gobernantes.