El Club de gobernadores
La fotografía es del 1 de diciembre de 2012, en ese entonces circuló como el “Club de Gobernadores” apoya a Enrique Peña Nieto, lo que se destacaba de la imagen era que tras tomar posesión como presidente de los Estados Unidos Mexicanos, los mandatarios estatales de extracción priista lo apoyaban, el Revolucionario Institucional regresaba a Los Pinos y su candidato ganaba la presidencia gracias al trabajo que los priistas hicieron en cada entidad federativa.
Tras la captura de Javier Duarte de Ochoa en Guatemala, la fotografía tomó un segundo aire, otra perspectiva la caracteriza, es la imagen de la generación de gobernadores más corrupta que ha tenido el país, acuerpando a Peña Nieto están, en primer plano, de izquierda a derecha, Rodrigo Medina (Nuevo León), actualmente procesado, atrás de él, Andrés Granier (Tabasco), quien desde 2013 se encuentra preso en un hospital; seguido de Juan Sabines Guerrero, acusado de desvíos de recursos… en fin, que se nos podría ir toda la plana en detallar la suma de delitos, pero ahí están todos, los Duarte, el de Veracruz y el de Chihuahua, que aún se encuentra prófugo, el prófugo Roberto Borge (Quintana Roo), el que abandonó la gubernatura de Michoacán, Fausto Vallejo, Rubén Moreira, Roberto Sandoval, Egidio Torre… Diez de los gobernadores priistas en esa imagen tienen acusaciones en su contra, enfrentan cargos penales, han sido procesados o por lo menos se encuentran bajo sospecha; no contamos a Carlos Lozano de la Torre, porque el actual gobierno panista no ha querido o podido establecer responsabilidad alguna en los actos de corrupción “descubiertos” por la administración de Martín Orozco Sandoval, esos con que los funcionarios panistas se llenan la boca para incendiar el dedo flamígero pero que su ineptitud, por decir lo menos, les ha impedido llevar ante la Ley.
Se dice fácil: la peor generación de gobernadores, también se señala de manera simplista, las muestras de la corrupción del Nuevo PRI, que no es más que el mismo PRI de siempre, pero entre esos gobernadores también están militantes de otros partidos, del PRD, Ángel Aguirre de Guerrero, o el oaxaqueño Gabino Cué y el morelense Graco Ramírez, sobre todo, Guillermo Padrés, gobernador de Acción Nacional en Sonora, actualmente preso. Entonces, no sólo es el PRI la causa, lo han dicho mejor otros: es un problema sistémico, una falla que permite a quienes llegan al poder embolsarse millones, miles de millones de pesos, sin que el Gobierno Federal haga nada, con la complicidad de los Congresos locales, sin que importen las denuncias en la prensa o las sospechas entre la ciudadanía; cada final de sexenio en los estados se repite la historia, sobre todo si hay alternancia, se visibilizan maquinarias gigantescas de corrupción que todo el tiempo estuvieron a la vista de la sociedad, pero de las que nadie dijo nada.
La generación podrida, se dice fácil, porque ya no hay asombro en la revelación de los mecanismos empleados por los gobernadores para hurtar, empresas fantasmas, obra pública jamás realizada, prestanombres, desvío de recursos, nepotismo, lavado de dinero, nexos con el crimen organizado… el que se le ocurra. Hay una diferencia radical entre considerar la corrupción como un problema cultural y una falla sistémica, si bien por usos y costumbres nos cegamos ante el robo en descampado que realizan los gobernadores, lo cierto es que sí hay políticos que no son corruptos, sólo que esos no hacen campaña diciendo que son parte de la ciudadanía, quitándose el uniforme de “políticos” y calándose la gorra de “ciudadanos”, sin importar los años de militancia en el PRI, PAN o PRD, se llenan la boca diciendo que vienen del pueblo y que cuando llegan a gobernar lo hacen atendiendo el reclamo ciudadano de no más políticos corruptos. Y eso es un engaño.
La trampa ya la vimos en las elecciones recientes, cuando los rateros de siempre, renunciaron a su partido porque no los quiso designar candidatos y se presentan como “independientes”, abrazan la bandera de ciudadanos y creen que así les debemos creer que se les quitarán las malas mañas, que sería el problema cultural, pero la ceguera de quienes rodeamos a estos corruptos lo genera el sistema, escuchar una y otra vez que algún día llegarán los recursos del Gobierno Federal, que nos digan constantemente que el Congreso aprobó la cuenta pública, que nos pidan una fe ciega en que ellos, los que acaban de llegar, son diferentes, ¿por qué?, sólo porque lo dicen, porque van a actuar con ética, porque son como nosotros, los ciudadanos.
Yo no les creo, peor aún, estoy seguro que de la siguiente fotografía del “Club de gobernadores”, aunque esté compuesta mayoritariamente por panistas, tarde o temprano se volverá a señalar que muchos de ellos cometieron actos de corrupción.
La fe ciega
El 5 de mayo el Sistema Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales pondrá a funcionar el módulo del Sistema de Portales de Obligaciones de Transparencia de la Plataforma Nacional. En un corto plazo el Sistema Nacional Anticorrupción tendrá que ponerse en marcha. Buenas señales, aunque el Senado siga enfrascado en la “negociación política” para designar un fiscal anticorrupción y le dé largas al asunto en una supuesta búsqueda de un encargado que sea “independiente”, buenas señales porque a pesar de la corrupción de los gobernadores, se establecen las herramientas e instituciones necesarias para la rendición de cuentas, para el ejercicio transparente del gobierno.
Hace unos días, finalmente, el Senado designó a los magistrados que conformarán el Tribunal Electoral en Aguascalientes, organismo autónomo sin duda necesario, sobre todo después de los dos últimos procesos electorales; lo que podría ser considerada otra buena señal, se opaca cuando se reconoce que el Tribunal fue creado sólo en papel, no cuenta con infraestructura ni con presupuesto, y tiene de aquí a octubre para comenzar ya a trabajar.
Empeora cuando el gobernador Martín Orozco Sandoval declara que considera al Tribunal innecesario y alega que el presupuesto que se invertirá en este organismo autónomo podría ser utilizado en otras cosas, en algo para la gente. Según él, la administración pasada no contempló presupuesto para el Tribunal, por lo que habrá que esperar hasta que sea año electoral para instalarlo, aunque para él es “otro aparato inservible, ¿qué resolución da el Tribunal local? eso siempre fue mi postura en el Senado. Al final es la última instancia la que resuelve, o el Tribunal de Monterrey o el de México. No es otra cosa que un recurso que yo podría estar aplicando en infancia”. ¿De veras?, ¿el chantaje sentimentaloide?, ¿va a vender la idea de que el presupuesto que se asigne se le está quitando a los niños?, porque el presupuesto es amplísimo, Martín Orozco, que de acuerdo a su 3de3 no tiene vehículo de su propiedad, seguro que puede cortar las partidas de vehículos asignados a los funcionarios públicos… Y sé que no es lo mismo, pero el gobernador también lo sabe.
Se pone peor, porque, entusiasmado por vender gato por liebre, Orozco Sandoval se quejó de estar obligado a establecer el Sistema Estatal Anticorrupción, para el que tampoco se cuenta con presupuesto y por eso considera que sólo engordan la burocracia: “Este es un sistema que generará burocracia, estamos cayendo en la parte legislativa en crear instituciones para ir cerrándole el camino a la corrupción, pero también estamos desviando muchos recursos legales para gastar en burocracia, en operatividad, en un tortuguismo operativo de los gobiernos por temas de transparencia cuando en realidad sólo basta hacer las cosas con ética, el Sistema Anticorrupción va a generar burocracia y un gasto fuerte”.
Los panistas celebran que, entre la generación de gobernadores corruptos, sólo haya uno de Acción Nacional, cuando se les recuerda, inmediatamente aducen que Guillermo Padrés Elías se entregó voluntariamente a la autoridad, sí, ¿y eso lo exonera de los delitos de lavado de dinero y defraudación fiscal?, porque nadie los acusa de estúpidos, los delitos fueron cometidos y fueron descubiertos. ¿Le faltó comportarse con “ética” al gobernador de Sonora?, por el discurso con que se desmarcan del PRI, ¿no se supone que por el sólo hecho de militar en el PAN deben “hacer las cosas con ética”?
No se puede más que esperar lo peor de quien clasifica como tortuguismo y burocracia los mecanismos para la rendición de cuentas y transparencia (que son resultado de la voluntad ciudadana), detrás de la declaración de que basta “hacer las cosas con ética” se esconde un profundo desprecio por un gobierno abierto al escrutinio público. Sí merezco abundancia, escribió obsesiva la esposa de Javier Duarte de Ochoa, es exactamente lo mismo que está diciendo Martín Orozco Sandoval: Sí merezco que me crean, téngame una fe ciega, porque haré “las cosas con ética”.