Instantáneas de group sex / Lo que uno se encuentra - LJA Aguascalientes
23/11/2024

En las artes visuales, encontrar y mantener por años una personalidad sólida sin repetirse automáticamente, sin caer en el confort de lo conocido o en la senda que marca la aceptación pública no es una empresa fácil. Luis López Loza es uno de esos artistas con un sello tan característico que no importa si es pintura, escultura o gráfica lo que nos presente, su obra es prácticamente inconfundible y me resultaría imposible decir que siempre es lo mismo, porque no lo es. Si bien se ha mantenido fiel a un cierto tipo de estilización que raya en la abstracción y las formas que ha utilizado son muy similares entre sí, son las posibilidades casi infinitas que resultan de las sutiles variantes en sus formas y composiciones lo que nos permite hablar de un “estilo identificable” y no de una “solución agotada”.

La obra en general del Mtro. López Loza se caracteriza por una excelente calidad técnica y posee una potencia visual y una poética de gran influjo, características que el lector puede apreciar en el Museo José Guadalupe Posada desde el 6 de abril cuando fue inaugurada la exposición Colección de Obra, conformada en su mayoría por dibujo, gráfica, algunas esculturas y una pintura.

En su gráfica, López Loza logra calidades de línea que ponen de manifiesto el dominio que tiene sobre la técnica. Sus trayectos negros e intrincados enmarcan pequeños campos de color y nos conducen de manera vertiginosa por toda la estampa. Las tonalidades irregulares, imperfectas por decisión, sobresalen a las zonas de negro absoluto en donde se hunde la mirada del observador. Pequeños abismos entretejidos con formas diversas coquetean a quien los observa. En algunos casos el color se ve matizado por un tenue velo negro que sugiere un blur como de movimiento que se suma al dinamismo de la composición general.

Independientemente de la intención del autor o del título que éste adjudique a cada una de sus estampas, para mí, las imágenes de este artista son pequeñas orgías, festines de piel, instantáneas de group sex estilizadas hasta el punto de posibilitar la amplitud de lecturas… y quizás ahí esté lo interesante de su trabajo (¿acaso del arte en general?): más allá del modelo (o de la existencia del mismo), la traducción que el artista logra es un nuevo lenguaje, un nuevo “algo” que viene a convivir con los conceptos y objetos ya existentes.

El caso de López Loza es verdaderamente particular pues transita la pintura, la gráfica y la pintura sin mayor contratiempo y, lo que es mejor, no intenta repetir las soluciones técnicas de una disciplina en la otra, algo que no sucede con todos los artistas (jóvenes o con trayectoria), piénsese en cuántas veces nos hemos topado con una pintura en la que el autor intenta imitar lo conseguido en su dibujo o en su grabado. Esto sucede cuando el artista no entiende las particularidades del lenguaje de cada disciplina y eso es un error.

La pintura de López Loza, aunque fácilmente reconocible, posee características distintas a sus grabados; más allá de lo obvio que podría ser el gran formato, en ella se puede observar solidez de color y la desaparición de la línea (prefiero pensar algunos de sus trazos como pequeños y extrafinos campos de color). Las texturas, las formas y la interacción de las mismas se perciben de manera distinta en una y otra disciplina. La imagen en la gráfica del Mtro. López Loza se percibe dinámica pero bien contenida en la estampa. En el caso de la pintura, el formato parece serle insuficiente a las formas y los colores. Menciono lo anterior como una cualidad de su trabajo y no como un defecto y considerando además que tal sensación también podría estar condicionada por el tradicional “aire” que se deja entre el límite de la imagen y el borde del papel. Probablemente mi percepción esté más acostumbrada a sus grabados que a su pintura y de manera automática mi cerebro demande ese espacio vacío que rodea la imagen de las estampas.

La obra de Luis López Loza estará en exhibición en el Museo Posada hasta el día 25 de junio y en este punto es pertinente mencionar que en el Museo de Arte Contemporáneo No. 8 se puede observar más obra del mismo artista. Pintura mayormente y un poco de escultura componen lo que se puede entender como una exposición independiente de lo que se exhibe en el Posada pues el conjunto se presenta con un nombre distinto. Al respecto me pregunto un par de cosas:

–¿Por qué dos museos  para el mismo artista?

–¿Habría sido conveniente hacer una curaduría de la misma y presentarla en un solo espacio?


–¿Es una exposición ya armada que se ha mostrado así en otros lugares?

–¿Será el título de la exposición del MAC8 el más adecuado cuando el mármol es minoría y tampoco presenta una pieza clave que haya sido elaborada con ese material? ¿Lo proporcionó el artista?

Por otro lado, la museografía me deja muy insatisfecho. Si bien en el caso del Museo Posada se agradece que la obra ya no tenga como fondo esa madera tipo biblioteca de casa antigua que no hacía nada más que estorbar, no detecto una propuesta que trabaje en favor de la obra. El caso del MAC8 es aún peor pues además de que la disposición de la obra no es la mejor, se insertaron unos gráficos en vinil adherible tipo Cantia que más allá de actuar como apoyos museográficos, ensucian la sala y se detectan evidentemente protagónicos e innecesarios.

No se lea lo anterior como una agresión o como una crítica revanchista y sin sentido, sino como lo que son: preguntas honestas de alguien que sólo pretende sumarse a los grandes esfuerzos que se hacen dentro y fuera de las instituciones. Como un par de líneas que pretenden abonar a la construcción colectiva de nuestra realidad cultural.

 


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