El jueves de la semana pasada, en el estado de Chihuahua, fue asesinada la periodista Miroslava Breach colaboradora de esta casa editora. Con este asesinato se consumen tres a periodistas en este mes de marzo, lo cual nos hace ver que esta profesión es de las más riesgosas en nuestro país, pues se habla del asesinato de ¡123 periodistas! del 2005 a la fecha. A esto hay que agregar que los responsables de dichos asesinatos no han sido detenidos en casi ninguno de los homicidios. Obviamente que la impunidad alienta a los sicarios a seguir en su labor homicida.
Hoy lamento mucho el asesinato de esta periodista, vayan nuestras condolencias a su familia, sus amigos y a esta casa editora en la que fue parte importante en ese estado.
Lo anterior se viene a agregar al descubrimiento de fosas clandestinas, en las cuales reposan cientos de personas que fueron asesinadas por grupos delincuenciales, ¿Y por qué no decirlo? En algunos casos por autoridades corruptas. Esto nos hace ver que el control de la posesión de armas no se ha dado y que el contrabando de las mismas, por la frontera norte, sigue siendo una de las acciones más peligrosas para la estabilidad del país.
Pero esto no es sólo el problema que se está presentando por el tráfico de armas, pues de acuerdo a las denuncias presentadas en las fiscalías estatales, la delincuencia ha aumentado de manera exponencial, pues los robos en el ámbito nacional aumentaron en un 16 por ciento en comparación del mismo periodo del año pasado; en ese mismo bimestre se reportaron 236 mil 380 delitos y en este mismo lapso los homicidios dolosos fueron 4 mil 254 víctimas. Solo en el fuero común se denunciaron 217 secuestros; el robo con violencia de vehículos fue de 8 mil 787 denuncias, lo cual es un aumento significativo contra el mismo lapso del año pasado.
Y así podríamos seguir revisando las estadísticas de los delitos cometidos, y nos damos cuenta del aumento pero debemos de tomar en cuenta que de por sí ya son muy altas las cantidades de los delitos cometidos en los tiempos anteriores, y lo que no se nos dice es cuántos de los delincuentes han sido detenidos, pues son muy pocos. Los robos a camiones de pasajeros en el Valle de México son a diario, y ya la población no interpone denuncias, pues dicen que no se les hace caso, solamente cuando hay un homicidio de por medio se abre una carpeta de investigación, pero hasta ahí llegan las cosas. El decidir a presentar una denuncia ante el ministerio público es sólo cuando el bien robado está asegurado y se exige la denuncia para reponer el daño, pero se necesita una buena cantidad de paciencia para hacerlo, pues comentan que pasan un día completo en que se les reciba la denuncia.
A lo anterior hay que agregar la polémica que se ha desatado en que si el Ejército debe o no auxiliar a las autoridades en la lucha contra la delincuencia, o bien regresar a los cuarteles. Realmente quienes así opinan no tienen idea de lo que dicen, pues si está el Ejército en las calles coadyuvando a la lucha contra el crimen es por la falta de preparación y de capacidad de las fuerzas policiacas, y a solicitud de los gobernadores y presidentes municipales agobiados por la delincuencia y por la exigencia de la sociedad de que se les dé seguridad para vivir en paz.
Desafortunadamente la violencia va al alza y no se vislumbra, de parte de la autoridad, una estrategia para detenerla.