- El procedimiento está médicamente controlado y es supervisado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos
- Depresión, esquizofrenia y trastornos obsesivos compulsivos, entre otras, son las enfermedades siquiátricas que se atienden con este tratamiento
Pacientes con depresión, esquizofrenia, cuadros sicóticos avanzados, trastornos obsesivos compulsivos, con intentos suicidas de alta letalidad e ideaciones homicidas, son candidatos a tratamiento con terapias electroconvulsivas para reintegrarlos a su vida normal.
Esta terapia consiste en provocar una convulsión controlada médicamente, a través de la cual se liberan, de manera masiva e inmediata, neurotransmisores como serotonina, dopamina y acetilcolina, lo que no sucede con los medicamentos antidepresivos.
El médico siquiatra Omar Campos Gómez, jefe del Departamento Clínico de la Unidad Médica de Alta Especialidad Hospital de Psiquiatría Dr. Héctor Tovar Acosta del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que para aplicar las terapias electroconvulsivas se conforma un comité integrado por el director, subdirector, jefe de Enseñanza y jefe de Departamento Clínico del hospital, quien tiene que contar con una valoración del paciente por parte de Medicina Interna. Al equipo de especialistas se unen médicos internistas y anestesiólogos.
Una vez que el comité aprobó la sesión, el paciente es canalizado con solución intravenosa y monitoreado de sus signos vitales. Se ubica en una sala especial, en donde se le aplica anestesia suave y se induce a una relajación muscular. Mediante electrodos colocados en el hemisferio izquierdo y derecho de la cabeza, se hace una descarga eléctrica de acuerdo con su edad para generar una convulsión que dura entre 20 y 40 segundos, con la cual se provoca la descarga masiva de neurotransmisores.
Posterior a ello, viene un periodo llamado “postictal” en el que hay una ligera confusión, de la que el paciente va reaccionando; al cabo de 20 minutos recobra completamente el estado de alerta y se estabilizan sus signos vitales. El procedimiento completo tiene una duración de entre 45 y 60 minutos.
El doctor Campos Gómez señaló que las terapias son seguras, se cuida la integridad física del paciente y se mejora su calidad de vida, sin que le genere prohibición alguna de regresar a sus actividades cotidianas.
Al respecto, aseguró que este tratamiento va encaminado a cuidar la vida del paciente y periódicamente la Comisión Nacional de Derechos Humanos los supervisa.
Dijo que los efectos secundarios dependen del número de sesiones que se aplique, aunque el principal es la posible pérdida de la memoria reciente, lo cual disminuye al espaciarse las sesiones.
Para este tratamiento quedan excluidos los pacientes con arritmias, cardiopatías, menores de 18 años de edad y mayores de 65, con fragilidad ósea o con osteoporosis.
Con información del IMSS