- El libro Teatro y estética del oprimido. Homenaje a Augusto Boal, es una obra coordinada por José Ramón Fabelo Corzo y Ana Lucero López Troncoso
- El teatro de lo oprimido aporta la empatía, la escucha atenta, el reconocimiento de atender el teatro como una construcción que puede involucrar a todas las personas, señalan
Como parte de las actividades que realizan la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) en conjunto con la Universidad de las Artes para conmemorar el Día Mundial del Teatro, el día de ayer se presentó el libro Teatro y estética del oprimido. Homenaje a Augusto Boal, obra coordinada por José Ramón Fabelo Corzo y Ana Lucero López Troncoso que conjunta el análisis, entrevistas, obras inéditas, fotografías, las experiencias e inquietudes así como algunos datos de la vida de un personaje que en Latinoamérica se dedicó a usar el teatro como un arma de expresión para todos aquellos que viven la opresión.
El teatro de lo oprimido, señaló Lucero López, tiene un gran alcance en países de Europa, en Estados Unidos, India y otras latitudes, sin embargo en México ha sido muy poca su difusión, y la importancia de Augusto Boal en este tema reside en que las personas pueden identificarse de una manera más palpable con su trabajo, “Muchas veces cuando me ha tocado leer libros de los grandes teóricos de la tradición europea y norteamericana me quedo maravillada, pero lo veo lejano y aunque uno puede aprender y es conocimiento valiosísimo, cuando leo a Boal digo, esto es mi calle, estas son las broncas que hay en el lugar donde vivo, estos son mis vecinos, estos opresores mugrosos son mis profesores de teatro que me decían que no podía hacer esto o lo otro; esta es mi mamá que me trataba de cierta manera”. Este proceso de identificación con la teoría de Boal tanto en América Latina como en India, por ejemplo, resultan de un proceso mental aprendido, heredado de la colonización, procesos históricos de opresión que tenemos grabados y que aprendemos a reproducir “como nos lo hace Peña Nieto nosotros lo hacemos con el vecino o con el hijo (…) todos nos sentimos aludidos cuando hablamos de opresión porque vivimos en ella, estamos en una sociedad machista, heteropatriarcal, opresiva y violenta, convivimos con ella todos los días, por eso creo que el teatro de lo oprimido es muy necesario, es muy importante que empecemos a usar el teatro para intentar transformar los imaginarios de los públicos a los que llegamos, poderles decir claramente: este es mi problema porque este es tu problema también, cómo le hacemos para cambiarlo juntos.”
Ana Castillo, quien también tiene aportes en la obra, mencionó que el teatro de lo oprimido aporta la empatía, la escucha atenta, el reconocimiento de atender el teatro no como este privilegio del que tiene la voz y el que tiene que escuchar y callar, sino como una construcción que puede involucrar a todas las personas y es por eso que mencionó que el libro está vivo en el sentido de que refleja las preguntas presentes respecto al teatro, al compromiso ético, político y estético que los actores y los estudiantes tienen sobre su trabajo además de servir como un vínculo para las generaciones nuevas que se encuentran desconectadas del teatro latinoamericano que es rico y complejo y que se sigue haciendo, que ahí está.