Esta semana, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, junto con el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, presentaron lo que la actual administración denomina como Nuevo Modelo Educativo, del que apenas nos estamos empapando y reflexionando sobre lo que son sus puntos más básicos.
La verdad es que me resultó graciosa la respuesta a este proyecto por parte de los titulares de dependencias estatales en la materia. En algunos medios nacionales, como es el caso de La Jornada, los funcionarios en educación señalaron que “este esquema será otro más de los sueños guajiros del Gobierno Federal al no contarse con las partidas necesarias para su implementación.
“Sin acceso a recursos suficientes para su puesta en operación, la Reforma Educativa y su nuevo modelo formativo quedarán sólo como un sueño guajiro o mera buena voluntad”, fue la cita del diario.
La falta de recursos económicos es sin duda el factor fundamental que ha impedido que la educación en nuestro país alcance siquiera los mínimos niveles o ya digamos siquiera decorosos, que otras naciones incluso de Latinoamérica han logrado en los últimos años.
El presupuesto que la Federación destina del PIB para la Educación (5.7 por ciento), está muy por debajo de lo que canalizan naciones como Islandia, Dinamarca, incluso Cuba y Argentina, que muestran la superioridad y la eficiencia de sus sistemas educativos que además de innovadores, permiten a los infantes crecer como tales realizando más actividades físicas y recreativas y destinando poco tiempo en las aulas y tareas.
Quizás usted se ha dado una vuelta a las comunidades de nuestro Aguascalientes, a esos lugares, los más alejados de la capital, en donde las escuelas no cuentan ni siquiera con una infraestructura adecuada; no hay los servicios indispensables; y en algunos sitios ni siquiera el mobiliario alcanza para la demanda creciente de los alumnos.
Qué decir de lo que ocurre en estados que siguen viviendo esta “guerra educativa” en la que los espacios son insuficientes y paupérrimos, además de que los maestros siguen enfrascados y luchando por lo que consideran sus derechos como trabajadores.
El planteamiento del Gobierno Federal es que los niños terminen su educación básica y media superior siendo bilingües, con amplios conocimientos de español y matemáticas.
Los cinco ejes con los que se regirá el cambio pedagógico son los siguientes: un nuevo currículum; la escuela al centro; la formación de maestros; inclusión de todos los niños y niñas sin importar origen, género o condición; y la articulación de todas las entidades de gobierno.
Los maestros, además, tendrán una mayor autonomía escolar, podrán decidir algunos contenidos con alumnos, aumentarán su capacitación docente (haciendo énfasis específicamente en el aprendizaje del idioma inglés).
En el caso de la enseñanza media y superior, al egresar los jóvenes serán capaces de expresarse, tendrán buena ortografía y podrán defender sus argumentos.
Al finalizar la secundaria, un joven también podrá “identificarse como mexicano y sentir amor por el país. Debe reconocer la diversidad cultural, étnica y lingüística, además de tener conciencia del papel de su país en el mundo”.
Buenas propuestas, pero ¿qué tan alcanzables?
Los desafíos presupuestales que implicará la aplicación del nuevo modelo en los estados que enfrentan realidades socioeconómicas muy diversas son muy grandes.
La propuesta a falta de recursos será nuevamente la eficiencia, es decir, hacer lo más que se pueda con lo que se tiene; y por supuesto no deberá dejarse de lado la aplicación de un alto nivel de ingenio para saldar las necesidades que se vayan enfrentando conforme se avanza.