No dark sarcasm in the classroom,
Teachers leave them kids alone…
Another Brick In The Wall (Part II) – Pink Floyd
A inicios de esta semana, el Gobierno Federal presentó el llamado Nuevo Modelo Educativo. Este proyecto, que pretende paliar el desastre en la educación nacional, se ostenta como continuidad de aquella reforma laboral para trabajadores de la educación que se vendió como “Reforma Educativa”. Comenzó en 2014 con una consulta, y culminó en 2016 con un documento que se pulió y presentó públicamente el lunes, para ser aplicado -en una primera etapa- en los ciclos escolares 2017-2018 y 2018-2019, cuyos resultados -a decir de la SEP- podrán verse en diez años. Todos los pormenores del documento, sus antecedentes, innovaciones, rutas críticas y demás, se encuentran en el siguiente enlace: https://goo.gl/gE8IJC
Para hacer un primer boceto de análisis, es menester partir de tres premisas base: primero, la relación del Gobierno Federal con los sindicatos educativos (sobre todo con los más virulentos, del sur del país) ha sido -cuando menos- ríspida, y ha dificultado la plena aplicación de las reformas legales en materia laboral para los trabajadores educativos que se legislaron en el paquete de las reformas; es decir, el antecedente viene de un camino sinuoso e incompleto. Segundo, el desastre educativo nacional: en la Memoria de Espejos Rotos 41 le dedicamos la columna a desmenuzar algunos datos de la prueba PISA 2015, nada halagüeños para nuestro país, ya que se nos pone (por ejemplo, en el campo de Ciencias) por debajo de Trinidad y Tobago, Chipre, y Turquía; y al nivel de Georgia, Montenegro, Qatar y Tailandia. Así también, nos colocan como país que invierte en educación solamente el 31% de la media de la OCDE, por debajo de Costa Rica, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana y Perú. En general, de acuerdo al resultado PISA, México está ubicado en el lugar 59 de 71 países valorados. En la misma tónica, el diario El País reporta que México invierte sobre un 5% del PIB en educación, y que un 86% de este dinero se va en pagar salarios. Tercero, el país sufre una innegable problemática de equidad, tanto en la distribución de la riqueza, como en el acceso universal de los servicios; esta inequidad forzosamente se refleja en el ámbito educativo al impactar en la diferenciación por regiones, nivel de urbanización, pertenencia a etnias o grupos específicos, y -por supuesto- desequilibrio en las oportunidades respecto al género.
Dado lo anterior, es que se propone desde la Federación este Nuevo Modelo Educativo, que presume basarse en cinco ejes de acción (en cursivas), cuyo comentario anexo como primer boceto. Estos ejes se copian del documento original, a saber:
- Planteamiento curricular
A partir de un enfoque humanista, y con base en hallazgos de la investigación educativa… se concentra en el desarrollo de aprendizajes clave… con énfasis especial en el desarrollo de las habilidades socioemocionales. Al mismo tiempo, se otorga a las escuelas un margen inédito de autonomía curricular, con lo cual podrán adaptar los contenidos educativos a las necesidades y contextos específicos de sus estudiantes y su medio. Es decir, al parecer, en la SEP apenas han descubierto el Constructivismo como corriente pedagógica. Por otro lado, la posibilidad de adaptar los campos curriculares de acuerdo a necesidades contextuales se antoja bueno, sin embargo, deberán lidiar con las presiones de las secretarías de educación de los estados, con las delegaciones sindicales y ¡Oh, sí! Con las Asociaciones de Padres de Familia (muchas de éstas francamente conservadoras) que ahora podrán meter su cuchara en aras de la contextualización de contenidos.
- La escuela al centro del Sistema Educativo
Se plantea que la escuela es la unidad básica de organización del sistema educativo… Para ello, es indispensable pasar de un sistema educativo que históricamente se ha organizado de manera vertical a uno más horizontal, para gradualmente construir un sistema compuesto por escuelas con mayor autonomía de gestión. Igualmente, en el papel se le bien (Nuño dixit), sin embargo, la aplicabilidad se pone en duda al ver el escandaloso monto de recursos destinados a nómina (en mucho, de control sindical), frente al magro dinero que se va a infraestructocho (Peña Nieto dixit).
- Formación y desarrollo profesional docente
Se concibe al docente como un profesional centrado en el aprendizaje de sus estudiantes, que genera ambientes de aprendizaje incluyentes, comprometido con la mejora constante de su práctica docente y capaz de adaptar el currículo a su contexto específico. Para lograrlo, se plantea el Servicio Profesional Docente como un sistema de desarrollo profesional docente basado en el mérito, anclado en la formación inicial y continúa fortalecidas, con procesos de evaluación que permiten ofrecer una formación continua pertinente y de calidad. ¿Será menester recordarle a la Federación el brete que le significó el haber insinuado siquiera la relación entre evaluación docente y permanencia de plazas ante el sindicato? Amén del tiempo y recursos necesarios para capacitar a quienes -a su vez- habrán de capacitar a los docentes. Hace años se instauró la llamada Carrera Magisterial, que poco hizo para enderezar la nave.
- Inclusión y equidad
El sistema educativo en su conjunto debe proponerse eliminar las barreras para el acceso, la participación, la permanencia, el egreso y el aprendizaje de todos los estudiantes… al mismo tiempo que se toman medidas compensatorias para aquellos estudiantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Volvemos al tema de la infraestructocho. La falta de cumplimiento cabal del artículo 3 Constitucional en la totalidad del territorio nacional se debe en gran medida a dos factores: la capacidad instalada de escuelas funcionales, y la profesionalización docente. Para resolver estos temas se requiere de mucho más que un decreto bien intencionado.
- La gobernanza del Sistema Educativo
Se definen los mecanismos institucionales para una gobernanza efectiva basada en la participación de distintos actores y sectores de la sociedad en el proceso educativo y la coordinación entre ellos: el gobierno federal, autoridades educativas locales, el INEE, el sindicato, las escuelas, los docentes, los padres de familia, la sociedad civil y el poder legislativo. Es decir, otra vez abrir la caja de pandora para que esa perniciosa mezcla de un sindicato anquilosado en sus privilegios y un sector conservador sean quienes delinean tanto los contenidos curriculares como la concreción de las directrices.
Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, dijo en la presentación del nuevo modelo que esto era una “revolución educativa”. Una declaración pomposa desde la administración peor evaluada en muchos años, que más bajas expectativas tiene hacia su cierre de gestión, y que pretende atender una de las grandes catástrofes nacionales, con un sistema educativo cuyas bases están vigentes desde el gobierno de Adolfo López Mateos; es decir, desde hace casi 60 años. Dicho de otro modo, el tema es urgente, y se requiere de mucho apoyo de base social para que el nuevo modelo funcione, pero -sobre todo- de oficio político y voluntad de Estado para que su implementación sea fructífera, porque el tema educativo es de los focos rojos en el desastre nacional.
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