Contrólate, serénate, tente quieto, no te desmandes,
no inventes, no sueñes, no finjas, no exageres, no eleves templos
sobre pobres piedras, no idealices, no sueñes con el paraíso,
no delires:
al fin y al cabo, todo el mundo tiene uno,
hasta los perros y las ratas.
“Le digo a mi sexo”, Cristina Peri Rossi
Deberíamos sentir un mal orgullo al decir que el humano es el único animal que posee la capacidad exclusiva de transmitir una idea sin enunciar: basta una mirada, poner distancia corporal o un signo para que de forma casi universal nos entendamos aquí y en China. En teoría. Y digo casi porque no siempre el receptor comprende que una mirada feroz, alejarse o levantar el dedo de en medio significa que no nos gusta lo que dijo o hizo.
También la palabra es exclusiva de la raza humana. Dije que sentir mal orgullo porque a fin de cuentas es una coincidencia que seamos humanos los aquí reunidos, bien podríamos haber sido cucarachas o flores, y porque la comunicación surgió de una necesidad, no fue por generación espontánea en nuestro cerebro lo que hizo que, bingo, todos empezáramos a hablar una lengua. Por esto mismo resulta tan ridículo que con milenios de historia comunicativa no entendamos todavía el significado de la palabra NO. Not não non nicht nej nel ya dije que no pinche pendejo no.
Y como no la entendemos, unas nos obligamos a todo un vericueto explicativo con el otro de por qué no queremos algo, otros creerán que no significa todo menos no y los demás lo utilizarán para controlarnos.
Primero, esa brevísima y aplastante palabra nos ha sido imposibilitada y a cambio nos hemos pasado una vida diciendo la otra, la positiva, la que nos vuelve buenas, atentas y mejores mujeres: sí. Sí quiero, sí te atiendo, sí te hago, sí me dejo, sí. Aunque no queramos, aunque no estemos convencidas, aunque no lo deseemos. Nótese que hablo en plural para no sentirme tan mal porque soy yo la que luego no encuentra cómo decir no. Por no saber he tenido que pasar por los mayores sinsabores y trabajos, que si creyera en los castigos divinos diría que los merezco por esta discapacidad.
Segundo, en algún momento hubo alguna vez una Tania diciendo no, pero como eso suena tan ajeno a mis labios la gente terminó por entender sí, o poquito, o casi. Y nunca falta el aprovechado. Con toda mi singularidad, sé que hay mujeres a las que les pasa lo mismo. Se nos ha prohibido hacer acto de presencia en todos lados si estamos sujetas a la negación. ¿A cuántas de ustedes les suena familiar el no quería pero tuve qué? O el dije que no pero de todas maneras terminé haciéndolo. Obligadas por nosotras mismas, no no es una opción.
Tercero, está el no que no sale de nuestra boca y que viene de los otros: no engordes, no digas, no goces, no abortes, no pienses, no veas, no sabes, no importas. Y ya dije que no son necesarias las palabras para expresar.
¿Cuántas mujeres alcanzaron a decir no antes de ser asesinadas? No, en un grito ahogado. ¿Cuántas lo han dicho antes de una paliza? No me pegues, entre lágrimas. ¿Cuántas lo dijeron con una seña, con una mirada, con un gesto? ¿Cuántas lo escucharon de su agresor? No te muevas, no grites, no lo digas.
Bonito animal con capacidades exclusivas somos.
He estado tan molesta toda la semana por esto. Molesta porque mientras todo el mundo parece estar bien a mí me sigue faltando autonomía para poder decir un pinche no sin que sea cuestionada, que si me pongo atenta las respuestas son siempre las mismas: ándale; pero por qué; ok, pero espera; deberías decir que sí, y si no quieren decir algo, la ley del hielo será su respuesta a mi negativa. Mientras el mundo se empeñe en malentendernos o contradecirnos, nosotras seguiremos sin existir. No. Seguirán inexistentes nuestras acciones, nuestros procesos. Porque eso sí, todos tienen un no para nosotras, continuarán diciéndonos que dejemos de hacer algo, seguirán afectando todos nuestros dominios. El no ya lo tienes, le dije a una amiga y me pareció una revelación. No. Dejen de interpretarnos, ¿qué tan difícil es entender que cuando decimos no es no?
Coda: Y como panfletista, mañana diré no, no trabajaré el 8 de marzo, porque sí, haré paro. Voy a parar por todas las mujeres que no pueden decirlo.
@negramagallanes