En 2010, María sufrió una de las peores experiencias de su vida. En un hospital del sistema de salud pública, justo antes de dar a luz, fue objeto de una episiotomía, que es una incisión que se practica en el periné de la mujer partiendo de la comisura posterior de la vulva hacia el ano, con el fin de facilitar la expulsión del bebé al momento de nacer. María fue objeto (y uso el término objeto porque fue tratada con tal) de esta intervención sin su consentimiento. Esta intervención, por mala praxis, le causó hematomas en los labios mayores, por lo que los “médicos” tuvieron que intervenir nuevamente a María, cortando nuevamente para que la sangre saliera, suturándola sin anestesia. El sufrimiento y dolor que María experimentó no tienen manera de ser descritos con palabras. Al día de hoy, casi siete años después, María no ha podido recuperar su vida sexual por los resultados de esta intervención negligente.
Violeta, una mujer en Villahermosa, Tabasco, a los 16 años de edad con cuarenta semanas de embarazo fue al Hospital Regional de Alta Especialidad de la Mujer para poder dar a luz auxiliada de un especialista, pero en lugar de eso, fue ofendida por personal que le dijo que “a su edad quién la mandaba a estar embarazada”, que “no anduviera de chillona” y que si aún no había síntomas evidentes de parto, no se le atendería. Violeta tuvo a su bebé en el pasillo de la sala de espera de dicho hospital.
Podríamos decir que estas dos historias representan hechos aislados. No es el caso. Más de 6000 mujeres al día son posibles víctimas de lo que es llamado por los especialistas Violencia Obstétrica.
La violencia obstétrica se entiende como cualquier acción u omisión que patologice los procesos reproductivos naturales y biológicos. Podríamos ejemplificarlo con los tratos deshumanizados por los profesionales de la salud realizados en cualquier etapa del proceso de embarazo.
Seamos más claros.
La enfermera que le dice a una mujer en pleno parto “¿le duele?, pero cuando abrió las patas no le dolió ¿verdad?”; el médico que se burla de la paciente a la que se le rompe la fuente en la sala de espera; la mujer a la que le practican una cesárea innecesaria sólo por ser un procedimiento más fácil; el personal del sistema de salud que, sin autorización de la mujer, introduce un DIU o realiza un ligamiento de trompas para evitar futuros embarazos; los practicantes que toman fotografías de la mujer que está llorando por los dolores de parto y lo sube a internet a modo de meme; todas estas acciones, entre muchas otras, configuran la violencia obstétrica que no es otra cosa que una flagrante violación a los derechos humanos y a la dignidad de la mujer.
En nuestro país, según datos del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE A.C.), casi el 70% de los nacimientos en México se dan por cesárea cuando la Organización Mundial de la Salud establece que como máximo se debe realizar este procedimiento en un 10% de los casos, que son los que realmente pueden ameritarlo. Una cesárea puede salvar vidas, pero también puede ponerlas en riesgo, sin embargo, la ética de los médicos ha sufrido desviaciones y toman la decisión de proceder por vía cesárea a la primera provocación por ser un procedimiento más fácil de ejecutar y por el cual se cobran mejores honorarios.
Se han documentado un número escandaloso de casos de violencia obstétrica en nuestro país. El personal del Instituto Mexicano del Seguro Social y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado se llevan los primeros lugares en denuncias y quejas de violencia obstétrica por parte de su personal. Y el problema persiste.
Pero ¿por qué el título de esta columna es “La Miopía del Feminismo”? Me explico.
Este 8 de Marzo próximo se conmemorará el Día de la Mujer y diversas organizaciones de feministas están prestas a realizar actividades para conmemorarlo. Algunas de ellas con una visión sensata, muchas otras, con tremenda miopía.
Se conocen tres olas del feminismo. La primera ola es un movimiento noble donde las mujeres pedían igualdad ante la ley, poder votar, poder estudiar, poder ser electas, poder heredar, entre otras. La segunda ola fue articulada por el socialismo, en el libro llamado El origen del Estado, la Familia y la Propiedad Privada en el cual sostiene una tesis la cual podría resumirse en una contundente frase: “En la familia el hombre es el burgués y la mujer es el proletariado”. Con ello, Engels convocaba a la mujer a pensar que las cadenas de la opresión de sexos no se romperían sino hasta que se aboliera el capitalismo a través de la revolución del proletariado en la lucha de clases. La tercera ola del feminismo surge en occidente, pero tiene la tesis contraria a Engels, sosteniendo que la revolución de las clases no se dará sino hasta que se dé la revolución de la mujer. El feminismo entonces pasó de ser un movimiento por la igualdad de derechos a convertirse en un movimiento político de izquierda que se preocupó por todas las causas, menos por la causa de la mujer.
Hoy, el feminismo se encuentra en una etapa de diversificación. Existen muchos tipos de feminismos, unos miopes, otros no. Unos buscando proteger los derechos y la dignidad de la mujer, otros orientados al oportunismo político.
Hoy, vale la pena reflexionar el porqué de la existencia de un Día Internacional de la Mujer. Los verdaderos problemas que afrontan las mujeres de hoy en día. Esos problemas no se resuelven cambiando el léxico diciendo “Todas y todos o Todxs”. Eso problemas son de fondo, culturales, que requieren una intervención de la sociedad y del Estado de manera urgente.
Hay muchas mujeres que conmemorarán su día dejando crecer el vello debajo de sus axilas subiendo fotos de esto a Facebook, o compartiendo el famoso video de Justin Trudeau vistiendo playera rosa diciendo que “él es feminista”, comentando emoticonos de corazones.
Personalmente creo que hay que conmemorarlo haciendo visible los verdaderos problemas que enfrentan las mujeres hoy, que son mucho más graves que lo bien o mal visto que es el largo de su cabello. La violencia obstétrica debe ser duramente sancionada, los médicos que incurran en la más mínima de las humillaciones a la mujer deben ser evidenciados, cesados y procesados. El sistema de salud pública debe garantizar la dignidad de las personas y no solo los excesivos derechos laborales de sus miembros. La cultura millennial debe comportarse a la altura y no jactarse de apertura de mentalidad mientras comparten memes de las “mamas luchonas”. Los derechos humanos deben ser respetados sin restricción alguna. Aunque no sea cool ni cómoda su defensa en estos términos.
Si bien lo comenté a través de Facebook, lo vuelvo a hacer público mi comentario. Disculpa, la segunda ola del feminismo no es por Engels. El movimiento fue desarrollado por Friedman, MacKinnon (con los debates de violencia sexual), Davis (con el feminismo racial) y Hierro (en el caso mexicano). Disculpa, pero el lenguaje sí afecta la forma en cómo los individuos se relacionan. “Todxs” es una manifestación política para integrar a los sectores invisiblilizados por la sociedad religiosa y psiquiátrica. Te invito que, en lugar de criticar al feminismo, cuestiones tu privilegio como hombre.