Hace mucho tiempo, la verdad ya no recuerdo cuánto, pero hace ya mucho que no escuchábamos un encore en un concierto de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. En esta ocasión tuvimos la oportunidad de disfrutar uno a cargo del maestro Alexander Pashkov, pianista que ejecutó soberbiamente el Concierto para piano y orquesta de Tchaikovski, se trata de una pequeña pieza para piano, pequeña por la duración, pero enorme en contenido, se llama En el convento del compositor ruso Alexander Borodin, miembro de famoso grupo de los cinco, junto a Cesar Cui, Nikolai Rimsky-Korsakv, Modest Mussorgsky, y el líder del grupo, Mihail Balakirev, grupo de celosos nacionalistas que cuidaban la esencia de la música rusa.
Pero regresando al cuarto programa de esta primera temporada del año 201 concierto de Tchaikovski y finalmente la sinfonía No. 5, OP. 67 en do menor de Ludwig van Beethoven, el director fue el maestro Guillermo Salvador. Si nos damos cuenta, el programa es muy parecido al que la OSA ofreció hace 25 años, en su primer concierto, cuando se empezó a escribir esta hermosa historia de la nueva versión de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, como sabemos en nuestra ciudad existe una gran tradición orquestal que se remonta hasta la primera década del siglo XX, pero sin una continuidad que le permitiera escribir una historia sólida. Ahora esta nueva Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, está ya consolidada en el gusto del público, con una sala de conciertos a punto de estrenar que lo podemos ver como un regalo de aniversario, y sobre todo, lo más importante, siendo ya parte de la identidad, del perfil, del rostro de Aguascalientes. Bien, pues te decía que el programa es muy parecido, sólo que en aquel febrero de 1992 en lugar de Tchaikovski se interpretó el Concierto para piano y orquesta No. 2 de Sergei Rchmaninov con la maestra Guadalupe Parrondo como solista al piano y la dirección del maestro Alfredo Ibarra, salvo este cambio, el resto del programa fue el mismo.
La sala del Teatro Aguascalientes lució llena, como debe ser ante el enorme programa que fue anunciado y con los ingredientes extras que revisten de dignidad un concierto, el director huésped, en este caso el maestro Guillermo Salvador, y el pianista, como ya se ha mencionado, Alexander Pashkov. Es estimulante ver, porque eso está claro, el poder de convocatoria que tiene nuestra Sinfónica, de hecho me queda perfectamente claro que la nueva sala, si algo habríamos de criticarle, es su reducida capacidad, de poco más de 700 personas, por supuesto que insuficiente para nuestra orquesta, y más aún si lo vemos a futuro, lo interesante es el escenario que sea lo suficientemente amplio y lo drásticamente reducido que resulta el del Teatro Aguascalientes con la concha acústica, y justamente ese es el otro aspecto a considerar, la acústica de la nueva sala, pero ya veremos eso en su oportunidad.
El maestro Guillermo Salvador, como siempre, ya lo hemos visto dirigir a nuestra Sinfónica, con un trabajo lleno de experiencia y una batuta que domina perfectamente el repertorio que se la ha encomendado, genial su Sinfonía Quinta de Beethoven con todo el riesgo que representa enfrentar una obra que es conocida por propios y extraños y que no faltará el despistado que quiera escucharla igual al disco que tiene en su casa con la Filarmónica de Berlín y la dirección de Sir Simon Rattle, si es que cuenta con una versión de ese tamaño, siempre se corre el riesgo de ese tipo de comparaciones absurdas y que suelen presentarse cuando se abordan repertorios, conocidos por propios y extraños. En fin, lo cierto es que el maestro Guillermo Salvador nos ofreció una portentosa ejecución de la llamada Sinfonía del destino del genio de Bonn.
Como ya lo hemos comentado líneas arriba, el pianista Alexander Pashkov fue el encargado de ejecutar el Concierto para piano y orquesta No. 1 – Tchaikovski compuso tres, pero este es el más conocido, los demás pasan desafortunadamente desapercibidos- Op. 23. Una ejecución virtuosa de este bello capítulo concertante. No es la primera vez que nos visita el maestro Pashkov, y siempre haciendo un trato muy digno de la música, pero en esta ocasión me pareció muy por encima del nivel que había mostrado anteriormente, su ejecución del concierto de Tchaikovski fue inobjetablemente virtuosa y la cadenza del primer movimiento quedará ahí en la memoria por mucho tiempo, y por supuesto, el encore con el que agradeció los aplausos del público, muchas personas de pie, y que como ya comentamos fue En el convento de Borodin, fue de una intensidad que eriza los vellos de la piel, pero también destacar el hecho que la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, la gran festejada, respondió, como suele hacerlo, con puntualidad a las exigencias del repertorio y del director.
El gobernador Martín Orozco estuvo presente en el teatro, y esto es bueno, un mandatario que tiene interés en la cultura genera buenas expectativas, no como el de la pasada administración que jamás puso un pie, según recuerdo, en algún concierto de la Sinfónica, entiendo que las agendas de un ejecutivo estatal no le permitan estar ahí cada semana, pero si darse sus vueltas de repente, entiendo que es muy sano.
La próxima semana, en el quinto concierto de temporada, escucharemos Los Preludios de Franz Liszt, Tres piezas para orquesta de José Pablo Moncayo y la Sinfonía No. 2 en si menor de Alexander Borodin. La cita con su majestad la música es el viernes 10 de marzo a las 21:00 horas en el Teatro Aguascalientes, todavía la casa de nuestra Orquesta Sinfónica, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario.
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