AMLO, el conservador / Memoria de espejos rotos - LJA Aguascalientes
21/11/2024

If you strip away

the myth from the man,

you will see where we all soon will be…

Heaven on their minds

Jesus Christ Superstar

 

En la actual etapa en la que es inminente ya la sucesión presidencial, los sondeos y encuestas de intención de voto han mostrado un fortalecimiento de las tendencias favorables para AMLO hacia la elección de 2018. El crisol de los presuntos simpatizantes de Morenamlo es amplio: experredistas, expriistas, expetistas, e -incluso- algunos expanistas o cada vez más entes políticos vinculados al ala del empresariado nacional. En consonancia con estos últimos, hay un nicho de simpatizantes que se han cultivado lento, con tiento y tiempo: la derecha mexicana. Esto podría parecer contradictorio, dado el cariz que -desde su inicio- el movimiento de López Obrador ha utilizado para fines propagandísticos; un movimiento popular, de primero los pobres, de republicanismo juarista, de honestidad valiente, más cercano a la izquierda ideológica que a los mochos o a la mafia en el poder. Sin embargo, hay una faceta en AMLO que lo muestra como el posible precandidato más reaccionario, conservador, de abiertas posturas antiliberales y amenazantes a la laicidad del Estado.

Estas contradicciones en el discurso de AMLO pueden bien ser una estrategia política para ganar la simpatía de quienes en 2006 le consideraban un peligro para México, o bien puede ser la verdadera faceta retrógrada de un político que ha usado el discurso liberal apenas para forjarse una imagen contestataria que gane adeptos entre los muchos resentidos con el régimen. Mi hipótesis es la segunda, la del político retrógrada y conservador que aparente ser liberal para hacerse de apoyo popular. Podría afirmar esto a partir del seguimiento de contextos, declaraciones, y acciones públicas del tabasqueño a lo largo de los últimos años. Veamos.

En el tema de los avances progresistas implicados en la inclusión de la diversidad sexogenérica, o en la simple universalización de los derechos humanos, AMLO ha sido reaccionario. En abril de 2012, durante su segunda campaña por la presidencia de la República, tuvo un encuentro con la Conferencia del Episcopado Mexicano, en el que señaló que -de llegar entonces a la Presidencia- sometería a plebiscito los derechos humanos, respecto a las leyes sobre el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, como refiere la nota de Proceso (18/04/2012), en la que se rescatan declaraciones preciosas de AMLO, como las siguientes: “De convertirme en jefe de Estado yo no voy a ser autoritario, no voy a imponer nada. Estos temas delicados los someteré a consulta popular”; o esta, sobre libertad religiosa e instrucción con credo de fe en escuelas públicas y el derecho de los sacerdotes a ocupar cargos de elección popular, que dijo “Para llevar a cabo esas reformas en materia de libertad religiosa es necesario realizar antes las consultas pertinentes”. Pero, desde antes, AMLO ya había dado muestras de su filiación ideológica conservadora en estos temas. Cuando se propuso la Ley de Sociedades de Convivencia en el entonces Distrito Federal, en 2001 (entonces gobernada por AMLO como jefe de Gobierno y con una Asamblea Legislativa a su favor) prefirió no confrontarse con la ultraderecha y dejó esta aprobación en manos de su carnal Marcelo Ebrard hasta 2006. Ahí no para; durante su Jefatura de Gobierno en el entonces DF, AMLO donó cinco predios del GDF a la Basílica de Guadalupe para construir la llamada Plaza Mariana, congratulándose con el impresentable Norberto Rivera. Igualmente, en la tendencia mocha de AMLO, respecto a la interrupción legal del embarazo, puso en la congeladora una propuesta de ley que otorgaba el derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos. No sólo eso, sino que sus operadores políticos -otro impresentable, René Bejarano, entre ellos- cabildearon con activistas feministas e integrantes de la comunidad LGBTTTI para “administrar” sus demandas a cambio de apoyo para AMLO, con lo que no pocos activistas de la diversidad sexual y grupos de defensa por los derechos de las mujeres finalmente cedieron y -a la postre- se desencantaron por el conservadurismo de AMLO, luego de la elección de 2006. Con esa dignidad es con la que AMLO porta el Águila Juarista como emblema.


Hay más. En diciembre de 2016, el Senado de la República aprobó el uso medicinal de la mariguana, en lo que podría considerarse como un primer paso hacia marcos de legalización más amplios; sin embargo, para esa votación histórica, los senadores cercanos a AMLO, como Layda Sansores, Manuel Bartlett y David Monreal, votaron en contra de la legalización. Una medida conservadora acorde con los panistas opositores a Gil Zuarth en el debate de la mariguana.

También es reaccionario y conservador respecto a su relación con los sindicatos con prestigio desgastado, cuya función política como grupos de presión ha sido la de conservar privilegios inmorales para sus dirigentes, a cambio de -entre otras prebendas- la perpetuidad hereditaria en el trabajo transmitido generacionalmente a los agremiados, creando una casta laboral opositora a la movilidad social. Tres perlas para ilustrar esto: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). Vamos por partes con algunas viñetas:

*En materia de progreso educativo en México, si hay algo peor que el SNTE es la CNTE. Para nadie es un secreto que la CNTE y AMLO convergieron entre 2013 y 2016 en las acciones políticas de la Coordinadora en Oaxaca, Michoacán y Guerrero, al capitalizar la animadversión contra la llamada Reforma Educativa, y que -incluso- legisladores morenistas defendieron arduamente a la CNTE luego de sus actos vandálicos disfrazados de “resistencia civil”.

*Carlos Salinas ha sido el eterno némesis de AMLO. Una de las acciones más drásticas que tomó CSG apenas al llegar al poder fue decapitar al SNTPRM con la celada que le tendió a su entonces dirigente Joaquín Hernández Galicia, La Quina, acusándolo de homicidio y delincuencia organizada. Uno de los grandes defensores de este cacique sindical fue AMLO, quien desde 1997 respaldó a la Quina a fin de hacerse del apoyo de base que éste aún conservaba en el sindicato. Esta relación está ampliamente documentada en La Crónica (https://goo.gl/KoY8yN). Recordemos también que la toma de pozos petroleros en Tabasco realizada por AMLO luego del fraude electoral del PRI en la elección local de 1994 no pudo haberse realizado sin el apoyo de base del propio gremio, entonces opositor al pillo Romero Deschamps, quien fue impuesto por CSG luego de la defenestración de La Quina. Al tiempo, Hernández Galicia le reprocharía a AMLO su cercanía con los salinistas Camacho Solís y Ebrard Casaubón, pero esa es otra historia.

*Respecto al SME, el extesorero de ese sindicato, Alejandro Muñoz Reséndiz, afirmó que su secretario general -Martín Esparza- entregó “dos millones de pesos mensuales -al menos 66 millones de pesos en total- a Andrés Manuel López Obrador, de 2006 a 2012”. Según nota de El Economista (27/06/2012), a palabras de Muñoz, ese dinero se usó para financiar el plantón en Reforma y para el movimiento de AMLO, lo que le valió que en 2012 el sindicato fuera demandado por sus trabajadores a causa de la malversación del patrimonio sindical con recursos que pertenecían a los agremiados jubilados y liquidados de Luz y Fuerza del Centro desde 2009. Recordemos que AMLO impulsó a Martín Esparza como candidato plurinominal del PT a la legislatura federal en ese año.

Otros sindicatos que han apoyado a AMLO -al menos desde 2012- son el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), y el Sindicato de la UNAM (Stunam).

Es más, AMLO es tan conservador, que hasta movimientos de ficción revolucionaria -como el del Sub Comediante Marcos- pronto se deslindaron de él. Todo esto sin abundar en la faceta antidemocrática de López Obrador, con sus asambleas a mano alzada, o sus candidaturas “por sorteo”, que de eso podría escribirse otro texto aparte.

Luego de lo anterior, podemos afirmar que el concepto de “progresismo” que postula AMLO es más parecido al anquilosado nacionalismo setentero del partido de masas, y de los mesianismos caudillistas que comparan a Fidel Castro con Nelson Mandela. Dado esto, AMLO es más conservador que el Glutamato Monosódico (badum tsss). En este sentido, pensar que votar por AMLO significa votar por la izquierda más desarrollada es un craso error que corresponde con el bajo nivel de pensamiento crítico en el electorado más vulnerado. ¿Esto le parece duro? Le invito a desmentirlo.
[email protected] | @_alan_santacruz | /alan.santacruz.9


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