De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de los Hogares del Inegi, en el país existían 31 millones 374 mil 724 hogares, en donde vivían 119 millones 729 mil 273 personas (2015). El 1.4% del total vivían en viviendas en vecindad prácticamente en su mayoría urbanas. Aguascalientes, de contar con 2 mil 265 viviendas en vecindades y albergar en ellas a 8 mil 567 en el año 2000 (el 1.13% del total); para el 2010, diez años después, sólo había mil 28 viviendas que se encontraban aún dentro de las vecindades (menos de la mitad en 10 años), como reminiscencia del pasado porque ya no se están construyendo viviendas con este formato. Las viviendas en vecindad, al último censo representan el 0.35% del total de viviendas contabilizado en 290 mil 777.
Conforme a la ENH, solamente el 39% del total de antaño, o 3 mil 315 personas, continuaban viviendo en vecindades en Aguascalientes, cuando en el país, cerca del medio millón de hogares se encontraban aún en estas condiciones representando al 1.4% del total de las viviendas mexicanas.
De hecho, actualmente deben quedar aquí un número menor de 700 viviendas aguascalentenses en vecindad, con un máximo de dos mil personas residiendo en esas condiciones. No así, en las nuevas modalidades de edificios de departamentos o incluso cotos donde se vive en un predio de condóminos.
Los registros del pasado nos indican que poco más de tres decenas de vecindades existían en la ciudad hace un siglo (alrededor de 1910). Era notable la ausencia de estas viviendas en el centro de la urbe, en contraste con su abundante presencia por los rumbos sur y norponiente.
Gerardo Martínez Delgado describe en su texto: “En busca de la ciudad invisible: habitación, barrio e itinerarios urbanos en los márgenes de Aguascalientes a principios del siglo XX” que a partir de 1900, los nombres, direcciones y referencias se fueron multiplicando: la vecindad de San Pedro, la del Relámpago, la de Jesús, la Constancia, la de San Juan Nepomuceno, Del Refugio, Del Siglo XX, De la Purísima, Del Carro, y otras bautizadas con el apellido del propietario: La de Baker, la de Carreón, la de los Calzadas, la de Don Juan Díaz y muchas más. No aparece ninguna vecindad en el perímetro que había ocupado y seguía habitando la élite en las manzanas circundantes de la Plaza Principal. Las más cercanas a esa área se encontraban por el sur, pero era un rumbo que no tenía casas importantes, justo detrás de los Palacios de los poderes estatal y municipal.
Encuentra Gerardo Martínez Delgado, que también existía una zona de cuartos en las calles aledañas al arroyo de los Adoberos, que cruzaba la ciudad: de uno de sus lados, por las calles de San Juan Nepomuceno, El Olivo y La Estrella, y del otro, por la de Washington, la misma de El Olivo y por la calle de Los Pericos. Hacia el otro costado, también por el sur, se encontraban al menos siete casas de vecindad: tres por las calles Del Circo y Del Castillo -una notoria zona de prostitución-, y otras más alrededor del Hospital Hidalgo, el rastro y las calles cercanas al arroyo del Cedazo.
De esta forma, y de acuerdo con el mapa, podemos definir que aparecen cuatro grupos más o menos definidos de éstas habitaciones. Uno, en las últimas calles de Nieto, en el extremo poniente de la urbe. Otro en el oriente, donde no mucho antes sólo había huertas. El más numeroso, en el extremo norte, por las últimas calles de Tacuba, teniendo entrada por ésta o por las que de ella partían perpendicularmente, como las de la Mora, Terán y La Morita. Finalmente, un cuarto grupo se forma alrededor y hacia el norte del barrio de Guadalupe, la zona donde se empezaban a construir las colonias México y del Carmen y que, si no en ese momento, con el paso de los años se convertiría en el sitio por excelencia de vecindades en la ciudad.
El tamaño de los hogares en Aguascalientes, siempre ha sido alto, por lo que vivir en cuartos de vecindad no resultaba propicio para vivir, dado el nada recomendable hacinamiento; aún siguen siendo los hogares locales de los más numerosos del país.
Fuente: Encuesta Nacional de los Hogares (ENH) en 2015, en la que se recabó información sobre aspectos demográficos, educativos, de salud emocional y física de las personas; así como la composición de los hogares, condición de las viviendas, entre otros.
A la gente que habitaba en las vecindades, se le ofrecieron, en el pasado reciente, pies de casa para que vivieran en los desarrollos de interés social que se fueron construyendo en la periferia de la ciudad; y a los dueños de muchas vecindades se les autorizó otro uso de suelo (básicamente comercial) para aprovechar su ubicación y darles otra imagen y fisonomía a los lugares en donde en alguna época proliferaron las vecindades.