En nuestro último viaje a la Ciudad de México, visitamos la Cineteca Nacional, como es debido, claro está, y nos comentaron que la directora y productora del documental Bellas de Noche, María José Cuevas, había tenido que ir a la máxima casa del cine en México para explicar su trabajo pues los jóvenes que llegaban a ver la película no la comprendían, la pregunta es ¿por qué no?
Naturalmente, el cine de ficheras existe y existió gracias al morbo, si el desnudo, la sexualidad, el coito fuera visto como algo natural dentro de nuestro ideario colectivo mocho, ese género cinematográfico, así como el porno, no se realizarían.
Al parecer, entonces, en los sesentas y ochentas estaba el público más abierto a los espectáculos donde el desnudo era visto y admirado como un acto artístico natural que uno podía apreciar en un cabaret, ahí las vedettes bailaban, cantaban y se desnudaban sin que fueran llamadas despectivamente teiboleras y señaladas por ello. Treinta años después, el desnudo y los espectáculos de ese tipo son “mal vistos” por la sociedad y segregadas por gustar de ello.
En fin, hace algunos ayeres, el ser vedette era un oficio respetado y las familias completas asistían al teatro o a los cabarets a ver a las bellas estrellas de la noche sin prejuicios y por el simple amor al arte.
Así fue como María José Cuevas vio en su medio natural a las protagonistas de su documental y por ello le surgió la curiosidad de saber qué es lo que pasó con ellas después de que la fama y los contratos se terminaron.
¿Cómo imagina a usted que es la vida de las vedettes ahora que son mayores? Si estuvieron en los cuernos de la luna y a los 20 años de edad ya tenían su primer millón de dólares lo más lógico sería pensar en que ahora a sus sesenta y setenta vivirían en una casa llena de lujos, híper guapísimas y con negocios derivados de sus ganancias, mas, como todos sabemos, así como llega el dinero y la fama, también el despilfarro.
Esa es la perspectiva con la que María José Cuevas inicia su creación en el momento en el que se volvieron mortales y despertaron del sueño de ser estrellas.
Una de teoría de por qué no fue comprendida la película Bellas de Noches es que no hay que morbosear pues presenta la vida real de las protagonistas sin glamour y al perderlo ya no son tan atractivas para el público, quizá deseaban encontrar una vida fuera de lo normal donde estas pudieran estar sublimadas o llenas de intrigas, enredos, herencias cuantiosas como en una telenovela.
Se nos olvida que quienes viven del espectáculo son seres comunes y corrientes con las mismas necesidades y carencias que nosotros e inclusive la misma manera de pensar y actuar, en algunos casos.
No a todos nos tocó el vivir el cine de ficheras y el cabaret, sin embargo podemos comprender lo que representaba y lo que significa ello en la historia del séptimo arte mexicano simplemente por cultura y por nada más. Los cinéfilos de verdad ven todo tipo de cine, e investigan sobre el mismo. En la actualidad, con la manera en que la información corre por las redes sólo hay personas incultas por decisión pues tenemos acceso a un cúmulo de datos que nos permiten recrear nuestro ideario colectivo y ser partes del todo universal.
Bellas de noche más que una película que presenta la vida después del éxito y la farándula es un documental muy sensible y humano que sin morbo expone el cómo cambiaron las vidas de Olga Breeskin, Lyn May, Rossy Mendoza, Wanda Seux y Princesa Yamal, crudo y al desnudo.
¿Cómo se puede vivir cuando se tiene toda la atención y el dinero? ¿cómo se vive cuando todo termina? ¿cómo se puede perder millones de pesos y vivir de la nada? ¿cuándo se quitan la corona y se vuelven normales? ¿se puede vivir fuera de sus personajes que tanto les dieron?
Si a usted cómo a mi le surgen estas dudas entonces no pueden dejar de ver Bellas de Noche ahora que por fin se exhibe en la ciudad con pocas funciones como sucede con el cine mexicano serio pues si somos honestos a los de la tierra chichimeca no les gusta tanto el cine de arte y el documental, pues gusta más de la comedia que alimenta al lado estúpido del espectador; sin embargo, si lo que a usted le interesa el ir más allá de las historias y trascender mediante la experiencia humana, entonces no puede perdérsela.
La manera en la que las protagonistas del documental veían el desnudo, la percepción que aún ahora tienen de sí mismas, el cómo no las acepta el medio actualmente y que con toda su experiencia no sean contratadas por los productores actuales es sólo un reflejo de lo efímero que puede ser el medio del espectáculo y lo que acarrea a una vida cuando se pierden los pies en la tierra.
Con una dirección sobria, bajo presupuesto, pocas copias y mucha historia por contar María José Cuevas logra sacar del olvido a cuatro de las vedettes más importantes de la época cabaretera de la Ciudad de México y les brinda la oportunidad de verse quizá por última vez en pantalla grande a esos personajes emblemáticos por su belleza y desinhibición quienes aún sueñan con volver a los escenarios y recibir los aplausos de su público ahora con las arrugas que les dio la sabiduría y la vida real fuera del espectáculo cuando las lentejuelas se van cayendo y pierden por completo el brillo.
Laus Deo