La cuarta temporada de Sherlock ha recibido críticas negativas por la prensa especializada. Por ejemplo, un columnista de The Guardian dice que el personaje se ha arruinado gracias a un esfuerzo de la producción por meter tramas de espionaje e intriga internacional. En corto: volvieron al misántropo detective un superhéroe con acción casi-real tipo James Bond. Steven Moffat y Mark Gatiss, creadores de la serie de la BBC, se han defendido en medio agridulce tour de prensa diciendo que [en efecto] tanto Bond como Sherlock son tipos británicos que siempre salen de problemas imposibles. ¿Cuál es la sorpresa?
Yo considero que la tercera temporada, aquella de la boda de Watson, la resurrección de Sherlock y el final con némesis en un empresario de los medios, es lo peor que hemos visto. Y la etapa reciente ha vuelto a poner el status quo donde está el corazón de los fans: dos tipos extraños, adictos a resolver casos más allá de la policía… a cambio de algo de dinero. Claro, no todo es igual a 2012. Por ejemplo, Sherlock no es más ese psicópata funcional y más bien es alguien que ha demostrado tener [bastantes] amigos, asunto que sus enemigos usarán en su contra. Watson ahora tiene una hija y es viudo. Es más: el detective de Baker Street perdió el antagonismo tipo Spider-Man que tenía con Scotland Yard, tanto así que hasta agencias superiores como Interpol requieren de sus servicios.
El gran problema es que gracias a las apretadas agendas-de-estrellas-de-cine que tienen Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, la BBC tiene aprietos para reunir al elenco sin que pasen al menos tres años. Y dos de estos ciclos, luego del enfrentamiento final entre Moriarty y Sherlock (dónde “muere” el detective), se han desperdiciado para arreglar el cagadero y dejar la trama en su estado original. Por ejemplo, Sherlock mató a un empresario de los medios británicos y su hermano (un alto oficial del gobierno) simplemente edita la evidencia. No hay consecuencia y nunca ligamos con los problemas morales de Sherlock como un asesino, aunque haya sido un desgraciado.
Por supuesto, Sherlock sigue siendo tan disfrutable como siempre. Quién se sorprenda de los efectos especiales baratos o el abuso de capas de información en pantalla, simplemente ignora esa realización tan quirky que tienen en las series modernas en Reino Unido. ¿Acaso nunca vieron Black Mirror en su etapa de Channel 4? Era barato, oscuro como la fregada, pero con una aura encantadora.
¿Veremos más Sherlock? Tal vez hasta la vejez de los protagonistas. Pero no lo esperemos antes de 2019… finales.
Bocadillo: En tiempos de Trump, es un excelente momento para revivir The Dark Knight Rises, toda la trama de Bane se presta a un debate moral acerca de las oportunidades en las sociedades modernas.
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