Durante una entrevista realizada la presente semana al vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, éste le recomendó al presidente electo de los Estados Unidos madure y se comporte como adulto. “Madura, Donald, es hora de comportarse como adulto”, dijo Biden a Trump luego de que en su cuenta de Twitter en diversos mensajes recientes ha calificado al líder de los demócratas en el Senado, Chuck Shumer, como “El Payaso en Jefe” y lanzarse contra México, Ford y Toyota.
No pocas razones tiene Donald Trump para ser calificado como un hombre inmaduro, sin capacidad de tomar decisiones serias e incluso cobarde por no sostener sus propias ideas (que amolda según la ocasión).
Estados Unidos se acerca a una era de profundas dificultades derivadas de decisiones tremendamente nacionalistas que pueden poner en grave riesgo su economía. Enumerando los hechos podemos medianamente darnos cuenta del rumbo que tomará la política económica de Trump y las repercusiones futuras.
La empresa automotriz Ford anunció en días pasados la cancelación de la inversión que realizaría para instalar una nueva planta en el Estado de San Luis Potosí, inversión que ascendía a los 1,600 millones de dólares y que generaría miles de empleos en la región. Trump amenazó a la empresa con repercusiones tributarias si continuaba invirtiendo en México o fuera de los Estados Unidos. Ford canceló la inversión y ahora planea reinvertir en una planta en los Estados Unidos.
A primera vista uno podría pensar que es correcto que Trump busque que las empresas se queden en casa, pero lo cierto es que en términos reales, para la empresa se traduce en una afectación. Invertir en Estados Unidos significa una inversión mayor y menos costeable para Ford puesto que la mano de obra en México es mucho más barata que en Estados Unidos. Además, Trump ofreció a Ford beneficios fiscales si construía una planta en Estados Unidos. La política de siempre de los Republicanos: recortar impuestos a las empresas poderosas dejando de lado a las clases medias que Barack Obama ha logrado consolidar.
Las posteriores amenazas a Toyota y a Apple para invertir en Estados Unidos y retirar sus maquilas en México y China se orientan a la misma política económica: encerrarse en muros, proteger a las grandes corporaciones y recortar impuestos. Esa política ha fallado una y otra vez y la muestra más clara es el fin del gobierno de George Bush hijo, que fue incapaz de contener la crisis de 2008 y, citando la película del director Adam McKay The Big Short concluyó culpando a los pobres y a los inmigrantes.
Por otro lado, las relaciones internacionales para EUA no pintan mejor. La insistencia de revocar en muchos de sus términos el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá ha puesto a la defensiva a dichas naciones. Canadá por un lado continúa con sus esfuerzos implementando un tratado de libre comercio con la Unión Europea (que podría beneficiar a México a través del NAFTA, si es que sigue existiendo) y por el otro lado el Mercado Mexicano buscando nuevos horizontes principalmente en China (cosa que no busca el Estado Mexicano con el nombramiento de Videgaray como nuevo secretario de Relaciones Exteriores).
Citando a The New York Times, We have that seven-grade bully as President of the USA, y eso es un desafío y una oportunidad para México para recrearse y redefinir sus relaciones internacionales. Luis Videgaray tiene ahora una oportunidad que pocos en política llegan a tener: la expiación.
Podrás no tener experiencia, pero madura, Luis, es hora de comportarse como adulto.