- Buena parte del mundo vive con urgencia y con desconfianza; es decir, vive para atender lo inmediato y es indiferente con los demás
- Si el presente demanda urgencia, la Universidad pide tranquilidad y paciencia; si el presente exige indiferencia, la Universidad pide reflexión y concordia
- Argumentar, discutir, criticar, autocriticar, debatir, consentir, disentir, proponer, analizar, hacer; son algunos de los vocablos más apreciados por los universitarios
- Lo que aquí discutamos no va a detener la construcción del muro, pero podemos construir puentes por donde transiten nuestros más preciados valores
Quiero comenzar este discurso dando las gracias a todos ustedes por su presencia, en tanto que la gratitud es uno de los valores más elevados que hemos construido como Humanidad. “Dar las gracias” es una hermosa frase donde al menos hay dos presencias implícitas: quien enuncia y quien recibe. Podemos dar las gracias al despertar, y estaremos reconociendo el privilegio de estar vivos; pero también podemos dar las gracias a otra persona, y ahí estaremos iluminando una de las palabras más empolvadas por los tiempos en que vivimos: Concordia.
Etimológicamente, concordia significa “unión de corazones”. Hemos dado a la palabra corazón una importancia de primer orden en nuestra sociedad, porque está emparentada con la Vida y con el Amor, de modo que agradecer es una de las más ricas manifestaciones del afecto y del reconocimiento al otro.
Esto, que posiblemente suene como una trivialidad, a juzgar por lo que continuamente vemos en la prensa, ¡no lo es en absoluto! El doctor Alfonso Pérez Romo, querido exrector de esta institución, considera que vivimos en la época donde más se han vilipendiado los valores fundamentales que nos constituyen como Humanidad; a saber, la fraternidad, la solidaridad, la honestidad, la congruencia, la justicia, la concordia. Le sobran razones para decirlo. No creo ser reduccionista si digo que la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, ha sido la protagonista de lo que va del siglo XXI. A nivel global, vemos cómo se disparan los fanatismos religiosos y políticos; pero hay otro fanatismo igualmente preocupante: la megalomanía.
En una semana habrá un nuevo presidente de los Estados Unidos, y el Muro y la discriminación y el racismo que su próximo titular ha manifestado en distintas ocasiones son motivos para sentir escalofríos. Si pensamos que este fenómeno es exclusivo de las celebridades o de los políticos, estamos en un error. Citaré sólo un ejemplo que ocurre en nuestro país: continuamente vemos en redes sociales a muchos ciudadanos que se sienten superiores a los demás, y a nosotros nos ha parecido gracioso apodarlos Ladys o Lords. Yo no veo sarcásticos títulos nobiliarios, veo prepotencia, soberbia y violencia.
Todo fanatismo asume que su posición y que su visión del mundo es la correcta e ideal, y en consecuencia, que quien piense distinto, no sólo está del lado equivocado, sino que es entendido como un enemigo. Es verdad que esto no es exclusivo de nuestro tiempo, pero dada la celeridad con que la información se nos presenta, parece que la discordia está en todas partes. Sumado a los fanatismos, también hay una crisis con el tiempo: al parecer, la vida contemporánea se ha encargado de que tengamos especial atención, no al pasado, tampoco al futuro, sino al presente, al inasible presente. En resumen: buena parte del mundo vive con urgencia y con desconfianza; es decir, vive para atender lo inmediato y es indiferente con los demás.
Si el presente demanda urgencia, la Universidad pide tranquilidad y paciencia; si el presente exige indiferencia, la Universidad pide reflexión y concordia. Las Universidades son los recintos que resguardan y revitalizan la Tradición Cultural de la Humanidad. Ningún otro espacio honra tanto al pasado de nuestra civilización como la Universidad. Digo más: Los Clásicos, que en general son los que principalmente nutren los currículos de los programas de estudio, son los que animan la conversación del presente. Son presencias ausentes. Al decir esto, acude a mi memoria Francisco de Quevedo:
Con pocos, pero doctos libros juntos
Vivo en conversación con los difuntos
Y escucho con mis ojos a los muertos.
Quevedo hace un elogio de lo que para él significan los libros y la lectura. Y claro, cuando leemos, escuchamos, y cuando escuchamos, conversamos. ¿No es esto una acción manifiesta de respeto y afecto por el otro? Lo mismo creo para el ambiente universitario. A quien piense que al ir a la Universidad está estudiando para sí mismo, tendríamos que rectificarle su camino: está estudiando con el tiempo y está estudiando para los demás. Me refiero a que estudiar nos enseña a ser respetuosos con el pasado y a estar comprometidos con el futuro. Estudiar: consagración del tiempo. Como vemos, en el estudio hay un continuo aprecio por la otredad.
En el uso popular, suele decirse que las Universidades son Casas de Estudio. La metáfora me parece precisa, dado que “Casa” nos evoca un sitio familiar e íntimo donde el Mundo se vuelve menos cruel y más armónico. Al llamar “Casas de Estudio” a los Campus Universitarios, estamos dando un fraternal recibimiento a la Educación, que es el Espíritu de la Universidad. Para evadir ambigüedades, quiero señalar cómo entiendo la Educación a Nivel Superior y cómo quisiera que se entendiera.
Se dice que las universidades generan profesionistas altamente capacitados para enfrentarse al mundo laboral. En efecto, los futuros médicos, ingenieros, sociólogos, historiadores, biólogos; por mencionar sólo algunas profesiones, son formados en las universidades; pero quisiera subrayar que si bien el estudio es individual, los beneficios deben de ser colectivos. Estudiamos para nosotros, y al hacerlo, actuamos para los demás. Acordemos entender la Educación, no sólo como una carrera universitaria, no sólo como una forma de crearnos un futuro, no sólo como una Profesión, sino como una Aspiración: tratar de que la concordia encuentre un sitio a donde quiera que vayamos. ¿Es esto romántico? Lo dudo: si en la Universidad no perseguimos los más altos Valores de la Civilización, entonces la Institución se convierte en una empresa al servicio de un mercado, y los estudiantes, en estadísticas.
Favorecer la concordia entre los seres humanos no quiere decir que seamos complacientes con nuestros argumentos: significa que seremos respetuosos, sensibles, pacientes, atentos, justos, rigurosos y nobles. Tener una discusión, en muchas ocasiones engendra desencuentros y sinsabores, sobre todo si los protagonistas son un necio y un impaciente, o si las ideas son incompatibles y antitéticas. ¿Qué clase de concordia puede haber ahí?
Aceptemos que las personas e instituciones no están exentas de incubar las gracias y desgracias de la Naturaleza Humana; sin embargo, es en la Universidad donde las pasiones tendrían que encontrar moderación y sosiego, ya que hablar con argumentos precisa de evitar los sobresaltos. Argumentar, discutir, criticar, autocriticar, debatir, consentir, disentir, proponer, analizar, hacer; son algunos de los vocablos más apreciados por los universitarios. La administración que encabezo los privilegiará, porque al hacerlo estaremos fortaleciendo la visión que nos hemos trazado rumbo al año 2024: La Universidad Autónoma de Aguascalientes será un referente a nivel nacional por su contribución al desarrollo y bienestar de la sociedad, su calidad académica, capacidad de innovación, producción científica, humanista, tecnológica, artística y deportiva, por su reconocimiento internacional y por la eficiencia y eficacia en la administración y gestión de los recursos.
Toda palabra que está ahí es un compromiso de los universitarios; pero quiero ser enfático y repetir cuatro palabras: Bienestar de la sociedad. Algún beneficio social trascendente haremos si trabajamos en concordia, ya que estaremos colaborando para que el Mundo sea un lugar más amable. Y digo “Mundo”, y no “Universidad”, porque quiero insistir en que todo lo que se haga dentro de nuestra institución debe de tener un provecho colectivo. Ser académico, como hemos visto, es un diálogo con los estudiantes, con la historia, con el tiempo.
Permítanme ahora compartirles algunas directrices del proyecto institucional que hemos delineado para los próximos tres años. Así, para que los universitarios tengan una formación de calidad, tendremos que trabajar para enriquecer las siguientes áreas:
–Ejercicio transparente de los recursos públicos. Esta es una institución pública que se debe a su pueblo. Cada peso que invirtamos y que gestionemos estará encaminado al bienestar de la institución y de la comunidad.
–Educación por la paz y no violencia. Debemos implementar y fortalecer los protocolos institucionales que garanticen la detección, denuncia y atención efectiva y oportuna de todo tipo de violencia y discriminación. Como sociedad, debemos de convertir nuestros objetivos en lugares comunes. Llegará el momento en que hablar de equidad, respeto a la diversidad y no violencia sea una obviedad. Trabajemos para lograrlo. Tenemos que hacer sentir a nuestros alumnos que estamos en 2017 y no en otro año, de otro siglo.
–Tener siempre una sincera, amable y eficaz voluntad de servicio. Sobre este tema, quiero decir dos cosas:
- Debemos dar una respuesta a la pesada burocracia que dificulta el desenvolvimiento de las funciones sustantivas de la Universidad.
- Nos debemos a la sociedad, no a ningún otro tipo de interés. Nunca lo olvidemos.
–El aprendizaje en ambientes laborales reales. Esto es fundamental para que teoría y práctica pertinentemente concuerden.
–Publicación constante de trabajos de calidad de investigación y de creación. Aquí tendrá una labor importantísima la relación entre la creación científica, humanista y artística de la sociedad y la Editorial Universitaria: tiene que haber una comunicación directa y eficaz. Sigamos el ejemplo de otras Instituciones, donde lo mismo se encuentran desde Newton a Cervantes en sus colecciones. Ciencia y Cultura, compañeros universitarios, son los dos hemisferios del cerebro de nuestra Institución.
–Promoción de la cultura y del arte en sus distintas manifestaciones. El arte es, si me lo permiten, acaso la invención más original que hemos creado como especie. Digo más: en épocas como la nuestra, ¡cuán necesario es el arte!, pero especialmente la poesía (no sólo de la literatura, sino de la vida misma). Trabajemos para fomentar la discusión y creación del trabajo artístico de nuestra sociedad.
–Educación para la salud: Uno de los aspectos que como universitarios a veces pasamos inadvertidos es justamente la atención que tenemos con nuestro cuerpo. Fomentaremos y difundiremos los programas de identificación de factores de riesgo y su pronta y oportuna intervención en la comunidad. Asimismo, crear conciencia sobre lo importante que es la buena nutrición y el deporte para llevar una vida sana y equilibrada, será un objetivo prioritario.
–Atención a grupos vulnerables y minoritarios: Si las Instituciones de Educación Superior son de todos, pero no están para todos, tenemos un grave problema. Hay gente que debe de estar en la Universidad y no puede estarlo, y tendremos que apoyarla para que lo logre. Por otra parte, la vulnerabilidad académica tendrá que ser atendida con cursos remediales y de preparación para materias con alto índice de reprobación. La atención a las vulnerabilidades de género y de pertenencia a grupos minoritarios será también prioridad institucional.
–La Autonomía es un Valor y un Derecho, y debe de ser defendida de intereses ajenos a la Institución. Autonomía Universitaria significa, en primer lugar, tener un autogobierno con responsabilidad y congruencia social; pero también significa tener una relación respetuosa y necesaria con todos los actores que conforman nuestro entorno. Autoridades federales, estatales y municipales, Sociedad de Aguascalientes y de México: en esta Casa de Estudios ustedes encontrarán apoyo, humildad, confianza, respeto, cordialidad, pluralidad, sensibilidad, compromiso, congruencia, inclusión y diálogo.
No quiero dejar de mencionar otros asuntos esenciales, como el desarrollo de habilidades sociales y de pensamiento complejas; la creación de patentes; la Vinculación; la Universidad como un referente local, nacional y en vías de consolidación de su reconocimiento internacional; la sustentabilidad; la responsabilidad ética de cada persona; la educación para el medio ambiente; el emprendimiento.
Cada punto que he señalado no debe entenderse como una cuestión aislada. Para que una educación eficaz surta efecto tendrá que ser integral y transversal. La equidad de género, por ejemplo, no puede ni debe reducirse a un Comité o a una Teoría: tiene que vivirse en las aulas, en los pasillos, en las cafeterías, en los Auditorios. Estos son algunos de los retos que debemos atender, y será una prioridad de mi gestión estudiarlos y darles un cauce justo.
Hace poco escuché a varios analistas mexicanos decir que el país está viviendo el inicio de año más complejo del Siglo XXI. Quien piense que nuestra sociedad está enfrentando severos problemas políticos y económicos, naturalmente estará en lo cierto, pero alcanzo a percibir una crisis mayor y de naturaleza más compleja: una crisis moral. Ante un escenario como éste, ¿qué es lo que ofrece la Universidad? Lo que aquí discutamos no va a detener la construcción del muro, pero podemos construir puentes por donde transiten nuestros más preciados valores.
Quiero finalizar como comencé: Agradeciendo. Reconozco y tengo en alto aprecio a todas las Administraciones que me anteceden, desde la del contador Humberto Martínez de León, hasta la más reciente, la del maestro Mario Andrade Cervantes, porque considero que han sido positivas y que cada una ha dado nuevo brillo a la institución. A los rectores y a sus respectivos equipos de trabajo, ¡mi gratitud! A todas las personas que han hecho posible este Proyecto, por su gentileza, esfuerzo y empeño, ¡gracias! A mi familia, desde luego, por su apoyo y afecto, ¡muchas gracias!
Comunidad universitaria: Ser rector es la distinción más grande que puedo recibir. Soy consciente de la responsabilidad que conlleva ser el rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y sabré corresponder a la confianza que han depositado en mí. Saber escuchar, y escuchar mucho, antes que hablar, será una de las características de mi gestión. Sobra decir que en un ámbito académico no valen las vaguedades, tampoco las mezquindades, sino los argumentos, los valores, la honestidad y la justicia.
Con ello podemos ser noblemente partícipes de otra de las manifestaciones más hermosas de la vida: La conversación. Trabajemos en concordia para que a los universitarios no se nos olvide nunca que estudiar no tiene sentido si no hay otra persona con quien conversar. Conversar es otra forma de ser agradecido con el otro, porque uno escucha y se siente escuchado. Aquí, por ejemplo, ustedes han tenido la amabilidad y paciencia de escucharme. Es mi turno y mi deber escucharlos.
Agradezco su atención.
Se Lumen Proferre
Mensaje del Dr. Francisco Javier Avelar González, al rendir protesta como rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes
Congratulaciones.