- Karla Susana Wheelock Aguayo fue admitida por su grupo de expedición al Aconcagua como cocinera del grupo
- Es la primera iberoamericana en subir las Siete Cumbres y la primera latinoamericana en subir al Monte Everest
Karla Susana Wheelock Aguayo, primer alpinista iberoamericana en alcanzar las Siete Cumbres y primer latinoamericana en conquistar el Monte Everest, declaró que sus primeros compañeros escaladores la aceptaron en su grupo a pesar de los prejuicios que tenían contra ella por ser mujer, a cambio de cocinar en las expediciones. La alpinista es la primer mujer latinoamericana en subir al Monte Everest y primera en Iberoamérica en escalar las llamadas Siete Cumbres.
Wheelock Aguayo nació en la ciudad de Saltillo, Coahuila, donde a corta edad y como parte de los Boy Scouts, empezó a subir a los lugares más altos que podía encontrar en la localidad, los cerros de los alrededores de la ciudad. Cuando viajó por primera vez a la Ciudad de México, desde la capital, alcanzó a divisar el volcán Popocatépetl, el cual le sorprendió por tener nieve en la cima, algo que no esperaba ver en su país. A pesar de su poca experiencia, escaló el Popocatepetl en 1991, volcán en el que conoció a unos alpinistas que la invitaron a subir a la montaña más alta del país y cuarta más alta de Norteamérica: el Pico de Orizaba de casi 6 mil metros de altura.
Con mucho esfuerzo y como última en llegar de su equipo, fue la única mujer en alcanzar la cima del Pico de Orizaba en ese grupo, formado únicamente de alpinistas profesionales quienes sólo escalaban dicha montaña como práctica para escalar lugares de mayores altitudes como su futura meta: el Aconcagua, en los Andes Argentinos.
Al enterarse de que el equipo que acompañó a escalar el Pico de Orizaba tenía planeado escalar el Aconcagua, la entonces principiante pidió a sus compañeros que la dejaran ir con ellos, sin embargo estos se negaron al argumentar que sólo sería una carga y que su condición como mujer perjudicaría al resto del equipo; dejándola participar como consolación en las prácticas; subiendo con ellos, durante un año, los montes más altos de México.
Durante el entrenamiento, Wheelock empezó a ganar fortaleza, además de que se fue haciendo de equipo profesional de montañismo, “Aquello que para mí era un triunfo, haber llegado al Pico de Orizaba, ahora iba a ser el entrenamiento (…) mis botitas de piel ya no eran suficientes, había que usar botas plásticas, había que mejorar la técnica, había que hacer anclajes”.
Uno de sus compañeros, a quien la alpinista describe como “un visionario”, notó que se Wheelock se esforzaba tanto e incluso más que los otros escaladores del sexo masculino, por lo que durante un ascenso pidió a sus compañeros que la aceptaran en el ascenso al Aconcagua a lo que todos se negaron, sin embargo los convenció prometiéndoles que si la dejaban acompañarlos, ella sería la encargada de cocinar.
“Se me quedan viendo y me dicen, no te vamos a llevar, vas a ser un lastre y te vamos a tener que cuidar (…) uno de mis compañeros, que es muy visionario, habló con los demás y les dijo que yo le estaba echando ganas, les pidió que me dejaran ir con ellos, porque como mujer yo sería la encargada de cocinar”. Meses después, y como cocinera, Wheelock escaló el Aconcagua, un pico en donde muchos alpinistas han fallecido. Este acontecimiento fue el inicio de su ascenso a las llamadas Siete Cumbres, los picos más altos de cada continente de la tierra, convirtiéndola en 2005 en la primera mujer iberoamericana en lograr esta hazaña y en la primera latinoamericana en subir al Monte Everest, la montaña más alta del planeta con 8,848 metros.