Pensamiento mágico, homeopatía y religión: causas del atraso / Memoria de espejos rotos - LJA Aguascalientes
01/04/2025

The sands of time were falling

from your fingers and your thumb,

and you were waiting

for the miracle, for the miracle to come.

Waiting for the miracle – Leonard Cohen

Abro con un chiste: Decía el tema Storm, del artista y divulgador Tim Minchin, -¿Sabes cómo le dicen a la medicina alternativa que funciona? Medicina. Es un chiste serio, y lo traigo a colación porque hace unos días compartí en Facebook una nota del diario El País, en la que se informa que la Federal Trade Commission de EEUU (la agencia nacional de protección al consumidor, cuya función es “prevenir las prácticas comerciales fraudulentas, engañosas y desleales en el mercado”) obligará a los productores, distribuidores, y médicos que prescriban tratamientos homeopáticos a alertar al consumidor sobre las pruebas médicas que constatan la inefectividad de dichos tratamientos con el argumento de que “no hay evidencias científicas de que el producto funcione y que las indicaciones alegadas se basan únicamente en teorías de la homeopatía del siglo XVIII que no son aceptadas por la mayoría de los expertos médicos actuales”. La publicación que comento en redes sociales arrojó tres tipos de respuesta: las que apoyaban la moción de la nota, las que decían desmentir la nota ya que la homeopatía sí les había funcionado y las que -para atacar a la voraz industria farmacéutica- defendían el timo de la homeopatía. Ver esas formas de respuesta me fue interesante, sobre todo las dos últimas, porque pareciera que al hablar de la homeopatía se toca el ámbito de las creencias, posturas epistémicas tendientes al pensamiento mágico.

En una nota publicada el 24 de noviembre en el periódico Milenio, justo sobre el tema de la homeopatía, se informa que “Este año, un nuevo macroestudio científico realizado en el Consejo Nacional de Investigación Médica y de Salud de Australia, el cual consideró más de mil ochocientos artículos médicos sobre este método alternativo de tratamiento, demuestra tajantemente que la homeopatía -la cual se basa en el principio de sustancias curativas superdiluidas- es completamente inútil”. Vamos, que incluso hasta la señora Wikipedia afirma que “La homeopatía es una pseudociencia: una creencia que es presentada falsamente como ciencia. Las preparaciones homeopáticas no son efectivas para tratar ninguna enfermedad; estudios a gran escala han demostrado que la homeopatía no es más efectiva que los placebos, lo que sugiere que cualquier sensación positiva posterior al tratamiento solo se debe al efecto placebo y la recuperación normal de la enfermedad”.

Si bien una tarde cualquiera con San Google puede arrojar luz sobre las investigaciones serias, y aceptadas por una importante comunidad de médicos y científicos, que descartan la homeopatía de entre los tratamientos médicos que han probado funcionar, el arraigo a creencias de cuasi pensamiento mágico ha hecho que persistan los usuarios que se arriesgan a “curarse” con placebos. Más aún, abundan quienes depositan su fe, su salud e integridad, en “las vibras”, “las energías”, lo “chamánico”, o cualquier creencia con tintes de “sabiduría ancestral”, “holística”, o heterodoxa, que desafíe las consecuencias y convenciones del atroz modo de producción capitalista, y que -paradójicamente- generan nuevos “mercados de lo esotérico”, despreciando todo conocimiento científico. ¿Cómo podemos, en una civilización, homogeneizar el alcance del pensamiento crítico y de la educación científica? Primero -propongo- partamos por entender el extravío epistemológico de la población.

De acuerdo con la encuesta sobre Pensamiento Mágico en México, que publicó Consulta Mitofsky en 2010, el 62% de los mexicanos cree en la vida después de la muerte, y hay más gente menor de 30 años, y más personas del centro bajío que pueden afirmar esa creencia. Por otro lado, el 42% de los mexicanos afirma la creencia de que existe vida en otros planetas, con corte sociodemográfico similar: hay más ocurrencia en menores de 30 años, y más creyentes en el centro bajío del país. ¿Cómo puede este alto porcentaje de la población creer, así como así, en cosas irracionales a pesar de la ausencia de evidencia? Macario Schettino publicó en 2011 una serie de columnas en El Universal, en las que ensayaba ideas sobre el atraso en América Latina y en México, y anotaba que una causa que explicaba este atraso eran la religión y el pensamiento religioso. En sus análisis cita la encuesta del Inegi para Conacyt sobre Percepción de la Ciencia y Tecnología (2011), de la que se desprende que sólo el 20% de la población adulta en México confía más en la ciencia que en la religión. También, entre el 42% y el 44% de la población le otorga validez a los horóscopos, la parapsicología y la homeopatía. En el mismo estudio, sólo el 23% de los mexicanos apostaba por la evolución contra el creacionismo; y del cúmulo de creacionistas, un 70% tenían nula o poca instrucción educativa. Más datos, de acuerdo a la investigación Escala de Pensamiento Mágico (EPM): II. Distribución, Diferencias Demográficas, Estabilidad y Validez, presentada por José Moral de la Rubia, de la UANL, publicada en la revista Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 16, Núm. 2 (2011), se puede afirmar que: 1.- Las personas con menor escolaridad tienden más al pensamiento mágico. 2.- A pesar de que la asociación de la tendencia al pensamiento mágico con la clase social baja está bastante bien documentada, su relación con la clase alta fue “un hallazgo inesperado”; debido al “elevado consumo de productos y servicios para hacer rituales curativos, atraer la suerte, evitar el mal de ojo y predecir el futuro entre las personas más adineradas dentro de la sociedad mexicana. Dichos productos tienen un alto costo y son demandados por las personas con mayor poder adquisitivo. A este lucrativo negocio se le denomina ‘mercado esotérico’”. 3.- Se observa una mayor tendencia al pensamiento mágico entre quienes se ostentan como militantes de alguna religión, con una supremacía estadística de los católicos.


En un lustro pocas cosas han cambiado. La revista electrónica Vanguardia publica en su edición del 17 de enero de 2016 un artículo de Rosaura Ruiz titulado La evolución: el concepto y su recepción en México, en el que cita la investigación Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, realizada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, y basada en 25 encuestas nacionales aplicadas en 2014 en México, de la que se desprenden los siguientes datos: el 52.3% de los encuestados se declaran partidarios del creacionismo, contra el 40.6% de evolucionistas. “Más aún, 47.3% consideró que el creacionismo debe enseñarse en las escuelas, y únicamente 30% opinó que las escuelas deben enseñar la tesis evolucionista. Además, de los que dijeron sí suscribir la teoría de la evolución, 48.4% dijo estar convencida que el proceso de evolución es guiado por un ser supremo, mientras que 32.7% respondió que la evolución biológica se debe a procesos naturales como la selección natural de las especies”. ¿Podemos afirmar que hay evidencia de dependencia entre las variables Religión-Pensamiento Mágico y Atraso Educativo-Científico? Por supuesto. Eso es grave, pero entraña un riesgo aún peor: que la gente con retraso por atavíos de pensamiento mágico llegue al poder o escale en la jerarquía de la toma de decisiones públicas, ya que esta dependencia correlacional puede orillarnos a estadios atroces en los que, por la creencia mágica o religiosa, se legitimen estupideces basadas en criterios de gente que habla de metafísica sin haber entendido la física, como -justamente- el creacionismo, el “propósito divino” o, peor aún, la minusvalía de la mujer, la desviación por homosexualidad, la eliminación de la educación pública científica en temas de sexualidad, la política de salud pública, y más.

Nuestro país tiene una urgencia educativa, y un atraso ligado a los pensamientos mágicos y religiosos, que no podemos soslayar porque vivimos el riesgo de que una panda de ignorantes y retrógradas pueda llegar a decidir sobre la res pública, y para ello se basen en creencias primitivas, mágicas o religiosas, que son -de suyo- perniciosas. No se trata de atacar la íntima conciencia de nadie, que cada cual lidiará con el vértigo existencial como mejor pueda, pero sí de tener las agallas para afirmar públicamente las causas de nuestro atraso para que -en lo posible y de manera colectiva- podamos revertirlo. Nos urge, y no será con placebos en “chochitos” de agua dulcificada lo que nos salvará esta vez.

alan.santacruz@gmail.com | @_alan_santacruz | /alan.santacruz.9


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1 thought on “Pensamiento mágico, homeopatía y religión: causas del atraso / Memoria de espejos rotos

  1. Totalmente de acuerdo.
    Magnífico artículo.
    Soy una persona de formación logica-matematica, aunque sea un biólogo.
    Recordemos que la estructura del DNA fue descubierta por dos físicos Watson and Crick, que tiene que ver éstos físicos con problemas biológicos.
    Yo que he impartido más de 33 asignaturas distintas, veo un mundo distinto; y cómo el hombre se complica su vida.

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