Los últimos 15 del año, o el principio del final de la manera en que nos relacionamos entre los mexicanos con los vecinos del norte y con el resto del mundo. Le quiero contar algo, estimado lector, que seguramente para usted le es intrascendente, pero lo tengo que externar. El equipo de futbol americano al que sigo desde 1979 pasa por una crisis de liderazgo y dirección hace más de 8 años, en 1993 dejaron la ciudad de Los Angeles California y se mudaron a San Luis Missouri, apenas este año regresaron a la meca de la cinematografía norteamericana. El regreso ocasionó que muchos de nosotros, los fieles seguidores, pensáramos que por arte de magia o por el encanto de la ciudad iban a recobrar las glorias de antaño, pero no fue así, estimado lector; al contrario, de 16 juegos disputados apenas alcanzan los cuatro triunfos.
Mediocre, sin duda, la actuación de los Angelinos, lo cual orilló al dueño a decidirse (por fin) a despedir al entrenador en jefe, decisión que, me parece, tardó mucho en llegar, pues si bien existe talento entre las huestes no están siendo bien dirigidos. 2012 fue el año en que el ahora destituido entrenador tomó las riendas del equipo, pregúntenme los logros cosechados cuatro años después, creo que lo más relevante ha sido regresar a Los Angeles, California.
Pareciera que yo no corro con suerte, el país al que sigo diez años antes que al equipo californiano tampoco da una, y lo peor de todo es que desde que tengo uso de razón, las cosas no mejoran. Nueve presidentes, en analogía nueve entrenadores con colaboradores deficientes en su mayoría, acuñados con el mismo molde, el de la corrupción, por consiguiente, el fracaso del desarrollo de la sociedad, el camino truncado hacia el bien común, el paternalismo como la enfermedad que no se cura pero que tampoco acaba por matarnos y que día a día incomoda más y daña a cada uno de los seguidores de este país.
El entrenador que fue despedido esta semana, como lo mencioné, duró cuatro años al frente y no pudo dar resultados; en aquel 2012 traía unas cartas credenciales que lo hacían ver como la esperanza para el equipo, se generaron altas expectativas y se le dio el voto de confianza que todo colaborador necesita al iniciarse en un nuevo trabajo. El líder (si se le puede llamar así) que tengo ahora en el país que sigo también llegó con trabajo previo, no se destacó por haber gobernado con éxito el Estado de México, tampoco fue pieza clave en el desarrollo económico de la región ni mucho menos se destacó por ser el estratega político que necesitaba la entidad de donde emanó. En pocas palabras, sus cartas credenciales no eran tan impresionantes como las del entrenador Fisher. Sin embargo, y por obra del santísimo fraude fue electo como la mejor opción para dirigir las riendas de esta maltrecha nación; si midieran a México como a mi equipo de futbol americano, creo que no llevaríamos ni dos ganados de los 16 encuentros por disputar. Total, que como mencioné con anterioridad, al entrenador de mi equipo se le dio el voto de confianza; al que tenemos los mexicanos a duras penas se le creyó cuando los medios internacionales los sacaron en portadas de revistas haciendo alusión a su “atractivo físico” y su carácter de reformista, exacto, era lo que necesitaba mi país para subir del sótano a los punteros de la tabla, pero no fue así, el cambio llegó pero no para arriba y adelante como diría Echeverría, sino para abajo y atrás. Por ejemplo, a propósito de las Reformas Estructurales, la Energética para ser precisos, en menos de tres semanas se va a liberar el precio de la gasolina en algunas regiones del país, qué quiere decir, que el precio del combustible comenzará a fluctuar de acuerdo a lo que dicte la economía de la zona. En estos momentos por un litro de gasolina magna se pagan 13.89 pesos, se espera que para enero el precio oscile entre los 16.87, son 2.89 pesos más, eso quiere decir que si usted acostumbra ponerle 30 litros a su vehículo, en este momento está pagando $416.70, próximamente usted y yo tendremos que pagar por esa misma cantidad de combustible $506.10, es decir 89.40 pesos más de un jalón. Pero aguas, si su coche es de esos que a fuerza tienen que usar de la “roja” la cosa se pone del mismo color, de 14.81 subirá a 17.75 por litro.
Y a todo esto, cuál es el argumento de nuestro entrenador en jefe, ninguno, su secretario de Hacienda y Crédito Público que sería como el entrenador de la defensiva en un equipo de futbol americano, José Antonio Meade, dijo que no se debe generar ningún tipo de especulación ni incertidumbre por parte de nosotros los consumidores. Vamos haciéndonos un país de primer mundo, como los de Europa donde la bici se rifa por las calles.
Nuestro entrenador en jefe ya perdió el rumbo, bueno, desde el principio no lo tuvo claro, no hay camino que nos lleve a un bienestar social, al contrario, estamos siendo encaminados hacia el precipicio (como siempre) y ¿como siempre aguantaremos?, esa es la pregunta.
Nuestro socio comercial más importante pareciera que se convierte en el enemigo público número uno, los dineros no alcanzan para rescatar a Veracruz, pero Oaxaca acuerda pactos con los docentes disidentes donde los billetes van por delante.
Dos de nuestros buenos jugadores dejan el equipo uno porque la enfermedad le ganó la batalla y el otro porque no ve por dónde mover las piezas en un futuro cercano desde la silla del Banco de México y decide abandonarnos.
El dueño del equipo al que le voy desde 1979 por fin reaccionó y despidió al entrenador Fisher, ¿no podemos hacer lo mismo nosotros? Acá no es un solo dueño somos más de 112 millones y la mayoría no estamos de acuerdo con el desempeño del entrenador en jefe que tenemos.
¿Por qué no despedimos al entrenador Peña?, o qué ¿quiere terminar la temporada con cero ganados, 16 perdidos?
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