Desde sus primeras actuaciones, el gobierno que estamos estrenando manifiesta proclividad para servir a la clase empresarial, que es la beneficiaria de la privatización cada vez más frecuente de los servicios que el Estado tiene la obligación de otorgarnos, mismos que cubrimos de antemano con nuestros impuestos; cómo quisiéramos estar equivocados al decir que el PAN continúa pavimentando la ruta neoliberal impuesta por el PRI desde hace 34 años, en fiel copia del bipartidismo estadounidense.
Esto viene a colación debido a la nota que apareció en este nuestro diario el domingo pasado, acerca del donativo que hiciera el poder ejecutivo estatal por 20 millones de pesos; y el anual del poder ejecutivo municipal por 200 mil pesos, al Centro de Rehabilitación Infantil (CRIT).
Existen instituciones privadas de carácter filantrópico que auxilian o pretenden auxiliar a los hijos de quienes carecen de servicios de salud pública para atender los problemas que los gobernantes son incapaces de evitar o resolver, aunque el altruismo empresarial no sea tan desinteresado como parece, si consideramos que se benefician -entre otras cosas- con las deducciones de impuestos que les otorga Hacienda por sus generosos donativos. Además, también es cierto que la falta de supervisión oficial propicia abusos por parte de supuestos benefactores, aparte de simular que sus servicios son de la calidad que anuncian.
En todo caso, lo que me parece indebido es que los funcionarios públicos donen nuestros impuestos a instituciones privadas, mientras las públicas a su cargo no están cumpliendo con sus funciones.
En el acto de referencia, el ciudadano gobernador declaró que “no es lo mismo que una Institución como ésta la dirija un Consejo, la Sociedad, a que la dirija un funcionario con el que después todo se vuelva una burocracia”.
Pienso que el hecho de manifestar desconfianza hacia los trabajadores del servicio público que son sus compañeros de este viaje sexenal, no es la manera más acertada de iniciar su gestión.
Pero al mismo tiempo se estaría descalificando a sí mismo, ya que estaría reconociendo de antemano su incapacidad para organizar lo que haga falta o corregir lo que esté mal; pues no estaría tomando en cuenta que tiene nuestro apoyo para sustituir a los trabajadores de cualquier categoría bajo su mando que llegaran a fallar, porque siempre habrá, entre la ciudadanía, personal mucho mejor calificado dispuesto a servir a la comunidad.
El buen político, el funcionario honesto, entiende la burocracia como la define la primera acepción del Diccionario de la Lengua Española: “Organización regulada por normas que establecen un orden racional para distribuir y gestionar los asuntos que le son propios”.
Por otra parte, los funcionarios que consideran la burocracia como un mal necesario que no solo es imposible sino inconveniente modificar, son los que están de acuerdo con la cuarta acepción del término: “Administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas”. Interpretación muy conveniente para fomentar la corrupción y obtener ventajas personales. “A río revuelto…”
¿Debemos entender que la declaración del ciudadano gobernador significa que llegó al poder para continuar tolerando el desorden y la ineficiencia en el servicio público?
Si ése es el concepto que tiene de la burocracia estatal y de sus funcionarios ¿para qué luchó tanto por obtener el puesto que acaba de ocupar?
En caso de que así fuese, significaría que no contaríamos con su intención de mejorar esos servicios porque si la burocracia es tan perniciosa, seguramente estaría en el cargo para entregar nuestros impuestos a la iniciativa privada que, se supone, es la que sí sabe cómo hacer las cosas, pues esa es, precisamente, la meta de la globalización neoliberal.
Pero entonces el ciudadano gobernador no estaría enterado que para proceder de esa manera necesitaría consultar a los demás ciudadanos si estamos de acuerdo en ello o no, ya que ese dinero no sólo es suyo en la parte de impuestos que le corresponde cubrir como contribuyente, sino de toda la ciudadanía, como él mismo lo expresó en el acto de entrega.
Como ciudadanos que somos, quisiéramos creer que siendo el ciudadano gobernador nuestro representante, tendría el propósito de generar los servicios que se requieran y corregir desviaciones en el rumbo que se tiene que seguir para que toda la población, sin distingo alguno, se beneficie de medidas tendientes a alcanzar el bien común, para lo cual es indispensable, también, la participación de todos por igual.
Y que la brújula que lo guiará no es otra que nuestra Constitución Política.
Si estuviésemos de acuerdo en ello, tendríamos que concluir que lo que los funcionarios públicos deben hacer es cumplir y hacer cumplir la ley, que fue lo que juró el ciudadano gobernador al asumir su cargo.
Y tratándose del tema que nos ocupa, la estrella polar que nos iluminará el camino es el mandato constitucional que garantiza que “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.”
Lo que procedería, entonces, consistiría en otorgar a la niñez aguascalentense acosada por la enfermedad, los servicios de la mejor calidad que requieran en el mejor de los hospitales posibles, sin costo adicional ni necesidad de pedir favores o limosnas, porque todos los recursos son aportados por el propio pueblo; y si hubiese personas competentes que quisieran contribuir con su trabajo voluntario para mejorar más aún el servicio, seguramente serían bienvenidas; y si otros quisieran donar dinero también podrían hacerlo, mediante el ingreso en Hacienda por el que deberán recibir el comprobante deducible de impuestos correspondiente, aunque sea sin aplausos.
Por tanto, sería buena idea que fuera pensando en fundar el Hospital Infantil que tanta falta hace.
Me imagino la reacción de algunos lectores al leer esta propuesta: “pero si los hospitales del IMSS, del Issste, y el de la Mujer ya están totalmente rebasados y el gobierno se ha manifestado incapaz de responder con la misma intensidad al incremento de la demanda ¿no sería irresponsable echarse a cuestas otro compromiso si ni siquiera se ha podido terminar de resolver el desastre que se heredó de la última administración panista con el supuestamente nuevo Hospital Hidalgo?” Por cierto, nos enteramos que el gobierno saliente pretendía poner en servicio el nuevo edificio con el equipo del viejito porque no pudo rescatar lo robado; ojalá la administración presente no respalde esta grave amenaza que significaría la inoperancia de ambos hospitales, aparte de la tierrita para tapar la maloliente impunidad que el neoliberalismo les ha otorgado a los ladrones.
Todo esto lo conocía el ciudadano gobernador cuando realizó su campaña y seguramente ya tiene una estrategia para resolverlo.
Pero este tema tiene implicaciones que no solo abarcan los aspectos curativo y de rehabilitación, sino y sobre todo, preventivo mediante políticas de educación para la salud en profundidad y largo plazo, que permitan atacar las causas que provocan los graves problemas por los que está atravesando no solo la ciudad capital sino todo el Estado, pues lo más recomendable no sería que se construyeran más hospitales de maternidad por ejemplo, sino que hubiera menos embarazos inesperados, que suelen venir acompañados de trastornos diversos.
Aquí no se trata de estadísticas demográficas, sino de la urgencia de garantizar un cuidado integral de la infancia en Aguascalientes; gobiernos van y gobiernos vienen y no han sido capaces de establecer una política adecuada de planificación familiar, considerando que las madres, que antes se ocupaban de toda la familia ahora trabajan al igual que sus cónyuges, dejando a sus hijos en segundas manos o de plano en el abandono, para que sean pasto de toda clase de riesgos y, sobre todo, de la ausencia de amor materno y paterno, tan necesario para la formación equilibrada de la personalidad.
Me atrevería a calificar la maternidad adolescente como un crimen de Estado. No es posible que esté ocurriendo esa disfunción social mientras el gobierno no sólo se desentiende de este problema que provoca desintegración familiar, sino que incluso la estimula mediante celebraciones como la Feria de San Marcos, época en la que el autocontrol se suele desvanecer severamente.
Los gobiernos, de la manera más irresponsable, han estado ignorando la obligación que tienen de realizar campañas intensas de educación sexual desde la más tierna infancia. O desentendiéndose de la niñez abandonada en vez de llamar a cuentas a los padres y, sobre todo, cancelar los apoyos a las madres solteras, que con tal de contar con las absurdas prebendas oficiales que reciben, tienen la mayor cantidad de hijos posibles aunque todos sean de diferentes padres, con lo cual la disfuncionalidad se agrava.
Otro capítulo que es necesario activar para propiciar la integración familiar es el del arte, la cultura y el deporte, para “descorcharlos” de la “caja que idiotiza” y sacar a la familia de su casa para que no solo vea, sino participe en toda clase de actividades públicas, gratuitas y saludables al aire libre. Y, por favor, cancelar también toda clase de cuotas por enseñar estas actividades, porque toda la enseñanza que imparte el Estado está cubierta por nuestros impuestos y por tanto, volverla a cobrar es inconstitucional.
En fin, todo lo que hemos visto en estas líneas nos recuerda que los problemas sociales no son aislados y que el político en el poder debe estar preparado para atender las necesidades múltiples de una manera armónica, para evitar que por resolver un problema en un sector salte otro en el lugar menos esperado. Y esto me recuerda que además del infantil, hay otro sector olvidado que requiere y requerirá cada vez con mayor intensidad, la obligada atención del Estado: ese sector es el de la ancianidad, pero sobre todo la decrepitud, que merecen la oportunidad de recorrer el último tramo de su vida decorosamente, pero también en algunos casos una muerte digna, eventualmente aplicable mediante la eutanasia.
Al iniciar su mandato, el ciudadano gobernador hizo una invitación a la ciudadanía para que le sugiriera temas a incluir en su agenda de trabajo; si algo de lo aquí expresado le pareciera de interés para ese propósito, está a su disposición.
“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina