El 23 de octubre (Día del Médico), el rector de la UNAM, doctor José Narro Robles dictó una conferencia ante directivos y profesionales de la salud del Grupo Ángeles. El tema central fue la lista de las 10 enfermedades más comunes en nuestro país, la enorme carencia de servicios médicos del sector público y la gran dificultad que tienen los jóvenes médicos para realizar una especialidad. En el enlistado de los retos de este año y que veremos crecer durante los próximos diez años están: 1. Obesidad, 2. SIDA y VIH 3. Adicciones 4. Insuficiencia Renal 5. Homicidios 6. Salud mental de los jóvenes 7. Financiamiento 8. Cobertura y Duplicación de Servicios 9. Universalización de los servicios. En resumen, los primeros tres grandes retos tienen que ver con la salud mental. Los últimos tres tienen que ver con la manifiesta incapacidad que en este momento tienen los servicios de salud pública para atender a las necesidades reales. El punto no. 6 es amplio y el Dr. Narro lo planteó así de vago, aunque después lo aclaró, se refiere a las enfermedades mentales que traen consecuencias orgánicas graves tales como depresión y suicidio, neurosis y violencia doméstica, neurosis y violencia social, sexualidad irresponsable que culmina en embarazos no deseados y en enfermedades de transmisión sexual. El maestro conferencista proviene del sector público y académico de manera que sabe de lo que habla y su señalamiento es contundente; en estos momentos el Estado no satisface las necesidades elementales de la población en materia de salud y una de ellas es la duplicación de servicios. En concreto señala que la diversificación de instituciones en SSA, IMSS, Issste, Seguro Popular y DIF en vez de mejorar los servicios los hacen complicados e inoperantes. En abierta crítica al artículo 4 de nuestra Constitución Política que asegura que todo ciudadano tiene derecho a la protección de su salud, plantea el absurdo de que el Estado ofrezca garantizar la protección, pero no aporte los elementos necesarios para ello. Es decir, todos tenemos derecho a la salud siempre y cuando tengamos suficiente derecho para pagarla. Y si no que lo digan todas esas personas que requieren un tratamiento costoso y tienen que realizar colectas, rifas, peticiones a la radio, peticiones en la vía pública porque ninguna institución está dispuesta a pagar los elevados costos de un tratamiento médico o quirúrgico si no hay el debido aporte económico. Aquí vale la pena dar una información, los diputados reciben dinero para “apoyos sociales” que significa que pueden pagar algunos de esos tratamientos a sus ciudadanos representados si es que el ciudadano sabe, quien es el diputado que lo representa en la cámara. Pero ¿qué hacen los señores diputados? Envían al paciente a alguna institución con una tarjetita en la que amablemente solicitan que se le de atención y no se le cobre. Luego entonces: ¿Para qué tienen el presupuesto de ayuda? ¿Por qué no legislan a favor de que las instituciones públicas no cobren? ¿Es que desconocen la realidad de la salud pública del estado en el que viven? El último punto comentado por el doctor Narro es la falta de universalización de los servicios de salud. En pocas palabras esto se refiere a que nuestro estado, como todos los demás debe contar con todos los servicios necesarios. Nuestros enfermos no deben ser enviados a otros estados para atender padecimientos que pueden ser solucionados en nuestra entidad, sin embargo, esto pasa todos los días. A veces porque los de una institución no reciben a los de otra o simplemente porque el sistema nacional así lo establece. Los casos graves del IMSS van a Guadalajara y los del Issste a León. Todo esto sin contar el grave faltante que hay en legislación en materia de obesidad, infecciones por vía sexual, violencia de género, violencia intrafamiliar, abuso sexual y maltrato a menores, bullying y suicidio. Por lo pronto nos permitiremos señalarles a los integrantes de la Comisión de Salud, varios puntos a resolver: Modificación del artículo 80 de la Ley General de Salud del Estado de Aguascalientes, que establece medidas preventivas en Salud Mental, pero no dice una sola palabra de tratamiento. El artículo 81 tiene solamente dos puntos igualmente vagos e imprecisos, es preciso mejorarlo para aclarar el manejo de lo enfermos mentales diferenciando entre neuróticos y psicóticos. Y marcando aparte a los adictos. No son lo mismo, pero quienes redactaron tales artículos no lo sabían. En fin, que trabajo y asignaturas pendientes hay de sobra. Ahora lo que cabe esperar es que los Colegios de las cuarenta y tantas especialidades médicas les hagan llegar sus peticiones. En este espacio lo seguiremos haciendo.