La verdad le pensé mucho para escribir lo que gentilmente estás leyendo en este momento, tenía otras opciones, algunas de ellas son escribir sobre la sala de conciertos, así, como espacio de regeneración y humanización, y relacionarlo con la nueva sala de conciertos que está a punto de entregarse y que será la nueva casa de nuestra Sinfónica, pero creo que esto lo dejaré para dentro de un par de semanas, ya cuando la fecha de entrega esté más cercana. Otra alternativa era Freddy Mercury, por su próximo aniversario luctuoso, pero este es hasta finales de noviembre; o bien, algo acerca de Them Crooked Vultures, una impresionante banda de rock formada por el bajista John Paul Jones, ex de Led Zeppelin, el baterista David Grohl, ex de Nirvana y Foo Fighters, y por el guitarrista y cantante Josh Homme, ex de Queens of the Stone Age y que por alguna razón que no entiendo, he omitido groseramente, me declaro culpable, pero prometo reivindicarme en la mayor brevedad posible.
Me preguntaba qué atractivo podría tener compartir con ustedes, amables invitados a degustar de este banquete, algo que es estrictamente personal, pero luego me cayó el veinte de que todo lo que escribo es de orden estrictamente personal, así que con el temor de aburrirte, me permito compartirte esto.
No recuerdo exactamente cuándo fue que escuché por primera vez esta canción que me hace sentir la piel chinita e inevitablemente se me salen las lágrimas de los ojos, sobre todo con la voz de Louis Armstrong, que bien podríamos considerar la versión original de esta canción, What a wonderful world escrita en 1967 por Bob Thiele y David Weiss, en realidad hay pocas cosas en la vida que me provocan esta sensación de felicidad plena, absoluta, si es que esto realmente puede existir en este mundo lleno de perversiones, de sinsentidos, y de pérdida de valores, sin embargo, la música y la literatura me provocan eso, a pesar de esta realidad, tenemos al arte para escaparnos y salir ilesos del caos.
Creo que la primera vez que la escuché fue allá, por 1970 o ‘71, más o menos cuando murió Louis Armstrong, pero en ese momento no era consciente de la belleza de semejante obra musical, yo tenía 7 u 8 años de edad. Creo que la primera vez que me sentí estimulado por esta tonadita fue con la banda sonora de la película Good morning, Vietnam de 1987 protagonizada por Robin Williams y Forest Whitaker, muy buen soundtrack y que incluye esa canción a la que hago referencia en este banquete, es decir, la canción ya tenía 20 años de existencia cuando me golpeó con fuerza en el mentón, desde entonces se ha convertido en una de mis canciones favoritas, de hecho, recuerdo haberla incluido en la lista de los mejores temas musicales del siglo XX, tarea que realizamos en 1990 Margarita Guillé y un servidor para una estación de radio local, la hoy maltrecha y denigrada XENM en los 1320 khz de am y que hoy transmite puras vergüenzas en el 98.1 de frecuencia modulada.
Bueno, todo esto viene a cuento porque este banquete se publica, primero Dios, hoy viernes 4 de noviembre de 2016, y hoy, déjame decirte algo, es mi segundo cumpleaños. Los que me conocen saben que yo nací en marzo, pero los que me conocen bien, saben que volví a nacer el 4 de noviembre de 2009, ese día fui intervenido quirúrgicamente en un proceso de alto riesgo y del que gracias a Dios salí bien librado, tan bien librado que aquí me tienes con la firmeza necesaria para seguir neceando en la defensa de la buena música, porque insisto, independiente de nuestros muy respetables gustos musicales, sí hay música buena y mala, en la defensa de la música que nos hace ser mejores seres humanos y neceando también en el propósito de abrir más y mejores espacios para la difusión cultural a pesar de la grosera indiferencia de algunos medios de comunicación, quizás la mayoría, pero bueno, qué le vamos a hacer, no me entiendo haciendo otra cosa, creo que esta es mi función en la vida, servir a la cultura en general, pero específicamente a su majestad la música de la cual me considero su súbdito más fiel y su servidor más humilde.
Bueno, pero entonces ¿qué tiene que ver la canción What a wonderful world cantada por Louis Armstrong? Bien, pues sucede que cuando llegué a casa después de estar internado once días, seis de ellos posteriores a la cirugía, y los primeros cuatro de esos seis en terapia intensiva, y ya una vez sabiendo que mi cirugía había sido un éxito y que yo estaba fuera de peligro, lo primero que hice fue llegar al rincón favorito de mi casa, ese lugar en dónde tengo la mayor parte de mis libros, todos mis discos y dvd’s, y mi equipo de sonido, ese lugar que temía no volver a ver pero felizmente ya estaba ahí, coloqué en el reproductor de discos compactos esa canción en un disco de recopilación de Armstrong y me senté cómodamente en un sillón a degustar de esa melodía, la áspera voz de Louis sonaba como una verdadera caricia, efectivamente, el mundo es maravilloso, ahí estaba Louis Armstrong cantando: “I see trees of green, red roses too. I see them bloom for me and you. And I think to myself, what a wonderful world”. Sí, amigos lectores, hoy es mi segundo cumpleaños y quiero compartirlo con ustedes.