Los gasolinazos que nos viene recetando el Gobierno Federal desde hace algunos años, han cubierto las trapacerías que algunos concesionarios de combustible hacen en contra de sus clientes.
Los consumidores hemos estado más atentos a los aumentos de los combustibles, que en verificar que en efecto, en las gasolineras nos den la gasolina completa, tal y como la estamos pagando.
El comentario viene a colación debido a que en días pasados, un compañero trabajador, agremiado a la CROM, se quedó sin gasolina, algo muy común cuando la economía familiar va al día.
Este compañero traía consigo un garrafón de galón, aunque en realidad le caben 3.8 litros y no los cuatro que habitualmente deben de ser cuando uno habla de galón.
Acudió a la gasolinera más cercana, al oriente de la ciudad, y pidió que le llenaran el contenedor.
Cuando termina de llenarlo al tope, resulta que la máquina expendedora le marcó que le había surtido 4.2 litros.
Más allá de que esta desagradable experiencia pudiera quedar como anécdota, el llamado a través de estas líneas es a las autoridades de Profeco, para que realicen una supervisión detallada de las estaciones de servicio que operan en la entidad, para que, de ser necesario, sean clausuradas, no bombas, sino estaciones completas, como un merecido castigo a los vendedores de gasolina deshonestos que han lucrado con la necesidad de los consumidores y como es un producto que no es fácilmente medible, las personas no reclamamos.
Resulta igualmente sospechoso que la propia autoridad que se supone nos debe defender a los consumidores, sus programas y actitudes institucionales dejan mucho que desear.
Como ejemplo, lo siguiente: ¿Por qué las revisiones se programan desde oficinas centrales y acuden personal con equipos para realizar ellos las mediciones y determinar si una bomba expende gasolina de menos? ¿Qué no es más fácil atender una queja, disponiendo del equipo de medición aquí mismo, para que las cosas se hagan de inmediato, y no tener que esperar hasta varios meses en los que la autoridad se tarda en realizar este tipo de mediciones?
¿Cuál es la verdadera razón por la que la autoridad de Profeco se guarda celosamente los nombres de las estaciones de gasolina sancionadas por dar litros de menos? ¿Les será muy oneroso publicarlas en los principales diarios de la localidad para que los consumidores conozcamos quiénes son los que se aprovechan de nosotros?
Hemos insistido sobre la existencia de programas de cómputo que permiten a los despachadores dar menos combustible que el que cobran, y si ya ha habido antecedentes en otros años de despachadores deshonestos, creo que lo menos que puede hacer la autoridad es actuar en consecuencia de su misión, que es la de proteger a los consumidores y no a los comerciantes.
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