Bahía de Cochinos, Cuba. 19 de abril de 1961. La Brigada 2506 -formada por antiguos policías del régimen de Fulgencio Batista, criminales y mercenarios entrenados por la CIA- se rinde a las fuerzas castristas, comandadas por José Ramón Fernández, el Gallego. Mientras tanto, en La Habana, Fidel Castro Ruz ordena la detención y ejecución de decenas de elementos subversivos.
En los días siguientes, Castro Ruz es vitoreado por la multitud, la cual jubilosa grita: “¡Fidel, campeón, te comiste el tiburón!”. Asimismo, el compañero de batalla de Fidel, el argentino Ernesto Che Guevara dirá: “Playa Girón, la primera derrota del imperialismo en América Latina y en escala mundial”. Finalmente, en la Casa Blanca un dubitativo John F. Kennedy confesará a sus íntimos: “Debiera estarnos agradecido. Nos dio una patada en el trasero y eso lo ha hecho más fuerte que nunca”.
Las escenas arriba descritas sirven como prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar por qué Fidel Castro Ruz se convirtió en un actor estelar de la Guerra Fría.
El deceso del comandante Fidel Castro Ruz ha desatado pasiones encontradas: para unos, Castro es el hombre que liberó a Cuba del destino determinado para la ínsula por los norteamericanos: un lupanar y una casa de apuestas; el revolucionario que recuperó la dignidad de América Latina frente al Imperio estadounidense; el rebelde que continuó con la obra inconclusa de la Revolución mexicana y que, a pesar del bloqueo norteamericano, hizo de su patria un ejemplo preclaro en materia de educación, cultura, deporte y salud.
Para otros, Castro es el hombre que se convirtió en lo que combatió en su juventud: un tirano; un brutal dictador que inhibió el desarrollo económico y político de Cuba; un Maquiavelo caribeño que eliminó a Camilo Cienfuegos, Ernesto Che Guevara y Arnaldo Ochoa; y, por último, el titiritero que aupó a Hugo Chávez.
El escribano desea concentrarse en un aspecto toral de la vida y obra de Fidel Castro Ruz: su participación como actor estelar en la Guerra Fría. Es decir, el estado de tensión militar y política entre los Estados Unidos de América y la Unión Soviética, el cual abarcó el periodo comprendido entre 1947 y 1991.
Tras el derrocamiento del gobierno de Fulgencio Batista, en enero de 1960, Fidel intuyó que los Estados Unidos tratarían de asfixiar al novel régimen revolucionario. Para tal efecto, Castro Ruz buscó el apoyo del bloque soviético. Luego de meses de conversaciones, Castro tuvo la oportunidad de dialogar con el líder soviético, Nikita Jrushchov, quien se mostró impresionado por el joven comandante cubano.
Los coqueteos con Moscú molestaron a Washington: el presidente Dwight D. Eisenhower ordenó a la CIA entrenar y equipar a exiliados anticastristas para derrocar a Fidel. Asimismo, en octubre de 1960, la Unión Americana prohibió la mayoría de las exportaciones a Cuba, afectando de esta manera la economía del país isleño.
En enero de 1961, Eisenhower rompió relaciones diplomáticas con Cuba. En abril de ese mismo año, el nuevo mandatario, John F. Kennedy, aprobó la invasión de Cuba por elementos de la Brigada 2506, formada por elementos anticastristas. Tal y como se narró al principio de esta colaboración, la incursión fue un sonoro fracaso para los estadounidenses.
La respuesta estadounidense no tardó en llegar: en noviembre de 1961, Kennedy autorizó a la CIA efectuar la operación Mangosta, cuyo objetivo era fomentar la subversión en Cuba y eliminar a Castro. Por último, Castro, desafiante, reveló: “Soy marxista-leninista y lo seré hasta el último día de mi vida”.
Para evitar una nueva invasión norteamericana, y espoleado por el embargo comercial contra Cuba, Castro apoyó la propuesta soviética de colocar ojivas nucleares en la isla. Cabe mencionar que los soviéticos buscaban emparejar los carteles pues los estadounidenses habían colocado misiles de alcance medio Júpiter en Turquía.
En el verano de 1962, el ministro de Defensa, Raúl Castro Ruz y Ernesto Che Guevara, visitaron la URSS para acordar el envío de los cohetes soviéticos. Igualmente, 20 mil soldados soviéticos fueron enviados a proteger el despliegue balístico. Sin embargo, la presencia de los misiles soviéticos no pasó desapercibida para los norteamericanos.
Comenzó así la llamada Crisis de los Misiles -esos 13 días, del 16 al 28 de octubre de 1962- durante la cual el mundo estuvo al borde del Armagedón. Es decir, el holocausto nuclear debido a la confrontación entre los EUA y la URSS. Afortunadamente, tanto Kennedy como Jruschov, negociaron y se evitó la probable extinción de una buena parte de la raza humana.
África fue el otro escenario donde Fidel dejó su impronta: Cuba apoyó, a mediados de los años 70, a los movimientos independentistas de tendencia marxista-leninista en Angola, los cuales se enfrentaban a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), financiada y equipada por la CIA y los supremacistas blancos sudafricanos.
Los marxistas angoleños se hicieron con el triunfo. Este evento activó las alarmas en Sudáfrica y Zaire, quienes decidieron intervenir en Angola. Fidel Castro, aprovechando la debacle estadounidense en Vietnam, ordenó la Operación Carlota, el envío de miles de soldados cubanos a Angola, los cuales derrotaron en Quifangondo a las fuerzas combinadas de Sudáfrica y Zaire. Asimismo, Castro desplegó tropas en Etiopía, las cuales contribuyeron a la victoria etíope sobre Somalia, en marzo de 1978.
El momento cumbre de Fidel Castro Ruz en África ocurrió en Cuito Cuanavale, entre enero y febrero de 1988, cuando los internacionalistas cubanos derrotaron a los sudafricanos. Al saber de la victoria cubana, el prisionero 46664, mejor conocido como Nelson Mandela, escribió: sin Cuba “no habría liberación de nuestro continente, y de mi pueblo del azote del apartheid”.
Cuito Cuanavale, “la mayor batalla en África desde el final de la II Guerra Mundial” (Horace Campbell dixit), provocó el inicio de “las negociaciones con el Congreso Nacional Africano que concluyeron con la liberación de Nelson Mandela y el fin del apartheid”.
Fidel Castro Ruz -héroe para unos, tirano para otros- jugó indiscutiblemente un rol primordial en la Guerra Fría.
Aide-Mémoire.- La inminente victoria del Ejército sirio en Alepo, con el apoyo de Rusia e Irán, marcará un punto de inflexión en la guerra civil en ese país árabe.