Prometí a mis lectores darle vuelta a la página de aquella comedia de terror del domingo 5 de junio. ¡Y de que les cumplo, les cumplo! Hoy comentaré la vida confesional hidrocálida, tan virtuosa como pecadora entre alcoholes de alta graduación. A los ricos y poderosos, les brindo una secuela de negro humor desde las profundidades del inframundo donde algunos fieles difuntos habitan.
I
El deceso del obispo Chema,
como le llamaban sus iguales,
se debió a los excesos medievales
y a sus frases histriónicas y gestuales
dedicadas, con amor, a los homosexuales.
II
También a las sanciones legales
que su jefe de laicos le prometió derrotar,
y le fueron confirmadas con la gran “Roqueseñal”.
Hoy los fieles Gays salen en fúnebre marcha, ¡van a maderear!
y a esparcir las cenizas de Chema lejos de su cripta familiar.
III
En la diócesis de Aguascalientes,
los fieles danzan de felicidad,
párrocos, sacerdotes y laicos, comparten el pan y la sal.
Ya rezan, para subir al Altar de la Catedral al Padre Gandhi,
y evitar que la cofradía, de la pederastia, los quiera gobernar.
IV
Al más allá se va feliz el denostado obispo Chema,
en compañía de “su cuate” Carlos, el exgobernador y sacristán,
y en un Infiniti veloz cubren ambos sus desvelos con sus Ray Ban.
Pálidos muertos con sus dogmas y totalitarias visiones,
que reparten bendiciones con dos whiskys on the rocks.
V
Chema amó los buenos tiempos de su carta pastoral
y desde los viejos atrios que resguardan sus templos,
él gritó muy lleno de contento, ¡Juárez está bien muerto!
Al irse regaló 18 Curules confesadas, abarató las entradas,
al decir que serán abrogadas sus “nefastas” leyes reformadas.
Q.E.P.D.