El Partido Encuentro Social (PES) en el Estado de Aguascalientes, que se anuncia en su propaganda electoral como “el partido de la familia” y “la voz de quienes no tiene voz”, obtuvo en los comicios locales del 5 de junio de 2016, la nada despreciable suma de 15 mil 759 votos, el 3.38% de la votación estatal y estará representado en el Congreso del Estado, pues superó a Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo, que perdieron su tradicional representación parlamentaria; además tendrá dos regidurías en los ayuntamientos de Rincón de Romos y San Francisco de los Romo.
A partir del 15 de noviembre de 2016, el Pes ocupará su curul en el Congreso local de Aguascalientes con el diputado electo, Jesús Morquecho Valdez, miembro del sector magisterial (sus regidores tienen igual origen) y director del plantel CONALEP en ciudad industrial, y seguramente asumirá la defensa de “la familia natural” y los derechos de la infancia a la adopción. Argumentará que el modelo de matrimonio en México, se define como contrato civil que celebran “un hombre y una mujer”; y que las parejas homo-parentales no son idóneas para adoptar infantes, todo eso en un año con ocho meses de gestión.
El PES, en el congreso local, representará una visión del matrimonio tradicional vinculada a convicciones religiosas en Aguascalientes, que por iniciativa del Presidente Enrique Peña y por resolución de la Suprema Corte de la Nación, podría ser modificada en el texto constitucional por el Congreso de la Unión y redefinida como “la unión civil entre dos individuos”, legalizando así como matrimonio lo que hoy conocemos como “unión de convivencia” entre dos personas del mismo sexo, y facilitando procesos de adopción infantil que generan un nuevo modelo de familia.
En los comicios federales de 2015, el PES obtuvo su registro nacional con una votación ligeramente mayor al 3% de los electores del país y hoy cuentan con un grupo parlamentario de 8 legisladores en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. La mayoría de sus dirigentes nacionales, en un hecho inédito, han expresado convicciones cristianas evangélicas, los diputados lo han hecho desde la propia tribuna parlamentaria, por lo tanto, es congruente su defensa al modelo de familia natural o tradicional, y la oposición a la adopción de infantes por parejas del mismo sexo.
En una reciente aparición pública, los diputados federales del PES han participado en marchas “en defensa de la familia natural” que organizaciones civiles y religiosas “conservadoras” convocaron los días 10 y 24 de septiembre y movilizaron alrededor de un millón de personas. Los Diputados Federales, apoyados con miles de firmas de ciudadanos de todo el país, han presentado su propia iniciativa para legislar sobre “la unión civil entre individuos del mismo sexo” misma que difiere de la enviada en mayo por el Presidente Enrique Peña. El PES sostiene que el concepto constitucional y legal del matrimonio debe conservarse como “la unión entre un hombre y una mujer” porque su juridicidad tiene una base social y cultural sólida y tradicional en nuestro país.
Precisamente por efecto de la “costumbre”, que es una fuente del Derecho, existe entre grandes conglomerados de la sociedad civil en México una confrontación entre conceptos de convicciones y derechos.
El PES, siendo un partido liberal busca la oportunidad de consolidarse entre los electores como un partido defensor de “la familia natural” y reivindicarse como “la voz de quienes no tiene voz”. Esa es una estrategia política legítima y podría ser, en unos años, muy eficaz en materia electoral. Siendo un Partido en formación, el PES requiere de una clientela propia para subsistir más allá del 2018. Al ubicarse al lado de los grupos sociales y religiosos que desconfían de políticas públicas alineadas a la “ideología de género” promovida por la ONU, el PES penetra en un nicho electoral muy cerrado pero influyente que ha calificado a la “ideología de género” como un peligro para la moral pública en nuestro país.
En esta radical aventura política, el PES corre el riesgo de ser calificado como Partido Conservador. Otros partidos que dicen presentar opciones sociales “de izquierda progresista” catalogan el discurso político del PES como una visión “retrograda que resulta violatoria a los derechos humanos”.
La buena noticia es que la sociedad civil en México está activada y muestra libremente su inconformidad. En las elecciones que se aproximan, al menos públicamente, los partidos tradicionales van a preferir mantener su distancia del movimiento que se opone a los matrimonios igualitarios y la adopción de infantes por parejas homoparentales. Partidos como el Movimiento Ciudadano, Morena y PRD, van a alejarse de grupos sociales catalogados como “radicales y discriminatorios”. Este alejamiento de una de las causas ciudadanas más arraigadas en el país, dejará un importante sector de la población sin representación política real, esto es, sin voz. Allí podría radicar el crecimiento electoral del PES, un partido liberal en sus principios, pero defensor radical de una tradición cultural muy arraigada entre los votantes. Todo es cuestión aritmética.