Por mucho tiempo se creyó en México que el problema migratorio de nuestros hermanos centroamericanos que tratan de cruzar nuestro país para llegar a los Estados Unidos era el único fenómeno de ese tipo que se enfrentaría en el corto plazo, pero el problema es que ahora el cierre de puntos de cruce con los vecinos y el fortalecimientos de la guardia fronteriza ha hecho que sea cada día más difícil cruzar a ese país.
A lo anterior hay que agregar que eso ha desatado un comercio deleznable, en el cual bandas de traficantes de seres humanos, y ahora hasta policías y exagentes de migración, se están dedicado a extorsionar a los pobres de entre los pobres, que en su desesperación por llegar a la frontera norte son presas fáciles de estos chacales. Lo último que hemos sabido es que 39 centroamericanos fueron extorsionados por policías de Chiapas de Corzo y por exagentes del Instituto Nacional de Migración, que a los migrantes les proporcionaron documentación falsa, y los 21 policías, que ya están detenidos, los escoltaban en su viaje a través del estado, y les exigían el número telefónico de sus familiares para exigirles dinero a cambio de liberarlos. Unos verdaderos gángsters.
Pero esto no para ahí, sino que ahora se presenta un fenómeno inédito, pues están llegando a la frontera sur, migrantes de países lejanos, como Etiopía, Bangladesh, El Congo, Ghana, Guinea, Eritrea, Sudán, Nigeria y Haití, los cuales llegan a Brasil y de ahí cruzan el continente hasta llegar a nuestro país, para ahí buscar visa humanitaria en los Estados Unidos.
Actualmente se encuentran en Tijuana aproximadamente ¡14,000 extranjeros!, esperando poder cruzar, pero solo son recibidos a revisión, por las autoridades migratorias del vecino país, 75 personas diariamente por la frontera Tijuana -san Isidro, y 45 por Mexicali-Caléxico, lo cual es desesperante. El INM reporta que ha entregado permisos para cruzar el país por 20 días a 14,471 personas, en el lapso del 1 al 4 de octubre.
Pero la cantidad de migrantes entre los que hay mujeres, muchas de ellas embarazadas, y niños en espera del documento para cruzar el país, con este flujo de personas no está lejos el que tanto la frontera norte como la sur, sobre todo Tijuana y Tapachula, se comiencen a colapsar por la falta de recursos para atender esta inesperada llegada de miles de personas en busca de asilo en los Estados Unidos y que están siendo recibidos a cuenta gotas; muchos se están quedando en nuestro país. A esto hay que agregar el fenómeno de los deportados de los Estados Unidos, que este año se calcula ya llega a 500,000, y la mayoría se queda en la frontera con la esperanza de volver a entrar, o bien, porque dejaron familia en el país del norte.
Creíamos que el fenómeno de la migración en el continente Europeo nunca se vería en nuestro continente y menos en nuestro país, pero ya llegó, y creo que será permanente, por lo que debemos de buscar soluciones y la forma de atenderlos, y que no caigan en las garras de los explotadores, tipos que no se tientan el corazón para explotar a los más desprotegidos.