- Más de 700 mil personas en el Homenaje al Divo de Juárez, un millón 100 mil personas siguieron la transmisión vía streaming
- La cultura nos da continuidad y significado, identidad y patrimonio: Rafael Tovar y de Teresa
- El legado de Juan Gabriel un hecho cultural sin precedentes que se conecta con nuestra colectividad
La cultura es comunidad. En ella se forman y de ella brotan valores, tradiciones, costumbres, memoria histórica. La cultura nos da continuidad y significado, identidad y patrimonio. La cultura nos da vida porque en sus raíces está la eterna lucha contra la muerte. Estos días México entero se ha volcado para honrar a uno de sus grandes exponentes de la música popular. El Palacio de Bellas Artes ha vivido, junto a la gente, días históricos, horas marcadas por la convivencia y la unidad ante la imagen de un creador cultural que hermanó a los mexicanos, dijo Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura, en la conclusión del Homenaje a Juan Gabriel
Enmarcada por los murales de Tamayo, Orozco y Diego Rivera, una gran imagen del cantante y compositor Juan Gabriel (Parácuaro, Michoacán, 7 de enero, 1950 – Santa Mónica, California, EU, 28 de agosto, 2016), fue colocada en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes. Libre ya del tiempo, sus brazos se extienden abarcándolo todo y con el gesto de la entrega total en el rostro. En la mano derecha un micrófono. Metros arriba el mural de David Alfaro Siqueiros La nueva democracia nutre lo simbólico, porque Juan Gabriel fue precisamente, un cantante que democratizó en su música el gusto de todos.
Bellas Artes recibió a personas de todas las edades y estratos sociales de México, así como a miembros de la comunidad artística y cultural de México que acudieron a homenajear al hombre que por más de cuatro décadas construyó uno de los legados musicales populares más entrañables que logró trascender ámbitos, géneros, estilos, idiosincrasias y fronteras; las cenizas del artista llegaron al recinto en la Ciudad de México el lunes a las 15:45 de tarde.
Rafael Tovar y de Teresa expuso que el legado musical del cantante y compositor es un hecho cultural sin precedentes por ser un artista que se conecta con la colectividad mexicana a través de mil 800 canciones que mostraron el modo de sentir de los mexicanos. Dijo que las canciones de Juan Gabriel dialogan y platican con quien las escucha, y fue eso lo que se vinculó más profundamente con sus seguidores.
Al entrar al Palacio de Bellas Artes, en una procesión que fue acompañada por el canto y los vítores de decenas de miles de personas apostadas afuera del recinto, las cenizas de Juan Gabriel fueron recibidas por los acordes del mariachi y el tenor Fernando de la Mora.
Afuera, como parte de este homenaje, se ofreció en un gran escenario un espectáculo en el que el programa estuvo integrado por diversos artistas y se colocaron doce pantallas de alta definición. Aplausos, lágrimas, porras, improvisadas interpretaciones de seguidores, algunos vistiendo reproducciones de sus atuendos, se prolongaron ya hacia la medianoche en esta demostración masiva de júbilo, de un sociedad que tributó así a un compositor y cantante que supo representarla y en agradecimiento al artista por el legado musical que deja a México y al mundo.
En el interior del Palacio de Bellas Artes, apenas se escucha el murmullo de periodistas y fotógrafos que transmiten desde sus teléfonos, que le cuentan al radioescucha o al televidente, el minuto a minuto, que ya casi, que en cualquier momento iniciará el Homenaje, y de pronto todo se congela, los ojos persiguen los sigilosos movimientos de los músicos del Mariachi Gama Mil, que poco a poco van colocándose en las escaleras, y entonces las notas de Se me olvidó otra vez rompen el silencio en el aire.
Del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México al Palacio de Bellas Artes, las cenizas habían hecho un lento recorrido, no puede negársele a la gente que ha ido a su encuentro en calles y avenidas.
Las cenizas de Juan Gabriel, en las manos de su hijo, han entrado por la puerta directa a la escalinata. Una vez colocadas en su pedestal, los aplausos solemnes, recogidos, discretos, entregan la emotividad contenida. Lo recibe el tenor Fernando de la Mora, el sonido de las trompetas del Mariachi de Mi Tierra, resonando de columna en columna, la ronca guitarra de la que parte la melodía de la canción Amor eterno -que da nombre también a este Homenaje-, lo que hace estallar el instante. Agudos y graves, afuera y adentro, arriba y abajo, hoy y eternidad, todo esto es: la posteridad, se sabe mientras se está viviendo.
Y Aída Cuevas al cantar Que seas muy feliz, muy feliz vuelve la mirada a las alturas, y la voz y el gesto confirman el deseo, la voz potente que se hace frágil, es la transmigración de la fuerza de las palabras que retornan a su creador para ahora decirle a él lo que dijo a tantos.
Afuera los ¡Viva Juan Gabriel! ¡Arriba Juan Gabriel!, se mezclan con la potencia de las bocinas que reproducen el sonido de los que cantan en el escenario, y que puede escucharse calles abajo.
Acodadas en las vallas, las mujeres cantan siguiendo a Fernando de la Mora, quien ahora está en el escenario de la explanada, cantan en voz bajita, alguno pierde el tono cuando se esfuerza en emparejar volumen y sentimiento. No es fiesta, hay una alegría en las canciones mismas, pero las miradas son tristes. Cantan para que no duela tanto.
Considerando a las personas que ingresaron al Palacio de Bellas Artes y las que apreciaron en pantallas gigantes de avenida Juárez y la Alameda Central, el homenaje a Juan Gabriel, los días lunes 5 y martes 6 de septiembre, se estimó una concurrencia de más de 700 mil personas.
Por streaming, lo siguieron un millón 100 mil espectadores, en todas las plataformas digitales de la Secretaría de Cultura, incluidas las del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y de Canal 22.
Con información de la Secretaría de Cultura