El 7 de septiembre de 1978 falleció una de las figuras más importantes e influyentes en el mundo del rock, me refiero al baterista de The Who, Keith Moon, uno de esos personajes especiales cuya leyenda se ha formado no solamente en función de su expresión musical, sino que su vida misma ha contribuido a escribir su historia llevándola, incluso, a mitificarla. Es de ese tipo de personalidades que como John Lennon, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin forman su historia de música y de los aderezos de su vida que suelen ser tan interesantes como su mismo perfil musical y es que cierto es que estos nombres citados anteriormente sienten la vida con demasiada intensidad como para poder soportarla, eso, además, claro está de su propuesta musical, contribuyen a escribir la leyenda.
Aunque la fecha ya pasó y posiblemente ya no es vigente, no quiero quedarme con estas ideas en el tintero, por eso es que ya a finales del mes me atrevo a compartir esto contigo, y es que septiembre es un mes tan activo en cuestiones del rock que las fechas se empalman y resulta difícil poder atender a todo puntualmente, ya ves, la muerte de algunos grandes, además de la de Keith Moon que es quien nos ocupa en este Banquete, está la de Rick Wright, tecladista de Pink Floyd el 15 de septiembre de 2008, la de Jimi Hendrix, para tu servidor el mejor guitarrista en la historia del rock que falleció el 18 de septiembre de 1970, la celebración del festival de rock y ruedas de Avándaro el 11 de septiembre de 1871, en fin, así que antes de que termine el mes quiero dedicar una cuantas líneas al loco Moon, baterista de The Who, una legendaria agrupación de los años sesenta que junto con los Rolling Stones y The Beatles conformaron la terna que encabezó la llamada invasión británica a los Estados Unidos durante ese decenio.
En alguna ocasión, a mediados de los años 80, Paul McCartney aventuró una opinión que en lo personal me parece arriesgada, pero bueno, si lo dice Paul por algo será y seguramente tendríamos que darle crédito a sus palabras, en fin, lo que McCartney dijo fue que para él, los mejores bateristas en la historia del rock eran Ringo Starr y Keith Moon. Sí, en efecto, a mí me pareció algo descabellado, la verdad une pensaría en otros nombres si se trata de nombrar a los mejores bateristas de rock, no sé, Neal Peart, John Bonham, Ian Paice, Bill Bruford, no sé, podríamos hacer una lista de por lo menos cien nombres y al menos en lo que a esto escribe respecta, difícilmente aparecerían los nombre de Keith Moon y Ringo Starr, con todo y lo que para mí significan los Beatles, sin duda, una de las mejores cosas que le han sucedido a la música, pero definitivamente no pondría en esa lista a su baterista.
Más tarde Paul McCartney explicó su afirmación y citaba algunas proezas de ambos bateristas en canciones específicas y de qué manera abordaban y solucionaban ciertas dificultades que eran tabúes para bateristas más renombrados, desde la trinchera de la discreción, tanto Moon como Starr han dejado constancia de sus asombrosas facultades como bateristas, después lo entendí, y viéndolo desde la objetiva óptica de McCartney, las cosas resultan más claras. Por cierto, no es sólo Paul quien define a Moon como el mejor, Holly George – Warren, autor y editor de Rock & roll hall of fame, the first 25 years, dice: “con la muerte de Keith Moon en 1978, el rock, sin duda, ha perdido a su mejor baterista”.
No me atrevo a decir que el estilo de Moon era muy fino y tampoco me atrevo a afirmar que poseía una técnica depurada, es más, difícilmente podríamos decir que tenía algún tipo de técnica, por el contrario, pienso que esa falta de una técnica, la falta de escuela lo hizo definir su estilo burdo, áspero, incluso salvaje, pero no podemos negar que fue un baterista innovador que no gustaba de las formas convencionales de tocar la batería y eso le hizo tener un sonido fuera de todo lo establecido, los cánones simplemente no le venían bien.
The Who fue uno de los grupos que dieron forma a mi perfil musical, fue de aquellos grupos que yo escuchaba con más insistencia en mis años de formación, por llamarle de alguna forma, formación de un criterio musical en función del rock. Escuchaba incansablemente discos como Who’s next, Tommy, el inmenso Quadrophenia, que significó para mí tantas cosas en la definición de mis criterios musicales, y todos aquellos sencillos que dieron vida inmortal a The Who; My Generation, Magic Bus, Boris the spider, Baba O’riley, My Wife, en fin, nunca terminaría esa lista de buenas canciones, verdaderos clásicos.
Escuchando aquellas canciones, además con el impacto que me provocó ver en el cine con mi buen amigo Alejandro Arenas Martell la película Quadrophenia, digamos que quedé yo listo para el rock & roll.
Keith Moon murió el 7 de septiembre de 1978 en Londres, Inglaterra, después de asistir, invitado por Paul McCartney al pre-estreno de la película The Buddy Holly Story en Covent Garden, después se retiró a su habitación con su novia Annete Walker ubicada en Mayfair donde ingirió una sobredosis de la medicina que le fue recetada para lidiar con su problema de alcoholismo. Ahí terminó una de las grandes leyendas en la historia del rock, el loco Moon.