En la reunión del G20 que tuvo lugar en China entre el 4 y 5 de septiembre de 2016, hubo importantes acontecimientos y se alcanzaron acuerdos que confirmaron el giro de 180 grados en la política global. Ya en artículos anteriores en esta columna he señalado que el concierto económico, sociopolítico y militar del mundo está regido por el control del dinero. Durante varios siglos, el consorcio bancario transnacional propiedad del Sionismo internacional, identificado por algunos como la Mafia Jázara, controló la emisión de dinero y retuvo gran parte de la riqueza mundial reflejada en reservas de oro. Este mismo grupo, además de la banca, llegó a dominar los mercados de estupefacientes, armas, medios de información y más recientemente en el siglo XX, los alimentos, los medios y tecnologías de la comunicación, el petróleo y los químico-farmacéuticos. Ya también indiqué en artículos anteriores que la población mundial podría emanciparse del control de este poderoso grupo a través del ejercicio pleno de la ciudadanía económica y la autosuficiencia alimentaria.
Desde el fatídico 11 de septiembre de 2001, los poderes fácticos a través del gobierno de los EUA iniciaron una feroz escalada militar con fines múltiples: fortalecer la economía estadounidense con incrementado gasto militar, controlar la producción de petróleo del Medio Oriente y aumentar su presencia en aquella parte del mundo que hace frontera con la antigua Unión Soviética. Al controlar una gran parte de la producción de crudo, se redujo de forma importante el precio del petróleo para debilitar a países productores no muy afines a los EUA. Asimismo, la avanzada militar sobre Irak, permitió a la potencia americana estar a la puerta de importantes bastiones estratégicos como la región Palestina, Irán, Siria, Georgia (y de paso Ucrania), así como proteger a su aliado Israel.
Sin embargo, una hábil política de la Federación Rusa articulada en el curso de varios años, permitió a este país fortalecer su poder militar, consolidar su economía nacional y establecer vínculos con el otrora influyente grupo de poder económico en el lejano oriente conocido como la Familia del Dragón Blanco. El más notorio avance en el control del dinero, lo logró el grupo de países conocido como BRICS, por las siglas de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, con el cual se puso en jaque la hegemonía de la banca internacional, controlada por la Mafia Jázara, representada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
La expansiva política monetaria de la Reserva Federal de los EUA debilitó finalmente al dólar. Su poder se ha venido minando más rápidamente en los últimos meses. Desde varios años China y Rusia acumularon oro, junto con Gran Bretaña y otros países de Europa, y una enorme cantidad de deuda de los EUA. Es pertinente recordar que la Reserva Federal, emisora de los dólares y prestamista de los EUA, es un organismo privado propiedad de la corporación global bancaria-militar-energética que tiene como jefe operativo al presidente de los EUA.
En repetidas ocasiones Donald Trump, en su papel de candidato del Partido Republicano a la presidencia de los EUA, ha denunciado esa relación y ha amenazado con romper la dependencia para emancipar al pueblo norteamericano de la corporación. Así como ha denunciado la vergonzosa y hasta criminal actuación de algunos encumbrados políticos estadounidenses como resultado de tal sujeción a los intereses privados, ha prometido recuperar la nación llamada EUA, o USA, en inglés. De allí que su popular “grito de guerra” en campaña sea la repetición de las letras U-S-A. Cabe señalar que en más de una ocasión durante el presente año, Trump se ha reunido con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, con quien, se especula, ha construido una relación de entendimiento.
Al salir la Gran Bretaña de la Unión Europea, la estrategia de control comercial de la corporación EUA en todo el mundo sufrió un gran revés. La incomodidad popular manifestada en Europa por las múltiples cargas derivadas de la Unión, incluyendo el costo social de recibir refugiados y la económica de sostener a la OTAN, estalló calladamente en Alemania. El llamado del gobierno alemán a su población, el 24 de agosto para abastecerse de alimentos, agua y dinero con la intención de hacer frente a una posible catástrofe fue una señal a los EUA de que estarían dispuestos a todo en caso de haber represalias por negarse a seguir cooperando con aquel país y su corporación bancaria-militar-energética.
En China, durante la reunión del G20, se concretó el cambio de eje de poder global.
El propio FMI ha confirmado el cambio respecto a quién controla el dinero a partir de ahora, al emitir derechos especiales de giro -la moneda con que el FMI realiza sus operaciones globales- sustentados en la moneda china, Yuan/Remimbi, en vez de dólares. El poder de control de dinero lo recupera la Familia del Dragón Blanco, a través de los BRICS, y se termina el reinado del dólar. Se llega al acuerdo de EUA con Rusia de suspender acciones militares en Siria y finaliza el control de éste sobre el precio del petróleo. Rusia, el segundo productor más importante de crudo a nivel mundial tiene, junto con otros países no alineados, la capacidad de recuperar el precio del petróleo que artificialmente bajaron los países productores alineados a las compañías petroleras de la corporación. El precio del petróleo ya se mueve en la banda de los US$45, cuando en marzo fluctuaba por debajo de los 30 dólares.
Lo más relevante es que se crea el bloque Euroasiático Berlín-Moscú-Pekín, como nuevo eje de poder mundial. Cambia radicalmente el panorama global. Para México son tantas las implicaciones de este cambio que se requieren análisis más detallados que abordaré próximamente.
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