Los últimos cambios en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto han traído como consecuencia que en la Secretaría de Hacienda el nuevo titular sea José Antonio Meade Kuribreña, quien no podía llegar en un momento tan delicado a estar al frente de esta secretaría, pues actualmente, y a pesar de los avisos y recomendaciones del Banco de México, la deuda del país ha llegado a un punto de inflexión, y las recomendaciones de las calificadoras es que se tiene que comenzar a bajar, pues al ritmo que va llegará al 49% del PIB (Producto Interno Bruto). Ya algunas de las calificadoras han bajado la calificación, y ahora nuestra deuda está en negativo.
A un día de que tomó posesión Meade se tuvo que entregar el proyecto de presupuesto del año 2017, en el cual por supuesto él no tuvo que ver en su elaboración, pero a pesar de eso a él le tocó entregarlo al Poder Legislativo y anunciar que éste contempla una reducción de 239,700 millones de pesos, los cuales serán rebajados de los presupuestos de varias dependencias, entre ellas la Sedatu en un 39.7%; medio ambiente en un 37.6%; y algo riesgoso, a Agricultura en un 29.1%, inclusive a comunicaciones y transportes, que hoy por hoy ha sido la más activa y con resultados, con un 28.5%. A pesar de esto se anuncia que los causantes deberemos de pagar más impuestos.
Aunque no suben, la fiscalización y el aumento en las gasolinas tendrán que aportar un 9.7 % más para poder llegar a recaudar 2.7 billones de pesos.
Todo esto en un presupuesto llamado austero y de “sacrificio”. Esto último, como siempre, a cargo del pueblo. Sin embargo, algo que se antoja inverosímil es que tanto el Poder Legislativo como el Judicial, se despacharán con la cuchara grande en lugar de ser solidarios con el momento que pasan las finanzas nacionales. El Legislativo se llevará un aumento de 3.6% y el Judicial un 14.8%, algo verdaderamente doloroso porque nos hace ver que la solidaridad siempre vendrá del pueblo y no en aquellos que se supone están más comprometidos, para que el presupuesto de 2017 lleve un claro mensaje de solidaridad con los que menos tienen.
Vamos a ver la habilidad del nuevo secretario para negociar con los diputados el paquete presupuestal, si bien él no es ajeno a estos menesteres, pues ya ha estado en esa posición. También es cierto que la mayoría de los legisladores están comprometidos con sus gobernadores y presidentes municipales a presionar por partidas extras para sus programas. Veremos que tan firmes estarán en la Secretaría de Hacienda para aguantar la presión.
Y si, definitivamente por los tiempos y la situación de las finanzas nacionales, el doctor Meade se sacó la rifa del tigre.