Bien, antes de entrar en materia, quisiera hacer un breve comentario, no puedo pasar por alto el aniversario luctuoso del que para tu servidor es el mejor guitarrista en la historia de la música contemporánea, no sólo del rock, me refiero a James Marshall Hendrix, o simplemente Jimi Hendrix, él falleció el 18 de septiembre de 1970 y aquí está mi breve homenaje a este virtuoso de la guitarra y que llevó la expresión de este instrumento hasta sus últimas consecuencias.
Escribir o decir algo acerca de Jimi Hendrix es más difícil de lo que pudiéramos suponer inicialmente, realmente son muy pocas las cosas que quedan sin decir del que seguramente es el mejor guitarrista en la siempre inconclusa historia del rock, pero considerando el hecho de que este 18 de septiembre se cumplen 46 años de su muerte, se hace necesario decir algo de él, imposible pasar por alto esta fecha, aun cuando el menú del Banquete de esta semana es otro completamente ajeno a él y su entorno musical.
Antes de que Jimi Hendrix apareciera en la escena del rock internacional, las cosas eran muy diferentes, el blues estaba de un lado, el jazz del otro y en medio estaba el rock, después de la incursión de Hendrix en el mundo de la música, fue él justamente el punto de convergencia de estos tres lenguajes musicales y desde ese momento, ya nada fue igual, sus contribuciones al mundo de la música no las podríamos contar en este espacio, así que dejamos ahí el tema de Hendrix y vamos a lo que nos ocupa.
Cuando hablamos de música mexicana, es decir, de lo que podríamos llamar como verdaderamente representativo de la música de este país entramos en aprietos muy serios. México, por su inmensa extensión territorial tiene una gran diversidad cultural, y en términos de música no es la excepción, tendríamos que regionalizar los diferentes lenguajes musicales para darnos más o menos una idea de la música de cada región del país, aun cuando el mariachi, como entidad musical, ha sido reconocida como patrimonio cultural intangible de la humanidad.
Sin duda que el mariachi es una de las formas más acertadas de definir gran parte de la experiencia musical mexicana, pero no es la única, aunque definitivamente sí la más comercial y difundida.
Jorge Velasco García, músico y musicólogo mexicano que entre su extenso currículum está el haber sido en algún momento bajista del grupo de blues Real de Catorce, nos dice en su extraordinario ensayo El canto de la tribu que el mariachi muy probablemente nació en Cocula, Jalisco, y que el término es de origen coca y quiere decir tocan juntos, aunque agrega que el mariachi en sus orígenes no tenía nada que ver con la forma en la que lo conocemos hoy en día, cuando surgió el mariachi en estas tierras del occidente mexicano, sus integrantes vestían ropa de manta blanca y su instrumentación carecía de trompeta, cuando inicia el movimiento del campesino hacia la ciudad en busca de mejores oportunidades, es entonces que a los avispados dirigentes de los medios de comunicación, específicamente, según señala Jorge Velasco, es a Emilio Azcárraga a quien se les ocurre hacer algunos cambios en la indumentaria del mariachi, les quitan la ropa de manta blanca y les ponen traje de charro, les quitan los huaraches y los calzan con botas, pero no contentos con eso, a su instrumentación le agregan la trompeta y queda así el mariachi como lo conocemos hoy en día, por supuesto que su repertorio se aleja de la verdadera música del campo y se adoctrina en formas musicales más comerciales y la única intención es vender.
Sobre esta situación, considero necesario acudir al testimonio de don Silvestre Vargas, uno de los pilares del legendario Mariachi Vargas de Tecalitlán, él nos dice lo siguiente: “Realmente lamento que el Vargas, como el resto de los mariachis, haya tenido que ir abandonando la música popular mexicana, los sones jaliscienses y las polcas… Así, poco a poco, vamos perdiendo nuestra fisonomía original. Yo pienso que el Mariachi nació para interpretar la música popular mexicana y nada más”.
Bien, dejemos el asunto de la verdadera identidad del mariachi, que bien merecería un capítulo aparte para justificar el nombre del Banquete que amablemente estás leyendo en este momento. “Esto también es México”, y lo que sucede es que difícilmente, cuando hablamos de la música mexicana, alguien se atreverá a citar la música de concierto de este país, que en términos de calidad y de cantidad es verdaderamente generosa. Mira, quiero comentarte algo, amigo melómano, cuando murió Juan Gabriel escuché todo tipo de opiniones a favor y en contra del citado cantante, de cualquier manera yo siempre he tenido formada mi opinión respecto a este personaje, evidentemente no me gusta y no siento la necesidad de justificar mi rechazo a las canciones que para otros son verdaderos himnos, simplemente me parece música vendible pero sin mucha justificación artística, pero no me quiero entretener más en esto, a lo que voy es que entre los comentarios que vi en las redes sociales, encontré uno que decía, palabras más palabras menos lo siguiente: “Muere Juan Gabriel, nace la leyenda, el mejor compositor que ha dado este país”, por Dios, me queda claro que el que no conoce a Dios a cualquier ídolo se le hinca. Qué fea es la ignorancia y que lamentable que siendo mexicano, en lugar de rasgarse las vestiduras de fervor patriótico cada 15 de septiembre, debería preocuparse por conocer la verdadera música de este país: José Pablo Moncayo, Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, Manuel M. Ponce, Blas Galindo, Hernández Moncada, y una lista interminable de verdaderos compositores mexicanos, sí, amigos melómanos, esto también es México.