People are strange when you’re a stranger,
faces look ugly when you’re alone.
Women seem wicked when you’re unwanted,
streets are uneven, when you’re down.
When you’re strange, faces come out of the rain.
When you’re strange, no one remembers your name
When you’re strange.
“People are strange”, The Doors.
José Alvano Pérez Bautista es un nombre que la historia ha olvidado. Haríamos bien en recordarlo, no tanto por el hombre en sí, sino por su símbolo. José Alvano nació en 1987, en una pequeña y humilde comunidad llamada Santa Cecilia, ubicada en una junta auxiliar del municipio de Tochtepec, en Puebla. Fruto de la cultura del esfuerzo, pudo estudiar en la Facultad de Ciencias Químicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en la que se destacó como un estudiante ejemplar. Sus profesores relatan que el muchacho tenía potencial para las ciencias básicas. Según datos del Promep, en esa universidad trabajó en las investigaciones Acoplamiento de un análogo de nucleósido acíclico con n-decino y n-dodecino a través de la reacción de Sonogashira; Síntesis Enantioselectiva de los ácidos cis- y trans-3-aminociclopentanocarboxílicos; y Aplicación versátil de la (S)-N-((S)-1-feniletil) ciclohex-2-enamina en la síntesis de precursores de compuestos de interés biológico. Pérez Bautista se graduó con mucha suficiencia como químico farmacobiólogo, por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), en 2009. Fruto de esa misma cultura del esfuerzo, y gracias a sus talentos en ciencias, ganó una beca para estudiar un posgrado en el prestigioso Instituto de Química Orgánica General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en Madrid, España. En 2011 entró al primer curso del doctorado en Química Orgánica.
Regresemos la historia un lustro. La mañana del martes 16 de agosto de 2011, en Madrid, sucedieron cosas extrañas. Entre éstas, ese día iniciaban los festejos por la Jornada Mundial de la Juventud, programados para terminar hasta el 21 del mismo mes. En este festejo por la Jornada, Madrid tuvo la visita del, entonces papa, Joseph Ratzinger. Para tales efectos, el Estado español había anunciado un gasto de más de 50 millones de euros como patrocinio para la organización de la visita papal. En medio de una crisis económica nacional, distintas asociaciones españolas comenzaron a organizarse para reprochar el gasto público invertido en un evento religioso. Entre las asociaciones manifestantes estaban la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores, la Asociación Europa Laica, la asociación católica laicista Redes Cristianas, y el movimiento ciudadano 15 de Mayo (el 15-M de los Indignados). La protesta no era contra la visita papal, sino contra el hecho de que el Estado la patrocinara.
Ante la repulsa ciudadana por el oneroso gasto -desmedido para un país en números rojos, alto desempleo y crisis migratoria-, la ultraderecha católica comenzó a emitir propaganda contra los manifestantes, tildándolos de Antipapistas, de Jacobinos y de Bolcheviques. En las redes sociales se caldearon los ánimos; en foros de internet, y en comentarios puestos en los sitios de la prensa electrónica, cundieron los insultos y las diatribas, también las francas amenazas. De entre éstas, destacaron las que hacía un furibundo y prolífico usuario identificado como BAGMAN 69, quien en foros (como el del diario electrónico La Voz Libre), atizaba el fuego contra los manifestantes pro laicismo, con comentarios como este, del 9 de agosto de 2011: “Gracias a aquellos que me han enviado mail solicitando reclutarse a mi lucha, les adelanto, tengo disponibles 200 litros ácido clorhídrico y unas 50 botellas de bromuro de bencilo, con esto podemos hacer una buena mezcla asfixiante pero necesito más gente para distribuir contenedores de medio litro entre esas porquerías desechos de vida que se manifestarán en contra de la iglesia, y espero esta noche poder extraer del almacén unos cuantos kilos de gas cloro para esparcirlo en ampolletas de 100 mililitros, ánimo tenemos menos de 8 días para organizarnos. A matar maricones y en nombre de Dios”, y esta otra joya “Ésta es mi lucha. A matar maricones y cualquier aberración antihumana durante sus manifestaciones en contra de la iglesia católica (sic)”. Estos comentarios (y otros varios, hechos por el mismo usuario, en la misma tónica) alertaron a los servicios de inteligencia, quienes previeron un ataque terrorista. La marcha de protesta contra el financiamiento público de la visita papal se programó para la tarde del miércoles 17 de agosto. Con el tiempo en contra (a 8 días de la marcha) los servicios de inteligencia de la Policía Nacional española comenzaron a rastrear al tal BAGMAN 69.
La mañana del martes 16 de agosto de 2011, en Madrid, sucedieron cosas extrañas. Entre éstas -pasado el mediodía- la Policía Nacional, gracias a los trabajos de inteligencia, trabajó en la causa del expediente 147/11, del Juzgado Central de Instrucción Número Dos de la Audiencia Nacional, y lograron la detención de BAGMAN 69. Lo encontraron en un departamento que éste rentaba en la calle Velázquez, en el exclusivo barrio de Salamanca. El departamento era habitado por tres estudiantes: un rumano, un colombiano y el presunto terrorista, quien al momento de su detención usaba una playera negra con serigrafía de Pac-Man. En su habitación (pulcra y ordenada, según refieren las notas periodísticas del momento) le fueron encontrados documentos y enseres que lo acreditaban para trabajar como voluntario de logística en la Jornada Mundial de la Juventud; una máscara antigases; un pequeño altar (con una veladora y la fotografía de Joseph Ratzinger); así como manuales e información relacionada con el intento de atentado, además de información sobre las labores de reclutamiento que había realizado en Internet, en foros y redes sociales de extrema derecha y con vínculos a los sectores católicos más radicales. El presunto terrorista dijo llamarse -así es- José Alvano Pérez Bautista, ser mexicano de 24 años, estar afiliado a la Legión de María (organización apostólica de laicos en la Iglesia Católica, identificada con el ala ultra), ser estudiante del doctorado en Química Orgánica del CSIC, y trabajar en el voluntariado de la JMJ. Fue detenido en la comisaría y centro de detención de Canillas, e investigado a profundidad. El acusado se defendió diciendo que “todo era una broma”.
José Alvano Pérez Bautista, alias BAGMAN 69, salió libre a los tres días, el jueves 18 de agosto de 2011 (sí, justo hoy, hace 5 años), luego de que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu le hubiera dejado en libertad con medidas cautelares, imputado por el delito de amenazas, y por propagar “un discurso de odio y desprecio” contra los homosexuales y los defensores del estado laico. Entre tanto, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México informó que “la Embajada de México en España y su Sección Consular darán seguimiento puntual al caso José Alvano Pérez Bautista, a fin de vigilar que tenga, en todo momento, el debido proceso frente a los delitos que le imputa el gobierno español”, mientras que -en declaraciones de prensa- el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, simplemente se deslindó diciendo que el caso lo atendía la Federación.
Actualmente en internet no hay mucha información sobre Pérez Bautista, como si su caso hubiese caído en el olvido. Sí la hay sobre las notas periodísticas de su detención. Quise tejer esta historia como un recordatorio de que la ortodoxia y el dogmatismo son algo más serio que “una broma”, que la colusión entre la Iglesia y el Estado es violenta y perniciosa, y que es un prejuicio el hecho de que los dogmas sean defendidos por gente a la que se le pudiera tildar ignorante. Esta anécdota sucedió hace un lustro, pero la base social movida hacia el radicalismo clerical no ha retrocedido, sino que se ha fortalecido. ¿Actualmente los fanáticos religiosos (y también los antirreligiosos radicales) son “sujetos de interés” para los cuerpos de inteligencia? Es una pregunta retórica, cuando la propia autoridad es quien vulnera la laicidad del Estado. Esperemos que esta omisión no nos impida anticipar una escalada de violencia por motivos religiosos, como la que pudo suceder hace cinco años en Madrid, cuando sucedieron cosas extrañas.
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