Las malas noticias no dejan de producirse. Y digo lo anterior debido a que en los últimos días considerábamos que de llegar Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos sería desastroso para nuestra economía, por su amenaza de que cancelaría todos los tratados comerciales y que construiría un muro que deberíamos pagar los mexicanos, y con una percepción del ahora candidato de que la mayor parte de los males de ese país son provocados por el nuestro.
Por ello estábamos haciendo votos para que ganara Hillary Clinton, pues suponíamos que es más moderada y que llevaría a cabo los compromisos que se tienen actualmente en materia comercial, pero no terminamos de sorprendernos cuando la señora Clinton ha dicho que de llegar a la presidencia lo primero que haría sería no entrar al Acuerdo Trans-Pacífico TPP (sus siglas en inglés), y que nombraría a un fiscal especial que vigilaría a los países que tienen acuerdos con Norteamérica, para en cuanto se viera alguna ventaja de alguno de ellos, se procedería a sancionar con aranceles especiales las mercancías que se venden a ese país. Esto a pesar de que ya existen paneles de expertos en los que participan todos los países para determinar cuándo hay alguna violación a esos acuerdos.
Esto es un movimiento de la señora Clinton, hacia la posición de Trump, aduciendo que todo lo que provoque desempleo o bajos salarios en su país será perseguido y sancionado; esto se ve como una posición unilateral y muy sui géneris, pues ellos determinarían quién está violando algún acuerdo sin permitir a la otra parte defenderse.
Lo anterior viene a empeorar la situación, ya que la desaceleración de la economía norteamericana ha provocado que nuestras exportaciones, sobre todo en automotores, hayan bajado. Esto empeorado con la determinación de jueces que han otorgado amparos en contra de las disposiciones de la Secretaría de Hacienda, mediante los cuales se frenaban las importaciones de vehículos usados que invaden el país, y ahora se ha vuelto a activar este tipo de comercio y está afectando el mercado interno en ese rubro.
La contracción del mercado interno y la caída en la liquidez de las empresas están dando un giro al movimiento comercial y de servicios, y de paso a la industria, al no desplazar sus productos.
Ya el alza de los combustibles y la energía eléctrica había golpeado los ingresos de los consumidores, y ahora está afectando los costos de operación, sobre todo de los pequeños y medianos comercios; y con el riesgo de que los bloqueos a carreteras y a las zonas comerciales, se extienda de los estados del sureste a otras partes de la república. Los daños cuantificados a la fecha nos dicen que ya son más de cinco mil millones de pesos, lo cual esas economías estatales tardaran muchos años en recuperarse.
El aumento en los intereses de las tarjetas de crédito también está afectando a la economía doméstica de los tarjetahabientes, y esto es quizá un fenómeno que no es muy visible, pero afecta de una manera importante a la economía en general.
Los anteriores son algunos casos que causarán más presión en nuestra economía, en el corto plazo; a ello hay que sumarle el valor del dólar frente a nuestro peso, que cada día se devalúa más.