Rendirán homenaje a Juan Gabriel en Bellas Artes - LJA Aguascalientes
24/11/2024

El Palacio de Bellas Arte abrirá sus puertas para rendir un homenaje a Juan Gabriel, quien falleciera este domingo en Santa Mónica, California, a los 66 años.

En más de cuatro décadas de trayectoria, compuso más de mil 500 canciones interpretadas por artistas como Marc Anthony, Raúl Di Blasio, Ana Gabriel, Angélica María y Lucía Méndez. Produjo para más de 50 artistas que incluyen a Paul Anka, Lola Beltrán y Lucha Villa y lanzó más de 30 discos.

De origen humilde, Juan Gabriel, cuyo verdadero nombre era Alberto Aguilera Valadez, nació en Parácuaro, Michoacán, el 7 de enero de 1950. El menor de diez hermanos, era hijo del arriero Gabriel Aguilera Rodríguez y la campesina Victoria Valadez Rojas.

En 1965 debutó en el programa “Noches rancheras” bajo el nombre de Adán Luna, interpretando “María la bandida”. Luego cantó en el cabaret “Noa Noa”, de donde se inspiró para hacer la que fue quizá su canción más característica, “El Noa Noa”.

Al probar su suerte en la capital no tuvo otra opción que dormir en sitios como la estación de ferrocarriles o la Alameda y la Villa de Guadalupe de la Ciudad de México. En ese periodo fue acusado de robo y fue encarcelado en la sombría prisión de Lecumberri, lo cual quedó plasmado en la película de 1982 “Es mi vida”, escrita y dirigida por Gonzalo Martínez Ortega y en la que Juan Gabriel actuó como él mismo.

El Divo de Juárez se alejaba de los convencionalismos de un simple concierto. En su lugar, se alzaba como el “showman” capaz de rebasar hasta tres horas continuas de espectáculo en los que cantaba baladas, rancheras y hasta música de mariachi, todo ello acompañado de atuendos estrafalarios que llegaron a incluir turbantes en tonos metálicos, entallados chalecos y su propia versión del traje de mariachi: elaborado en vinil de tono rosa con botas del mismo color.

También destacaba su manera efusiva de bailar, que le llegó a ocasionar un accidente. Durante una presentación en Houston, dio un paso en falso que le hizo perder el equilibrio y cayó del escenario de casi dos metros de altura. El suceso, que le ocasionó una fractura en la muñeca, fue ampliamente difundido por cadenas de televisión y redes sociales y hasta la fecha es una referencia de programas cómicos y de espectáculos que recopilan las caídas más famosas de las celebridades.

Incluso llegó a ser laureado por el cronista Carlos Monsiváis y rompió esquemas en 1990 al presentarse tres noches seguidas en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, reservado generalmente para ópera y ballet, pese a ser un músico popular. Esos conciertos fueron a beneficio de la Orquesta Sinfónica Nacional y se convirtieron en una de sus presentaciones más celebradas. Su disco Juan Gabriel en vivo desde el Palacio de Bellas Artes estableció récords de ventas y también se lanzó en video, algo inusual para los artistas de la época. En 2013 repitió la hazaña al cumplir 40 años de trayectoria con otro concierto en el palacio que quedó plasmado en el disco Mis 40 en Bellas Artes de 2014.

En la última década Juan Gabriel tuvo problemas con el fisco por deudas millonarias en México y Estados Unidos y también se le relacionó con el Cártel de Cali cuando Fernando Rodríguez, hijo del narco colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela, señaló en su libro El hijo del ajedrecista, que el Divo de Juárez había amenizado una fiesta para sus jefes.


En febrero del 2012, concedió una entrevista a Juan José Olivares, publicada en La Jornada, en ella Juan Gabriel habló sobre la fuente de inspiración para componer canciones: “Todas las personas que me dieron de comer, que me quitaron el hambre, me inspiraron a componer. Me contaban sus historias y yo no tenía otra manera de consolarlos más que con una pieza musical, y así fui aprendiendo. Con mis canciones no resolvían sus problemas, pero sí les creaba un momento de desahogo. Lloraban y me tenían más cariño y así crecí… Ojalá hubiera una escuela para aprender a no derramar tantas lágrimas. Por eso, la música es una manera de comunicarme con los míos, de agradecer que soy parte de cada persona que ha contribuido a mi realización”.

Carlos Monsiváis, en Escenas de pudor y liviandad, definió a Juan Gabriel como una institución nacional por haber triunfado siendo “distinto” en un mundo masculinizado: “En el encono contra Juan Gabriel actúa el odio a lo distinto, a lo prohibido por la ética judeo-cristiana, pero también se manifiesta el rencor por el éxito de quien, en otra generación, bajo otra moral social, hubiese sido un paria, un invisible socialmente.”

Ahí mismo, equiparó a Juan Gabriel con el poeta Salvador Novo: “Toda proporción guardada, el caso de Juan Gabriel es semejante al del escritor Salvador Novo. A los dos, una sociedad los eligió para encumbrarlos a través del linchamiento verbal y la admiración. Las víctimas consagradas. Los marginados en el centro. Ante el acoso, Novo se defendió con el uso magistral de la ironía y la creación del ubicuo personaje irónico también llamado Salvador Novo; Juan Gabriel con el sentimentalismo de doble filo y la fabricación de un gusto popular”.

Con información de Agencias y La Jornada


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