Las pensiones en México es la parte más delgada del hilo que sostiene la economía, es una bomba de tiempo, pero una bomba atómica que puede estallar mientras no se haga una reforma de fondo.
Analistas han referido que durante el primer cuatrimestre del año, las pensiones del IMSS y del Issste alcanzaron los 160 mil millones de pesos, lo que representó el 67% de su gasto programable. En contrapartida, solo se destinó para la atención de los servicios, y apenas el 32.7 por ciento de ese gasto programable lo destinan para el pago de salarios, medicamentos e infraestructura.
Para darnos una idea más clara de lo que está sucediendo con las dos instituciones de seguridad social más grandes del país. Hace 20 años, el IMSS y el Issste ejercían 42.4% de su gasto en pago al personal médico, 17.5% en gastos operativos y medicamentos, y 4.9% en inversión; hoy día, dichas proporciones son 25%, 7% y 0.7%, respectivamente.
Con este enorme pasivo laboral, de continuar las cosas como están ahora, no habrá fondo público que alcance a sostener el enorme pasivo laboral que tienen, y por el contrario, será sin duda el principal dolor de cabeza que en materia económica padezcamos los mexicanos, (como si no tuviéramos problemas económicos que resolver).
Expertos consideran que la trayectoria al alza del gasto en pensiones es problemática, han urgido a una reforma a los sistemas de pensiones de modo que se solucione de fondo la presión que ejercen sobre el gasto público.
La inacción es el peor escenario que tenemos, hay que actuar ya porque este gasto es como una gangrena que va a seguir aumentando el costo del problema. Entre más nos demoremos, más difícil será de consensuar la reforma, más grave de explicar y más costosa financieramente para todos, advirtió Pedro Vásquez Colmenares, director de Marpex Consultores.
La semana pasada advirtió además que “con ese gasto creciente, toda la sociedad pierde porque implica menor gasto para los servicios de salud a la sociedad y en general para las políticas públicas, incluso se corre el riesgo de que mañana se cierre la ventanilla de los organismos y digan que no se pagan las pensiones porque no hay dinero”.
La cifra oficial disponible señala que el pasivo laboral del IMSS y del Issste es de 8 billones de pesos, lo que representa en términos absolutos el 42.3% del PIB a valores actuales. Este valor asciende a 21 billones de pesos o 125% del PIB, cuando se agregan los pasivos de Pemex, CFE y de los sistemas de pensiones de estados y municipios, incluyendo universidades públicas, según estimaciones de Pedro Vásquez Colmenares, experto en el tema.
Desde una perspectiva sindical, es un tema que preocupa a los trabajadores mexicanos dado que se llevan poco más de dos décadas apostándole a un sistema de pensiones para que ahora nos digan que no funcionó y que nuestro dinero se esfumó. Ese es un riesgo latente al que deben entrarle ya los partidos y legisladores, sin ambigüedades y sin demagogias.
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