Cuando la mayoría de los ciudadanos comunes piensan en el gobierno viene a su mente corrupción e impunidad. Sabe de los excesos que los funcionarios públicos disfrutan con cargo al erario, viajes en vuelos de primera clase, comidas en restaurantes elegantes, vehículos a su entera disposición, vales de gasolina, utilización de recursos materiales y logísticos gubernamentales para su uso privado, teléfonos celulares, autos blindados, solo por mencionar algunos ejemplos.
Si volteamos a ver los sueldos de quienes trabajan para el pueblo podremos encontrar que el gobernador de Aguascalientes tiene un salario nominal de poco más de 55 mil pesos, no parece mucho ¿verdad? Pero eso hay que sumarle una “compensación” de 41 mil pesos, “prestación” de 68 mil 865 pesos, una “prestación 2” por 1,428 pesos y un complemento de compensación por 14 mil 338 pesos; ahora restemos 59 mil 812 pesos de impuesto sobre la renta y aportaciones al Isssspea para quedar un sueldo neto de 120 mil 931 pesos mensuales; mientras un auxiliar de servicios generales percibe un sueldo mensual de 5 mil 977 pesos.
Cada cambio de administración es motivo para cambiar la imagen institucional ayudando a promocionar la imagen personal de la cabeza de gobierno, seguramente con aras de brincar a otro puesto público.
Año tras año en los presupuestos de egresos se destinan cientos de millones de pesos para la difusión de la imagen e información gubernamental que son entregados a discreción a despachos de manejo de imagen pública y medios masivos de comunicación, que van desde los pequeños portales electrónicos noticiosos con igualas mensuales de 5 mil pesos hasta contratos millonarios de las corporaciones que cuentan con concesiones de radio y periódicos impresos y en línea, como es el caso de la familia Morales en Aguascalientes.
Diputados que representan al pueblo pero que no viven como su representados, además de su sueldo tienen a su disposición automóviles, teléfonos celulares, tabletas, asesores, choferes y un recurso destinado a “gestión social” que reparten a su albedrío, comida que les es servida durante las sesiones de pleno legislativo, servicio de cafetería y demás privilegios que les da la charola.
La situación real, esa de la que no se dan cuenta los políticos (o si se dan se hacen patos) es que el país no está en condiciones de seguir manteniendo esos excesos que son reflejo de la gran desigualdad entre gobernantes y gobernados; el país necesita de gobiernos más humanos y sensibles, que alienten a la vida democrática en lo político, económico y social; situación que solo puede lograrse con gobiernos honestos, transparentes en su actuar y sin derroches.
La estructura de la administración pública está pensada en que sea funcional a los ciudadanos sin embargo en la práctica solo sirve a los propios burócratas que muchas de las veces dejan al ciudadano de lado.
Debería ser prioritario para los legisladores tanto locales como federales el empezar a trabajar en leyes que limiten el uso de los recursos públicos en verdaderas necesidades para llevar a cabo la cosa pública alejada de la superficialidad; como ya se ha hecho en Jalisco con la ley de austeridad y ahorro o con la iniciativa de Morena en la cámara de diputados federal.
Es importante que la sociedad por medio de las organizaciones no gubernamentales exija a sus representantes populares a legislar en términos de tener presupuestos austeros, tal y como sucedió con el 3de3.
El contar con presupuestos austeros elimina vicios que derivan en corruptelas y alienta los ahorros en las dependencias públicas que pueden ser utilizados en actividades que aumenten el desarrollo económico como es el destinar más recursos para apoyo a emprendedores, investigación y modernización de la industria; así como contribuir con actividades que permitan reconstruir el tejido social invirtiendo en educación y su infraestructura, en programas para la activación física y la promoción de la cultura.
Es hora de terminar con el vicio de tener gobiernos ricos con pueblos pobres.
@aguileralespron