Marciano y Felipe lo escribieron así en aquella emblemática pieza musical ochentera conocida como “Guitarras Blancas” de la corriente denominada rock en tu idioma; no querían estar en lugares paradisíacos ni estaban bajando la guardia ni escapando de la realidad, simplemente querían bailar. Y eso es lo que muchos de nosotros queremos en este momento, déjenos bailar, sin escapismos pero salir de este espiral en el que caemos y nos lleva a sentir molestia donde antes no había dolor. Necesitamos recuperar la confianza entre nosotros, no agredirnos, restaurar eso que llaman tejido social, a construir y no destruir.
El martes por la noche cuando me encontré con once nóveles estudiantes de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, al verlos de frente a los ojos me pregunté ¿Cómo hacerle para que la emoción y el entusiasmo por estudiar esta carrera no se les baje? Sobre todo cuando nuestra aldea global está llena de baches como los que adornan elegantemente el tercer anillo del municipio capital de la tierra de la gente buena. Sin mucho espacio para poder maniobrar les expliqué que una de las vías que tenían para manifestar su sentir era esta, la escritura, que a través de ella podía sacar muchas de las cosas que les impide bailar. Empaparlos en el contexto, pero cómo explicarles que las personas se equivocan y que los errores por pequeños que sean se pagan caros. Pongo como ejemplo la nueva investigación de la periodista Carmen Aristegui donde evidencia el plagio en el que incurrió Enrique Peña al escribir su tesis de licenciatura. Acostumbrada a tirar a matar como en el caso HIGA y con toda la fuerza de su pluma fulminante, esta nueva entrega golpea en lo más blando del esqueleto del presidente. A estos chicos les comenté lo importantes y poderosos que pueden llegar a ser, así como Carmen que parece más agente de la CIA que reportera, si viviéramos bajo el régimen de Díaz Ordaz ya la hubieran acusado de comunista y atentado contra su vida; bien, sin duda, por los pantalones que tiene nuestra periodista estrella pero ¿y luego? Mis once padawanes más el resto del país ya se enteraron lo que hizo el jefazo en sus tiempos de estudiante y luego, no va a perder su chamba, no vamos a tener nuevo presidente de medio sexenio, las cosas no van a cambiar y por lo quemado que está don Enrique pudiéramos decir que otra raya más al tigre ni se nota.
Bueno, y a todas éstas, la culpa no solo es de él, qué, a poco nadie lo asesoró, se fue por la libre en el seminario de titulación y después los sinodales no revisaron la tesis antes de la réplica oral, pudo ser, vivimos en el país del realismo mágico, o bien comenzó sus pininos en la técnica del soborno. Fue asesorado por el actual magistrado del Poder Judicial de la Ciudad de México, el doctor en derecho Eduardo Alfonso Guerrero Martínez, no sería prudente ir con el asesor y preguntarle: oiga, doctor, ¿qué no se dio cuenta que el joven Peña estaba ausente en las citas de autores, o de plano pensó usted que escribía así de bonito? Se imagina, de pronto los reflectores van a voltear hacia su alma mater la Universidad Panamericana y en lugar de sentirse orgullosos de tener un egresado que porta la banda presidencial en los eventos cívicos estará pensando tener más cuidado al reclutar a sus asesores de tesis.
Como sea, la investigación se hizo, ahora todo México sabe de la nueva desgracia del presidente, pero insisto, ¿qué sigue?, vamos aplicando la terapia de los dos minutos de odio como en la novela 1984 de George Orwell para por lo menos hacer catarsis y regresar a la rutina un poco más relajados. ¿Qué espera Carmen que pase con todo esto?, no lo van a destituir de su cargo, no habrá juicio político, no existe consecuencia alguna para la figura presidencial, el que hayan bajado sus votos de credibilidad lo único que pone en riesgo es que para 2018 no repita el tricolor en Los Pinos y eso quién sabe, el proceso electoral es un ejemplo de talla mundial para todas aquellas dictaduras que quieren seguir al frente de sus naciones.
La investigación de Carmen identifica 51 citas incorrectas y 18 citas robadas a lo largo del documento que lo avala como licenciado en derecho, yo me pregunto, ¿eso es más relevante que los 57 mil asesinatos que se han perpetrado en lo que va del sexenio?, la misma Carmen lo reportó.
Si es o no licenciado en derecho, si el asesor omitió las fallas en el trabajo, si la Universidad Panamericana se deslinda de la omisión académica al no revisar a fondo el proyecto de investigación, eso es lo de menos, cuántos licenciados conoce usted que no lo son, cuantos ingeniero identifica en el mismo caso y están ejerciendo con cierto decoro, bueno este no es el caso verdad pero aun así, desde mi óptica comienzo a dudar de la postura de Carmen y la veracidad de su trabajo, a mí más que una de ocho columnas me parece una nota de esas que le llaman cortina de humo a aquellas que distraen la atención de lo verdaderamente importante. ¿Para qué sacó la investigación ahora y no cuando Enrique Peña era gobernador del Estado de México?, o ¿por qué no ventilarla cuando estaba en campaña?, no me diga que el repudio de Carmen hacia el ahora presidente de la República no era tan intenso en aquellos años.
Por favor, déjenos bailar, es decir, dejen que hagamos nuestra chamba lo mejor posible, no capten la atención con notas como esta o como la que saca Proceso donde dice que Televisa no hace presidentes, son hechos tan obvios, tan de México que no necesitamos verlos ventilados en los medios para saber que así son las cosas. Tenemos lo que nos merecemos, somos producto de las decisiones mal tomadas, hasta que no se corrija el rumbo de la sociedad y se restaure ese famosos tejido social, hasta entonces las cosas van a cambiar, no espere la nueva investigación que prepara Carmen Aristegui para enfurecerse y mentar madres contra el gobierno, ni siquiera sabemos de qué lado están las escopetas y los patos.
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